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El Travieso Arce, el mejor latino del año

BUENOS AIRES -- Llega el momento de elegir al mejor boxeador Latino del año. Aparecen grandes candidatos. Juan Manuel Márquez, símbolo del mexicano, bravo, aguerrido e inteligente, tras la gran pelea que le hizo a Manny Pacquiao y que, al menos para nosotros, había ganado.

Sergio Maravilla Martínez, el verdadero campeón de los medianos, en dos defensas exitosas ganó cuando se lo propuso (el argentino es el único Latino entre los tres top del libra por libra). ¿Y qué decir de Erik Morales? Cayó frente al argentino Marcos Maidana en gran pelea, pero ante César Cano se ganó otra corona mundial, la cuarta de su carrera y mantiene su vigencia (cuando la mayoría lo daba por terminado).

Habría que mencionar a Miguel Cotto, quien se tomó desquite ante Antonio Margarito en un Madison totalmente colmado. Johnny González, el mexicano de Pachuca, campeón mundial pluma WBC, merece una mención: logró el cinturón ante Hozumi Hasegawa en Kobe, en el cuarto asalto y luego efectuó dos defensas exitosas. Ya mencionamos a Maidana quien se consagró titular welter júnior de la WBA ante Erik Morales. ¿Hay más? Seguro, pero... a la hora de elegir...

Votamos por Jorge Arce. Y no lo hacemos únicamente por los cinco cinturones obtenidos en otras tantas categorías (más allá de la discusión si alguno era Interino) y porque dos de ellos hayan sido en este mismo año, lo que no es poco.

Lo hacemos por todo: porque contra la mayoría de los pronósticos, demostró que no está acabado, porque puso sobre el ring toda la garra y el coraje propios del boxeador mexicano y porque que no está muerto quien pelea.

El Travieso conquistó el cinturón de los súper gallos WBO ante Wilfredo Vázquez Jr, en pelea de alto nivel dramático, realizada en el MGM de Las Vegas el 7 de mayo. Bob Arum armó ese semifondo sabiendo que la fórmula mexicano versus puertorriqueño generalmente no falla; y también porque podía darse lo que se dio: una victoria de Manny Pacquiao sobre Shane Mosley sin grandes momentos.

La actuación de Arce, cercano en ese momento a los 32 años, fue lo mejor de la noche, ya que no solamente sufrió una caída en el cuarto round. Luego, cortado y sangrante como casi siempre, tuvo que apelar a su coraje para atrapar a Vázquez, quien saliendo a los costados, le complicó la noche.

En noviembre Arce capturó el cinturón WBO de los gallos, vacante, al ganarle al indonesio Angky Angkota, por puntos, en Mazatlán, Sinaloa. La pelea tuvo duro trámite, ya que en el octavo asalto, tras recibir un golpe ascendente, flamearon las piernas del mexicano. El Travieso, sumó su victoria número 59, con 45 KO, 6 derrotas y 2 empates y desafió al filipino Nonito Donaire, quien había dejado vacante ese título.

Arce ha sido campeón en peso minimosca, mosca, supermosca, gallo y supergallo. Pero más allá de todo, lo elegimos como el mejor Latino por esa noche. La noche en la que, derrochando sangre y coraje, lanzando golpes a veces desmañados, El Travieso doblegó a Wilfredo Vázquez Júnior obligando a que su propio padre lanzara una botella (¿No tenía una toalla a mano?) para detener semejante castigo.

Faltaban apenas dos minutos para que terminara el combate. Bañado en su propia sangre, El Travieso demostró que el corazón de un campeón puede ser más fuerte que la estadística, los números y las apuestas.

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