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Todo sobre Uruguay

BUENOS AIRES -- Todavía contagiado por el fervor del grupete de uruguayos que festejaban el título en el Obelisco de la ciudad, saltando como si fueran argentinos de otras épocas gloriosas, sintiéndose tal vez, ¿por qué, no?, argentinos que han ganado varias veces copas mundiales, escribo esta nota, felicitando hondamente al campeón Uruguay y a todos los queridos hermanos uruguayos. Volviendo a lo puramente deportivo, tengo un par de cosas para decir.

Obligado también por mis miles de fans uruguayos que, ansiosos, desean que escriba mi última columna sobre la Copa América y sobre el campeón. La verdad, no lo hice antes porque no tuve tiempo. A veces, no tengo tiempo para enormes minucias.

Uruguay dio una demostración de cómo se debe jugar al fútbol en tiempos modernos. Y hay mucha tela para bordar sobre este viejo tema futbolero.

Desde que comencé a escribir mis crónicas atolondradas sobre Uruguay y otros equipos de la copa, surgió una irrefrenable polémica que divide aguas y es un tema apasionante para debatir. "¿Qué es jugar bien? ¿Sirve ganar a cualquier costa? ¿El fútbol moderno no es demasiado aburrido?".

Ojo, ojito, ojazo, quiero aclarar que Uruguay jugó sus dos últimos partidos dando cátedra, mejorando muchísimo su rendimiento inicial. Recordemos, contra Argentina jugó muy a la defensiva y la figura no fue Suarez, ni Forlán, sino Muslera. Contra Chile también fue superado. Pero su chapa de campeón hizo que, en el fondo, los pasara como un tren a todos, ya lo dije antes: Uruguay para mí es poesía pura. Y este es un halago muy alto, viniendo de semejante poeta latinoamericano. También es cierto que un verdadero campeón gana en las buenas y las malas paradas, Uruguay demostró eso.

Podrá jugar bien, podrá jugar mal, podrá ser mezquino a veces, muy aferrado a su estilo de juego que lo vuelve predecible, pero Uruguay es, por mucho, el mejor de todos. Y no solo por Suarez y Forlán, sino porque es un excelente equipo.

Lo cual no implica que sea el más interesante o el más atractivo. Es el mejor, es el Rey en un mundo moderno de fútbol ultramoderno.

Nunca me dejé llevar por los exitismos, jamás dejé que el resultado me bloqueara la visión sobre el juego.

Humildemente pienso que Uruguay comenzó de menor a mayor (igual que Argentina) y explotó en el último partido donde sí, pudimos ver un equipo uruguayo distinto, goleador y ahora recién sí, prometedor de nuevas formas y técnicas.

Aunque debo confesar que hubo una actitud del campeón, en el segundo tiempo, que ganando dos a cero, se dejó llevar por Paraguay quien herido y sin ideas iba como un auto descompuesto. Y estrelló dos disparos en los postes que pudieron cambiar la historia.

¿Qué voy a decir? Que Uruguay es el campeón inobjetable, y lo es más allá de las palabras. Aún así, me quedó un gusto amargo en esta Copa, una preocupación que no puedo ocultar y debo confesar a mis rabiosos fans que, crónica tras crónica, me escriben: hay que estar muy preocupados por el nivel del fútbol sudamericano actual.

Me siento contento porque al final Forlán pudo hacer dos goles en el momento mas importante lo cual deja bien en claro la clase de jugador magistral que es el delantero charrúa.

Para terminar de explayar mis hondas felicitaciones a todos los lectores uruguayos quiero hacer una aclaración: jamás es mi intención maltratar a ningún futbolista sea del país que sea, soy admirador de la gran mayoría. Me gusta William Cheroque pero también me gusta, por ejemplo, Alexis Sánchez y el buldog Medel.

Quizás un poco ironizados, mis comentarios a veces son de un determinado color.

Quiero mandarle una felicitación especial a mis admirados hermanos uruguayos, Diego Recoba de la editorial cartonera La Propia, recomiendo a los fans de mis notas que compren los libros.

A Dani Umpi, excelente músico uruguayo.

Y a la familia uruguaya, desconocida que me interceptó el domingo, en la cola de la obra de teatro de Aníbal Pachano, y me dijo: "Viste, Cucu, salimos campeones, somos los mejores".

Con las caras pintadas y las banderas uruguayas atadas del cuello, me obligaron a salir de la cola y a invitarlos a tomar una cerveza en el barcito de al lado de la pizzería Guerrín, a brindar por su alegría. Nos tomamos siete cervezas que pagué yo.

Felicitaciones a todos los hinchas uruguayos.