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Ofensiva en serie

BRISTOL -- No hay nada más frustrante ni costoso para un dueño de una casa que encontrarse con termitas. Sobre todo cuando el daño es extenso. Muchas veces, por la naturaleza de las térmitas, el problema pasa desapercibido hasta que es demasiado tarde. Pueden pasar meses, a veces años, antes de percatarse de la gravedad de la situación, lo cual a veces pasa debido a algún suceso poco ordinario. Y cuando esto sucede, no queda más remedio que tirar la parte dañada y volver a reconstruir.

La reciente situación en Indianápolis, incluyendo la salida de Peyton Manning, me recuerda al problema de las termitas.

El equipo que perdió el playoff divisional contra los Jets al final de la temporada 2010, tenía una estructura con daño irreversible. Era sólo la grandeza de Peyton Manning lo que sostenía a esa organización, igual que una pared bien construida sobre una estructura deshecha y endeble por el efecto de las termitas.

El principio del fin empezó hace unos cuatro años cuando Bill Polian --el legendario gerente general del equipo-- usó una costumbre popular y muy favorecido en la NFL, el nepotismo. De acuerdo a fuentes allegadas a la organización de los Potros, Polian se había vuelto irrascible, poco paciente y con pocas ganas de trabajar. En pocas palabras, era, como a veces me dicen mis hijos, un viejo gruñón. Polian, como buen padre, le asignó la responsabilidad de la directiva a su hijo Chris, un muchacho al parecer con cierto talento, pero el cual no estaba listo para ser gerente general.

A partir del 2008, Chris Polian estuvo al frente del aspecto más importante de un equipo: la adquisición de talento como gerente general. Complicando la situación era el hecho de que la filosofía de su padre había sido reforzar filas a través del draft y con agentes libres recién egresados del futbol americano colegial. Los drafts de los últimos cuatro años produjeron jugadores en las primeras dos rondas como Mike Pollak, Donald Brown, Fili Moala, Jerry Hughes, Pat Angerer, Anthony Castonzo y Ben Ijalana que hasta el momento no han tenido un gran impacto en el equipo.

Otro evento que cambió el rumbo del equipo fue el retiro de Tony Dungy. A lo largo de su carrera como coordinador y después como entrenador en jefe, Dungy se había distinguido por ser una persona parca, analítica y con una personalidad tranquila, pero firme, como líder. El título de su libro "Quiet Strength" lo dice todo.

Para mantener continuidad, Jim Irsay, el dueño del equipo, designó a Jim Caldwell como el sucesor de Dungy. Caldwell tuvo su etapa de transición. Durante la pretemporada de 2008, el último año de Dungy, participó en las discusiones previas y durante el draft y fue el quien diseño, bajo la supervisión de Dungy, el programa de prácticas del equipo durante la pretemporada.

En los primeros dos años la transición, aún con dos figuras decorativas, Caldwell y Bill Polian, no se sintió. El talento de Peyton Manning pudo contrarrestar la falta evidente de talento, sobro todo en la línea ofensiva, la posición de corredor y en casi toda la defensiva, y también en el aspecto técnico. Aún cuando Clyde Christensen tenía el título de coordinador ofensivo, el motor y cerebro de la ofensiva era Manning.

En 2009, Indianápolis llegó al Super Bowl en donde Manning enfrentó a otro mariscal de campo en Drew Brees capaz de ponerse al tú por tú sin dar ni pedir cuartel. En ese partido, la diferencia fue la defensiva de Indianápolis. Recordarán que Dwight Freeney llegó a ese partido con una lesión seria en el tobillo. Algo similar a la que sufrió Ben Roethlisberger este año la cual mermó su productividad. En el caso de Freeney, tuvo un buen partido, incluyendo una captura de Brees, mientras le duró el efecto de la inyección contra el dolor. En el segundo tiempo ya no fue efectivo y Brees se dio gusto completando pases y llevando a su equipo a la victoria. Tracy Porter selló la victoria con una intercepción de Manning la cual regresó para el touchdown definitivo. Dudo que sepamos con certeza si la intercepción fue debido a una mala trayectoria de Reggie Wayne o un mal pase de Manning, pero los expertos en el juego de pase le atribuyen la falla a Wayne.

En 2010, empezamos a ver grietas en la estructura. Peyton sufrió una lesión en la rodilla la cual limitó su participación en la pretemporada. No faltó a ningún partido, pero tuvo un comienzo incierto en el cual lanzó once intercepciones en cuatro partidos durante la temporada regular. Hacia el final, Manning recuperó su nivel y el equipo volvió a ser contendiente, pero fue evidente que sin Manning al 100 por ciento era difícil competir.

Hoy, varios días después de la emotiva salida de Peyton Manning de Indianápolis, me pregunto si de haber jugado en 2011, estaríamos en la misma situación. Podría argumentar que con Manning al 100 por ciento los Potros de 2011 habrían llegado otra vez a los playoffs y habrían sido un rival difícil.

Sin Manning, el equipo se desfondó.

Jim Irsay se percató que su casa tenía un daño irreparable de termitas y que era necesario demoler paredes y reconstruir estructuras para poder seguir viviendo ahí. El primer paso fue el despido de Jim Caldwell como entrenador en jefe. Caldwell tenía la excusa de no tener a Manning sano, pero lo que le costó el puesto fue la falta de espíritu de lucha que demostró el equipo a lo largo de la temporada. Era como un velero a la deriva. La realidad de las cosas fue que el puesto de entrenador en jefe le quedó grande.

En contraste al despido de Caldwell, el cual no sorprendió a muchos, la salida de los Polian, Bill y Chris, sacudió al mundo de la NFL. Asumo que Bill Polian pensó que su gran trayectoria le daría trabajo de por vida. Su hijo en realidad no estaba capacitado para el puesto de gerente general, y que su presencia en la organización impedía que otros trabajaran sin obstáculos.

Lo cual nos lleva al despido de Manning. Tan triste y tan doloroso como fue, al analizar la situación del equipo fue necesario. Habría sido muy difícil para Manning, y quizás injusto a estas alturas de su carrera, el haber continuado en un equipo con un sistema diferente y con jugadores jóvenes. El impacto de su salario en el límite de nómina habría restringido la capacidad del equipo de retener a los pocos jugadores de talento que tienen. La triste y dura decisión fue lo mejor para ambas partes.

Quizás los comentarios de Irsay en Twitter durante el Super Bowl fueron innecesarios y poco dignos de un dueño, pero la verdad, mis respetos por haber agarrado el toro por los cuernos y por haber tomado decisiones drásticas pero necesarias.

Ahora la gran pregunta es con quién jugará Peyton Manning. Es obvio que todavía no está listo. De lo contrario, habría demostrado en público la fuerza de su brazo y algún equipo lo habría reclamado durante el período de "waivers", el cual dura 24 horas después del despido oficial de un jugador. Mientras transcurre ese día, otros equipos de la NFL pueden reclamar al que fue dado de baja. En caso de haber más de un equipo interesado el jugador se asigna al equipo con la posición más baja de la tabla. ¿Cuál habría sido la ventaja para Manning? El haber mantenido intacto su muy lucrativo contrato incluyendo la prima de 28 millones de dólares del 8 de marzo.

El equipo que firme a Manning estará tomando un gran riesgo. No es descabellado pensar que no pueda jugar esta temporada. Tiene cuatro operaciones en el cuello y parece no tener todavía suficiente fuerza en el brazo derecho. Las siguientes semanas nos darán la respuesta. En lo personal, pienso que su mejor opción sería Arizona por la manera como terminó ese equipo, por el sistema de Ken Whisenhunt y por Larry Fitzgerald. Sería algo similar a lo que pasó hace pocos años con Kurt Warner.

El otro tema candente en la NFL es el de las recompensas por golpes fuertes que implementó Gregg Williams del 2009 al 2011 en Nueva Orleans. Aparentemente, la NFL empezó a investigar este problema en 2010. Para muchos era evidente que algo raro estaba sucediendo en Nueva Orleans.

En lo personal, empecé a sospechar de esta situación durante el partido de campeonato de conferencia de la NFC contra Minnesota. Los golpes que recibió Brett Favre fueron excesivos y en muchos casos ilegales. La tendencia de los árbitros en la postemporada es dejar que el juego siga su curso. Permiten más libertades a los jugadores, en particular a los de las defensivas. Ese día, la defensiva de Nueva Orleans fue sucia y mal intencionada contra Favre.

Otra pista muy clara la tuve en los días previos al MNF entre Nueva Orleans y los Gigantes. Los artículos que leí antes del partido hablaban de como los últimos rivales de los Santos se quejaban de que era un equipo sucio que daba golpes ilegales y después de que sonaba el silbato. El comentario que confirmó mis sospechas lo dio el mismo Williams quien declaró en público que si la NFL multara a Roman Harper por un golpe que dio contra Tennessee, él, Gregg Williams, pagaría la multa.

Tuve la oportunidad de conocer a Williams en 1991, cuando estuvo tres semanas en la pretemporada de los Petroleros de Houston. Me pareció una de las personas más arrogantes y prepotentes con la que traté en la NFL. Tenía la escuela de Buddy Ryan pero sin el talento ni el colmillo de éste. Williams siempre quiso ser agresivo con sus esquemas, pero analizando fríamente su trayectoria, sus defensivas raramente fueron dominantes y fueron sumamente inconsistentes.

No tarda en llegar el castigo de la NFL, la cual seguramente tratará de mandar un mensaje a entrenadores y jugadores que esta actitud no será tolerada. No se sorprendan si Williams es suspendido por un período significante de tiempo, y si los Santos pierden selecciones altas en el draft. Las multas serán tales que pagarían colegiaturas de universidades de varios estudiantes y no tardarán mucho en llegar.

Finalmente, hoy empezó oficialmente la temporada 2012-2013, al abrirse el período de la agencia libre. Es como si comenzara la temporada de cacería. Con varios agentes libres de renombre, incluyendo Peyton Manning, los equipos empezarán su proceso de gestación. Como se dicen en la NFL, los equipos raramente continúan de donde terminaron el año anterior.

No es lo mismo que ver partidos los fines de semana, pero la emoción de ver jugadores ir y venir nos mantendrá ocupados y entrentenidos durante un buen rato.

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