<
>

Michel Platigol

BUENOS AIRES -- Tal como sucede en estos días, en 1984 nadie dudaba de quién era el mejor jugador del mundo. Hoy, Lionel Messi es el líder indiscutible de un deporte que en la primera mitad de los ochenta se rendía a los pies del francés Michel Platini. Y para describir esto, nada mejor que el récord de Balones de oro obtenidos. Ambos son los únicos jugadores que ganaron tres galardones de manera consecutiva y por eso su reinado tiene la importancia que tiene.

La Euro de 1984 fue el certamen de Selecciones que consagró a Platini, ese torneo que el astro rosarino aún no disfrutó. El francés llegó al campeonato que se llevó a cabo en su país después de ganar la Recopa y la Supercopa UEFA con Juventus. Ambos titulos fueron gracias al talento del mediocampista nacido en Joeuf.

Era un momento en el que la Selección gala presumía de un fútbol exquisito, pero eso no se trasladaba a los resultados. En el Mundial de España 82 aquello quedó claro tras la derrota por penales ante Alemania en uno de los mejores encuentros de todos los tiempos.

La Euro 1984 marcó el final de la era de los "campeones morales" para Les Bleus. Y en eso tuvo muchísimo -o todo- que ver Michel Platini. Francia ganó los cinco encuentros disputados y en todos marcó el Balón de Oro, quien se destacó como el futbolista más decisivo que alguna vez lideró a una Selección en un torneo europeo. Todo el equipo giraba en torno a la figura elegante de Michel, encargado de crear juego pero también de definir las opciones de gol.

Francia debutó en el certamen con una sufrida victoria 1-0 sobre la Dinamarca de Michael Laudrup. Luego, mostró su mejor cara con una goleada 5-0 sobre Bélgica, gracias a una actuación consagratoria del capitán, autor de tres tantos. En el cierre de la fase inicial, Platini consumó una hazaña casi imposible de igualar: volvió a marcar un triplete frente a Yugoslavia y culminó la primera ronda con siete goles. Sí, siete goles en tres partidos de una Eurocopa.

En semifinales el adversario fue el sorprendente Seleccionado de Portugal, que eliminó a Alemania en el grupo B. Fue un partido muy duro, que se definió en el último minuto del tiempo suplementario, gracias a un gol de... Platini. La gran final fue contra España, que clasificó de milagro tras la célebre goleada ante Malta y llegó al último partido gracias al juego de Maceda, Carrasco y Santillana.

En el Parc des Princes, Francia jugó el primer gran partido de su historia, después de varias derrotas inolvidables en semifinales de torneos importantes. En casa y con el mejor futbolista francés de todos los tiempos en la cancha, parecía imposible que esta vez se escapara el título. Y así fue, Platini fue figura una vez más, convirtió uno de los dos goles del equipo y levantó la Copa, como capitán.

Aún hoy es el máximo artillero histórico de este campeonato, ya que sus nueve goles nunca fueron superados y con dificultad alguna vez lo sean. La Euro 1984 fue la puerta de entrada de Francia a la elite del fútbol mundial y también marcó el ascenso al olimpo de un jugador que ya había deleitado con su elegancia pero que gracias a cinco partidos de excepción calló todas las críticas y se subió al olimpo.