<
>

México perdonó y perdió su chance

México desaprovechó sus oportunidades Mexsport

PEREIRA -- Cuando Edson Rivera falló un mano mano sólo ante la humanidad del arquero brasileño Gabriel, dos posibilidades se abrieron en el camino del partido. Como aquello del "jardín de los senderos que se bifurcan", habían dos probables desenlaces: que ese gran acercamiento de México fuera sólo una muestra de lo que iba a venir o que se convirtiera en el comienzo del fin. En la certeza de que era en ese instante o nunca.

Finalmente, se sabe, sucedió esto último. El Seleccionado sub 20 mexicano, que había superado a su rival en gran parte del encuentro no pudo definirlo cuando tuvo la ocasión y deberá conformarse con ir en busca del tercer puesto en este Mundial sub 20.

Antes de la semifinal, el plantel azteca estaba convencido de poder dar el batacazo frente al gran candidato. Casi todos usaron el verbo "ganar" para referirse al futuro inmediato. Y salieron con ese espíritu. Salvo en el inicio del juego, cuando el propio peso ofensivo del Scratch pudo más que las salidas rápidas mexicanas. Luego, hasta el gol, el trámite fue parejo o incluso favorable a los norteamericanos.

Lograron sacarle la pelota y hasta sacar del partido a Phillipe Coutinho, el gran armador brasileño. Su juego era inútil debido a la ferrea marca escalonada y por eso Ney Franco optó por incluir a Dudú, el ídolo del público pereirano. Coutinho es un jugador fuera de serie, pero a medida que pasaron los minutos, México entendió como neutralizarlo. Hasta eso hizo bien el conjunto dirigido por Chávez.

Pero, como reza el lugar común, "quien no marca goles en el arco rival, sufre en el propio". Esa figura encaja a la perfección en esta semi mundialista disputada en el estadio Hernán Ramírez Villegas. El Tri tuvo todo para ganar en el segundo tiempo, pero fue impreciso y luego sufrió la furia verdeamarelha.

Minutos después de aquella acción clarísima, Ulises Dávila volvió a fallar. La defensa brasileña era una invitación para los veloces delanteros mexicanos, que muchas veces se toparon con la figura del arquero Gabriel -gran actuación pese a jugar parte del choque con el ojo muy inflamado- y otras sufrieron su apresuramiento e indecisión.

Será el momento de empezar a pensar en el partido por el tercer puesto frente a Francia. La soñada final quedó lejos pese a que se jugará minutos después del choque por el bronce. Ese juego es muy importante para un Seleccionado que llegó a Colombia sin grandes expectativas y, con un equipo serio, logró eliminar al anfitrión y le hizo fuerza al favorito de todos.

Favorito de todos porque México jugó como visitante. Los colombianos que colmaron el estadio de Pereira vivaron cada intervención de los ídolos brasileños y se pusieron en contra del Tri. Sólo unos pocos mexicanos en la tribuna cabecera calentaron el ambiente marcado por una temperatura ideal y por la ola en las gradas.

Para hacer una especie de balance parcial, lo del cuadro dirigido por Chávez en este certamen ha sido bueno. Mostró una idea de juego, emparentada con el orden defensivo y la rapidez en ataque. En esos preceptos se apoyó el sueño mexicano hasta que Brasil se transformó en Brasil por sólo un rato.

Sí, Brasil fue Brasil sólo un rato, tras el primer tanto de Henrique. Pero eso alcanzó.Porque la Canarinha se salvó gracias a la ineficacia de los atacantes adversarios y luego mostró la suya, indicutible, impresionante. México perdió la posesión, pero los números importan nada, porque con el balón fue más inteligente que el cuadro de Franco. Llegó con más claridad y si no ganó fue por la falta de contundencia. Sí, otra vez esa maldita palabra.

Ahora, los chavos aprenderán una gran lección: ante equipos con un ataque letal es esencial lastimar cuando se puede, no perdonar nada. El plantel azteca llegó a Colombia con el principal objetivo de aprender, como todos las delegaciones participantes. Por eso, hay que valorar el buen juego y entender que para ser grande primero hay que saber sufrir. Hoy, los muchachos mexicanos lo saben mejor que nadie.