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Otro gran final para Coughlin

INDIANAPOLIS -- Antes de la locura, antes de que los nietos llegaran y la tensión del momento aumentara, Judy y Tom Coughlin se escaparon para una extraña cena, sólo ellos dos. Era martes, y la pareja se sentó en el desocupado segundo piso del Oceanaire, un restaurant muy concurrido en Indianapolis.

No había nadie alrededor. Nadie los molestaba. Eran sólo el entrenador en jefe de los New York Giants y su esposa, sentados y riéndose, hablando acerca de nada en particular y a la vez de todo. El momento. El Super Bowl. La mágica carrera de los playoffs.

Coughlin nunca se permite un, ¿qué pasaría? ¿Su legado? Eso no fue reflexionado por Coughlin.

"Si ha pensado en ello, no lo dirá", dijo Judy Coughlin.

Coughlin está aquí ahora, con un segundo anillo de Super Bowl esperando a ser utilizado en su dedo. Coughlin ha tenido que enfrentarse dos veces en contra de su amigo de mucho tiempo y ex colega, Bill Belichick, en el juego más grande del año, y en ambas ocasiones ha salido victorioso. Coughlin ha dominado a Belichick en los juegos grandes. El Super Bowl XLII no fue una casualidad. El Super Bowl XLVI lo demuestra: Giants 21, Patriots 17.

Tom Coughlin
Getty Images

Coughlin es ahora un ganador
de dos anillos de Super Bowl

Coughlin ahora merece el Salón de la Fama. Ahora es uno de 13 entrenadores en jefe con múltiples triunfos de Super Bowl. Siete de los 10 que han sido elegibles están en Canton. Bill Parcells no lo logró en su primer intento este fin de semana que recién pasó. Lo hará. Coughlin estará ahí, también.

Este fue un equipo que fácilmente pudo haber empacado hace seis semanas, después de perder en casa ante los Washington Redskins, lo que dejó a los Giants con una marca 7-7 con dos partidos por jugar en los cuales estaban obligados a ganar. Nadie los podría haber culpado. Lesiones, un calendario brutal; las excusas estaban ahí.

Sin embargo, los jugadores nunca dejaron de creer en sí mismos, porque Coughlin nunca dejó de creer en ellos. Coughlin habló acerca de lo especial que es el equipo de los Giants, y lo es porque pasaron por mucha adversidad. En su travesía nunca dudaron de sí mismos, nunca titubearon, porque el entrenador en jefe mantuvo el curso, siguió trabajando por largas horas, mantuvo el plan de juego y sus esquemas, sabiendo que el equipo tenía un gran potencial si pudiera colocarse en el camino correcto.

A lo largo de ocho temporadas con los Jacksonville Jaguars y ahora ocho con New York, este puede ser el mejor trabajo que haya hecho Coughlin como entrenador. Estos Giants son campeones del mundo. Parecía ridículo hace unas semanas, y ahora es una realidad.

Ni los Green Bay Packers, ni los New Orleans Saints, ni los New England Patriots. Los Giants, con su mariscal de campo que sabe trabajar bajo presión, Eli Manning, y su entrenador en jefe con el rostro enrojecido, quien no dejó de sonreír después del partido, son los campeones del Super Bowl.

"Cada uno es diferente", dijo posteriormente Coughlin. "Cada uno tiene sus propios recuerdos".

Uno de esos recuerdos será el temperamental y emocional discurso previo al partido el sábado por la noche. Él había dado otros buenos discursos esta temporada, incluyendo uno antes del juego final de la temporada en contra de los Dallas Cowboys. Pero este define el tipo de corazón que tiene este equipo.

Coughlin recordó a los jugadores cómo nadie fuera de la organización creyó en ellos cuando estaban 7-7, pero él lo hizo. Coughlin agradeció a los jugadores, y les dijo que sus esfuerzos de toda la temporada no habían pasado inadvertidos para nada.

Y repitió un mensaje que comenzó a entregarles meses atrás: terminar. Terminar el trabajo que habían comenzado en la temporada baja, cuando el cierre patronal no les permitió ir al edificio de prácticas, así que trabajaron por su propia cuenta. Terminen fuerte. Terminen con orgullo.

"Hablamos de una habitación que era eléctrica", dijo el tackle izquierdo David Diehl. "Quiero decir, después que lo desearan podrían haber jugado anoche… creo que todos estuvimos emocionales sentados ahí escuchando. Esto es de lo que están hechas las leyendas.

"Él solo dijo eso a un hombre, todo importa", declaró el apoyador Mathias Kiwanuka. "Todo lo que hemos hecho no ha pasado inadvertido".

El partido será recordado por la importante atrapada de Mario Manningham para abrir la última marcha ganadora de los Giants. Manning encontró a Manningham a lo profundo junto a la línea de la banda izquierda, y Manningham descolgó el pase sobre su hombro mientras mantenía ambos pies dentro del campo mientras caía al suelo. Será recordado por Belichick optando por dejar que Ahmad Bradshaw anotara en una segunda y goal desde la yarda seis de New England, con 57 segundos por jugar, y por el pase Ave María de Tom Brady a uno de sus alas cerradas que casi es atrapado.

Será recordado por Eli siendo Eli --y por ser en última instancia mejor que Brady-- y por Coughlin manteniendo al equipo unido durante el medio tiempo, en cual iban abajo 10-9 después de ir dominando en los primeros 30 minutos del partido.

Manténganse pacientes. Manténganse enfocados. Y terminen.

"Escuchabas 'terminen' todo el tiempo", dijo Kiwanuka. "Es algo que no se trata de cada partido. Se trata de cada jugada, cada repetición en la práctica. Es fácil de creer cuando ves que tan apasionado es [Coughlin]. Es así en cada partido. Él come y respira fútbol americano".

Antes que cayera el confetti sobre el campo del Lucas Oil Stadium y los Giants levantaran el Trofeo Lombardi, Coughlin encontró a su esposa y le dio un gran abrazo. Se puso sobre el hombro una playera blanca de uno de sus nietos pequeños y abrazó a otro.

Habló a los medios de comunicación, y luego caminó de vuelta hacia el campo. En su camino a otra entrevista, Coughlin encontró al coordinador defensivo de los Giants, Perry Fewell, quien dio a Coughlin un abrazo de oso y dijo, "terminarlo. Ese es el punto".

Cuando Coughlin llegó al lugar de la entrevista, los aficionados de los Giants comenzaron a cantar, "Tommy Coughlin", luego, "Salón de la Fama", y luego, "gracias Tommy".

Cuando se le preguntó si había tenido la oportunidad de contemplar su legado, Coughlin dijo: "En realidad no. Esta noche disfrutaré la victoria y de verdad no voy a pensar de esa manera. Pensaré más en nuestro equipo y nuestra franquicia y en el hecho de que ahora somos una de las cinco franquicias que han ganado cuatro Super Bowls".

Recordando que ha ganado dos de esos juegos --empatando a Bill Parcells en trofeos de Super Bowl--, Coughlin sonrió y simplemente dijo: "Sí, lo he hecho".

Coughlin no sabía en ese momento, pero Judy había arreglado una fiesta privada en el hotel del equipo después del juego. Ella no le dijo, porque hubiera sido de mala suerte, una maldición, pensando que era un paso muy arriesgado.

Los Giants tenían que terminar primero.

"Esto significa todo", declaró Judy Coughlin. "Ha llegado dos veces a la cima de la montaña, y eso es increíble".

Increíble. Histórico. Legendario. Son las cosas de una carrera de Salón de la Fama.

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