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El hombre de los zapatos dorados

Pocas veces en la historia olímpica, un objeto se identificó tanto con un atleta Getty Images

BUENOS AIRES -- Como movida de márketing resultó excepcional. Antes de los Juegos Olímpicos de Atlanta '96, un hombre que ya era un ídolo le mostró al mundo la única alternativa para enfundar sus pies de oro: zapatos dorados. Ni amarillos, ni fosforescentes, ni patrióticos: tenían el color de la gloria olímpica.

Michael Duane Johnson, que había llegado a la cima del mundo corriendo con una cadena de oro alrededor del cuello, ahora apoyaría su tranco esbelto sobre zapatillas áureas. Demostraría su velocidad como siempre: con la espalda recta y su particular movimiento de cabeza, casi como un pato, de atrás hacia adelante. Y ganaría, sin más, dos oros memorables. Y clavaría los relojes en tiempos inéditos para sus gritos desesperados y el delirio de su gente, en un estadio que lo amaba.

Nació el 13 de septiembre de 1967 en Dallas, Texas. Pero claramente no fue martes (el calendario marcaba miércoles) ya que la historia deportiva le tendría reservada una de las páginas más gloriosas, claramente alejada de la mala suerte. Más allá de sus errátricos comienzos ...

El arranque de su carrera deportiva no fue muy afortunado. Sufrió varias lesiones que le impidieron tomar parte en los Juegos Olímpicos de Seúl en 1988. Sin embargo, dos años más tarde se licenció en la Baylor University y, ya recuperado de sus dolencias, comenzó a correr las pruebas de 200 y 400metros, haciendo tiempos inalcanzables para los demás atletas.

A nivel internacional se dio a conocer en 1990 y con 22 años consiguió en Edinburgo una marca de 19,85s en los 200m, que lo convirtieron en el hombre más rápido del año en esa distancia, y único en bajar de 20 segundos. En septiembre de ese mismo año corrió en Rieti, Italia, los 400m en 44,21s el tercer mejor registro del año, solo por detrás del estadounidense Danny Everett (44,06s) y del cubano Roberto Hernandez (44,14s).

Un año después consiguió su primera medalla de oro en un gran campeonato, venciendo en los 200m de los Mundiales de Tokio, con un tiempo de 20,01s. Además ese año acabó como líder mundial en ambas distancias, con 19,88s en los 200m conseguidos en Barcelona, y 44,17s en los 400m logrados en Lausana.

Johnson era el gran favorito para ganar la medalla de oro en los 200m en los Juegos Olímpicos de Barcelona '92, prueba en la que pocas semanas antes de los Juegos había hecho su mejor marca en Nueva Orleans, con 19,79s. Sin embargo una intoxicación alimentaria, días antes de disputar su prueba, provocó que fuera eliminado en las semifinales.

Finalmente el campeón olímpico sería su compatriota Michael Marsh. Johnson pudo al menos ganar su primera medalla de oro olímpica en la prueba de relevos 4x400m, donde el equipo estadounidense formado por Andrew Valmon, Michael Johnson, Quincy Watts y Steve Lewis batió la plusmarca mundial con 2:55,74m. En ese año 1992, Johnson finalizó segundo en el escalafón mundial de 200m (19,79s en Nueva Orleans) y tercero en el de 400m (43,98s en Londres)

En 1993, Michael decidió centrarse sobre todo en la prueba de 400m, y en los Campeonatos del Mundo de Stuttgart, ganó la medalla de oro en esta prueba, batiendo además su mejor marca personal con 43,65s (líder del año). En esos mismos campeonatos volvió a ganar el oro con su país en los relevos 4x400m, estableciendo otra plusmarca mundial con 2:54,29m. El equipo lo formaban Andrew Valmon, Quincy Watts, Harry Reynolds y Michael Johnson. En 200m su mejor registro del año fueron 20,06 en Lausanne, el quinto del escalafón mundial.

En 1994, sin grandes competiciones por disputar, volvió a reafirmar su dominio en los 400m, haciendo en Madrid 43,90s, el mejor registro del año. En 200m hizo 19,94s en Mónaco, segundo del año por detrás del británico John Regis (19,87s).

LA GLORIA OLÍMPICA Y DOBLETE MUNDIALISTA
En 1995 decidió por fin intentar el doblete (200 y 400m) en un gran campeonato, concretamente en los Mundiales de Gotemburgo. La experiencia resultó un completo éxito, pese a la dureza que supone disputar ocho carreras (eliminatorias, cuartos, semifinales y final de ambas pruebas) en tan pocos días. Johnson consiguió vencer primero en los 400m batiendo su plusmarca personal con 43,39s; apenas a 10 centésimas de la plusmarca mundial, y pocos días después obtuvo el oro en los 200m con 19,79s, igualando su mejor marca personal. Era el primer hombre en ganar los 200m y los 400m en un Campeonato del Mundo. Para completar su magnífica actuación, ganó una tercera medalla de oro en los relevos 4x400m, aunque esta vez sin plusmarca (2:57,32m).

Pero sin dudas, 1996 sería el mejor año de su carrera deportiva. El 23 de junio, pocas semanas antes de disputarse los Juegos Olímpicos de Atlanta, consiguió batir precisamente en Atlanta la vieja plusmarca mundial de los 200m, que obstentaba desde 1979 el italiano Pietro Mennea (aquel que lo venciera en la Universiada de México con 19,72s). Michael Johnson hizo 19,66 y batió así la plusmarca más antigua que quedaba en el atletismo.

Sin embargo fue por más. Y en los Juegos Olímpicos de Atlanta fue la gran estrella del atletismo, al convertirse en el primer hombre en ganar los 200 y los 400m en unos Juegos. En los 400m venció con autoridad y con un gran tiempo de 43,44s, el mejor de año.

Pero lo que más se recuerda de aquellos Juegos, es su victoria en la final de los 200m, para muchos la mejor actuación atlética nunca vista en un estadio de atletismo. Su plusmarca mundial de 19,32s, un registro que parecía imposible, fue el momento cumbre de estos Juegos y nueva marca mundial que recién fue vuelta a batir en agosto de 2008, cuando en los Juegos de Beijing, el jamaiquino Usain Bolt completó una carrera espectacular batiendo dicha plusmarca mundial de 19,32, reduciéndola en dos centésimas.

En Atlanta no participó en los relevos 4x400m, y Estados Unidos no pudo quedarse con esa medalla de oro.

"ESPECIALISTA" EN 400 METROS
A partir de aquella fecha, Johnson decidió centrarse definitivamente en los 400m en busca de la plusmarca mundial de esa prueba, lo único que le faltaba por lograr en su carrera.

En 1997 participó en los 400m de los Mundiales de Atenas, ganando el oro por tercera vez consecutiva en esta prueba, con 44,12s. Su mejor marca del año fue de 43,75 hecha en Waco, Texas.

En 1998 su mejor marca fue de 43.68s, hecha en Zurich. En ese año un equipo formado por Jerome Young, Antonio Pettigrew, Tyree Washington y el propio Johnson, batió en Nueva York la plusmarca mundial de relevos 4x400m, dejándola en 2:54,20m, que continua vigente hoy en día.

Sería en 1999 cuando por fin iba a lograr su gran objetivo. Fue en los Campeonatos del Mundo de Sevilla. En una carrera inolvidable, Michael Johnson consiguió batir la plusmarca de los 400m que obstentaba su compatriota Harry Reynolds desde 1988 con 43,29. Johnson hizo 43,18 y consiguió su cuarto título mundial en esta prueba, sacándole más de un segundo de ventaja al medallista de plata Sanderlei Parrela (44,29), algo sin precedentes.

En 2000, con 33 años, comenzó a despedirse en forma definitiva del atletismo con 33 años. En los Juegos Olímpicos de Sydney ganó la medalla de oro de los 400m (43,84s) y la de revelos 4x400m (2:56,35m), que completaban un extraordinario curriculum olímpico de cinco medallas de oro en tres Juegos Olímpicos y siete medallas de oro en 4 Mundiales. Además ostenta otra marca: no perdió ni una sola carrera de 400m en nueve años y es el único corredor que en más de veinte ocasiones ha logrado tiempos inferiores a los 20 segundos en los 200metros y por debajo de los 44 en los 400.

Disputó su última carrera en Brisbane (Australia) el 7 de septiembre de 2001 en los Juegos de la Amistad, donde, para variar, logró un nuevo triunfo con su equipo en el relevo 4x400.