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Uruguay bien, Paraguay Justo (Villar)

BUENOS AIRES -- Esta 43ª edición de la Copa América ya tiene a sus finalistas.

Uruguay y Paraguay, dos de los 4 candidatos, jugarán el cotejo decisivo el próximo domingo 24 de julio en el Estadio Monumental, en Buenos Aires.

Los favoritos pudieron con Perú y Venezuela, que el sábado 23, en el Estadio Único de La Plata , dirimirán el tercer y cuarto puesto.

Las semifinales no se parecieron en nada. Veamos las razones.

CELESTE CLARITO
Sí, Uruguay ganó claramente. Podríamos decir que lo hizo con autoridad. Aprovechando los momentos exactos para golpear, dejando claro que sus individualidades son "pesadas".

Allí estuvieron las causas. Porque en el desarrollo, el encuentro fue parejo.

Dos llegadas por lado en el primer tiempo, mucha fricción, poco para ver.

Tabárez y Markarián se conocen mucho. Se notó demasiado en esa primera etapa.

Nadie regalaba un metro, todos "metían" con ganas. Hasta ahí, era empate clavado.

Pero llegó el complemento, y allí Uruguay "cocinó" su pasaje a la final en apenas 12 minutos.

Forlán probó de lejos, de zurda, el arquero Fernández dio rebote, y Luis Suárez, sin mucho ángulo, mandó el rebote a la red demostrando lo oportuno y certero que es.

Enseguida nomás, Alvaro Pereira, después de tirar una pared con Forlán, metió una asistencia formidable para Luis Suárez. Y el del Liverpool inglés no dudó. Gambeteó al arquero, tocó suave, y a gritar.

Tan simple como lo hacen los buenos equipos.

2-0 y cuestión resuelta. Más aún cuando Vargas se hizo expulsar por un codazo a Coates.

Perú igualmente no se entregó y buscó el descuento, que pudo haber llegado. Dignísimo papel para un fútbol que vuelve a vivir.

Para cerrar este choque, dos párrafos especiales.

Uno para Diego Forlán. Quien fue premiado en Sudáfrica 2010 como el mejor jugador de esa Copa del Mundo (con total justicia para este periodista). El hombre que en esta Copa América se convirtió en el de más presencias en la historia de la selección celeste es un referente gigantesco. De esos que se cargan el equipo al hombro en las difíciles. Asume ese rol, toma la responsabilidad. Y es "grande" en el momento y lugar indicado.

El otro, para Luis Suárez. Y aquí debo citar a mi colega y amigo de ESPN Rubén Fernández, quien hace años me muestra sus goles diciéndome: "Este pibe es implacable". Tiene razón. Suárez es tremendo. Hace goles, juega, lucha, molesta en la salida, forcejea en cada jugada, desgasta. Completito.

DIOS ES JUSTO (VILLAR)
Dijimos en la columna anterior que el gran mérito de Paraguay para sacar del certamen a Brasil había sido contar con una actuación individual excepcional de su arquero Justo Villar.

Venezuela no está en la final por la misma causa. Por Villar, y habría que sumar también a los postes de su arco que lo ayudaron bastante.

La segunda semifinal disputada en Mendoza tuvo dos partidos en uno.

Primero el de los 90 minutos, parejo, trabado, mal jugado.

Con 3 llegadas por bando que no le alcanzaron a ninguno para marcar diferencias.

El 0-0 era hasta allí la síntesis perfecta de lo que se había visto.

Pero el tiempo suplementario traería lo mejor.

Venezuela le caminó por encima a un Paraguay sin piernas (debilidad que se agrandó con la expulsión de Santana).

Le generó 5 chances claras (dos pegaron en el mismo poste derecho de Villar) en esos 30 minutos extras.

Y mereció el boleto a la final.

Por este partido, y por lo hecho a lo largo del certamen, La Vinotinto debió llegar a la máxima cita ante Uruguay (fueron los dos seleccionados que más puntos sacaron, 9).

El 0-0 (y el 3-5 en los penales) le cerraron la puerta.

Paraguay, con 5 empates, está a un paso de la gloria. Hasta podrá ser campeón sin ganar.

¿Justo? Justo Villar, sí, esa es la causa.

Se está por terminar la Copa América. Quedan apenas dos encuentros.

La gran final entre charrúas y guaraníes será el plato fuerte.

Pero este partido por el tercer puesto tendrá una importancia especial ya que tanto Perú como Venezuela querrán subirse al podio.

Lo mejor de lo mejor, entonces, está por venir.