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Tristeza costeña

CARTAGENA (Enviado especial) -- Desilusión. Esa es la principal sensación del pueblo colombiano, y sobre todo de Cartagena, en estos momentos. La Selección sub 20 que soñaba con dar la vuelta olímpica en casa quedó eliminada mucho antes de los esperado y la ciudad heroica vivió una noche de sábado muy triste.

Después de la sorpresiva derrota de Argentina ante Portugal, todos los hinchas locales quedaron pendientes de lo que sucedería en el Campín de Bogotá. El equipo local, que había ganado todos sus partidos hasta estos cuartos de final se enfrentaba con un rival duro pero ganable. México imponía respeto pero no temor. Sin embargo, el fútbol tenía guardado un batacazo y el Tri fue muy superior a los anfitriones y se metió entre los mejores cuatro del torneo.

"Este partido está ganado", "ya estamos en las semis" y "ahora que vengan España o Brasil" fueron las frases más escuchadas en la previa del duelo bogotano. En la Ciudad heroica los cartageneros estaban más que confiados en su equipo y el sueño de volver a las semis de un Mundial sub 20 después de ocho años era muy posible. Un plantel sólido, con varios meses de práctica y muchos jugadores de gran nivel eran las razones de esa confianza.

En la sala de prensa del estadio Jaime Morón León se juntaron periodistas con voluntarios y policías, todos con la misma expectativa. "Ya perdió Argentina, ahora tenemos que ganar nosotros", dijo un joven costeño que tiene una edad similar a la de sus ídolos. La victoria de Portugal ante los odiados albicelestes era la primera parte del día feliz. Todavía faltaba la más importante.

Los ecos de los penales todavía retumbaban en las entrañas del estadio del barrio Olaya Herrera cuando comenzó el juego en la capital de la nación. Muchos de los voluntarios todavía estaban en sus tares y otros no pudieron evitar acercarse al televisor. Con el correr de los minutos, cada vez más gente se reunió en la sala de periodistas para disfrutar del segungo duelo de cuartos de final.

La primera reacción fue a los 36 minutos. Tras un centro al área colombiana se hizo un silencio y cuando el árbitro cobró penal la reacción fue inmediata: ¡noooo! dijeron decenas de voces con acento costeño. México se ponía arriba en el marcador, algo que no estaba en las pesadillas ni del más pesimista simpatizante cafetero. Y en las de estos jóvenes voluntarios que le pusieron el cuerpo a la organización de la Copa del Mundo y ahora veían como su Selección sufría.

El primer tiempo del equipo de Eduardo Lara no fue tan malo, pero a medida que pasaban los minutos, la resignación se fue apoderando de todos. "El equipo está nervioso, si no se serenan será imposible", fue el certero análisis de un periodista que lo veía con el profesionalismo de su empleo pero también con la pasión de un hincha.

En el inicio del complemento llegó la única explosión de júbilo de la noche. Duván Zapata sacó un remate desde larga distancia que parecía inofensivo, pero el arquero mexicano José Rodríguez se equivocó y dejó pasar el balón. Era el empate deseado, era el regreso de la esperanza. El gol fue como inyección de optimismo en todos los presentes. Sentían que no todo estaba perdido y que era posible dar vuelta la historia.

Pero Colombia no estaba en su día. Jamás llegó la serenidad necesaria y después del segundo tanto del Tri, ya no hubo más nada que hacer. "Estamos muy mal", llegó a decir un policía que no dejó de sufrir desde el inicio hasta el final del encuentro. "Esto es lo peor que le podía pasar al campeonato", afirmó un periodista que esperaba ver al Seleccionado anfitrión entre los cuatro mejores.

Después del final del partido, el silencio se apoderó del estadio y bullicio se trasladó a la esquina de la avenida Pedro de Heredia, a metros del Jaime Morón León. Más de un centenar de personas que se había juntado a disfrutar de una victoria debió retirarse con la cabeza gacha. Los insultos y la bronca no se hicieron esperar y la multitud expresó su enojo y, sobre todo, su tristeza.

En cada rincón de la ciudad los miles de hinchas que esperaban la clasificación quedaron silenciados por la derrota. Cartagena, como todo Colombia, recibió un golpe inesperado. Porque el gran objetivo era dar la primera vuelta olímpica oficial en un torneo FIFA. No se pudo y, como dijo un hincha resignado, "Si no salimos campeones ahora, no lo haremos más".

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