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El primer campeón

BUENOS AIRES -- En 1960 la guerra fría estaba en su punto más crítico. Las relaciones entre el "mundo capitalista" liderado por Estados Unidos y el "mundo comunista" encabezado por la URSS eran inexistentes y la amenaza de una guerra nuclear atemorizaba al planeta. De hecho, en 1962, cuando EEUU descubrió misiles rusos en Cuba, ese temor apocalíptico estuvo a punto de hacerse realidad.

En dicho contexto se realizó la primera Eurocopa, de cuya fase final participaron tres Seleccionados orientales y sólo uno occidental. Francia fue la sede de los últimos encuentros del torneo, que en esa primera edición tuvo sólo cuatro equipos.

Checoslovaquia, Yugoslavia y Unión Soviética soñaban con dar el golpe en territorio hostil y uno de ellos cumplió el gran objetivo. Sí, justo el país odiado por todos, la CCCP.

La primera Eurocopa tuvo sólo tres partidos: las semifinales y la final. Sin embargo, los encuentros que formaron parte de las Eliminatorias no se pueden soslayar a la hora de hablar acerca de este torneo pionero. La clasificación se disputó en formato de eliminación directa, con la participación de 16 equipos.

Los campeones le ganaron los dos partidos de octavos de final a lo que quedaba de la impresionante Hungría de los años cincuenta. Fue 3-1 en Moscú y 1-0 en Budapest. En aquel primer choque no jugó la gran figura del equipo, el arquero Lev Yashin. Su lugar fue ocupado por Vladimir Belyaev. En cuartos el rival era la España de Di Stéfano, pero la política jugó su partido y Franco no permitió viajar a su Selección.

Así, tras avanzar sin salir a la cancha, la URSS se clasificó para la ronda final en París. El conjunto soviético, que venía de ganar los Juegos Olímpicos en 1956, era uno de los máximos favoritos a dar la vuelta olímpica en el Parque de los Príncipes. El arco casi inexpugnable de la Araña negra, sumado al fútbol y los goles de Valentin Ivanov, Viktor Ponedelnik y Valentin Bubukin convertían a los rusos en un equipo temible.

En semifinales enfrentó a Checoslovaquia, que tenía en Josef Masopust a su mejor futbolista. Sin embargo, el jugador checho más importante de la historia nada pudo hacer contra los soviéticos, que golearon 3-0 y se metieron en la primera final de todos los tiempos. El rival sería Yugoslavia, que venía de ganarle 5-4 a Francia en un partidazo que todavía es el mayor cantidad de goles en una Euro.

Tras la derrota en semis, el arquero local Georges Lamia criticó con dureza a varios de sus compañeros: "Sobre el tercer gol, Rodzik, Vincent y Marcel se miraron a los ojos mientras la pelota les pasaba delante y me encontré solo frente a tres yugoslavos. Tengo mucha estima para Herbin, pero no se enfadará si digo que con la experiencia de Kaelbel o de Jonquet, no habriamos dejado pasar cinco goles". Sí, durísimo.

Las diferencias de personalidades en el plantel soviético se podían apreciar en sus pasatiempos durante la espera previa a la gran final. Mientras el defensor Kroutikov prefirió pasar el tiempo escuchando música cíngara, Katchaline jugó al ping-pong con Apoukhtine, Poneldelnik aprovechó el tiempo libre para descubrir la mecánica de los autos franceses y el resto paseó por Chantilly sobre una vieja bicicleta encontrada bajo un hangar. Otros eligieron jugar al dominó.

Como en el torneo olímpico de Helsinki 1960, la final fue socialista: Unión Soviética-Yugoslavia. Aquel encuentro en Finlandia se saldó con un triunfo de los Rojos por 1-0 y éste de Francia fue igual de disputado. Los noventa minutos terminaron empatados gracias a los goles de Milan Galic y Slava Metreveli, pero Viktor Ponedelnik anotó en el suplementario y le dio el título a la CCCP, esas siglas odiadas que había llegado a la cima del fútbol europeo.

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