<
>

Historias mínimas

GRACIAS POR LA AMONESTACIÓN
"Sé que es mi padre, pero me está molestando".

El pedido era de Bernard Tomic. Recién había desperdiciado un quiebre de ventaja, estaba set abajo en su partido con David Ferrer, y su padre, John, no paraba de pasarle mensajes negativos: le lanzaba críticas entre los puntos, meneaba la cabeza, insultaba al aire...

Tomic no lo soportaba. Mantuvo su servicio y, con la mano, le hacía gestos a su padre para que se fuera de la cancha. En el cambio de lado, le pidió al juez que interviniera. "¿Si le dices que se vaya?", sugirió el umpire. "No va a suceder", dijo Tomic, y pidió que lo amonestara con una advertencia por coaching, a ver si eso calmaba al padre-entrenador.

Así se llegó a la situación impensada: el juez que enuncia "Warning, Mr. Tomic" por coaching y el jugador, destinatario de esa sanción, que le dice: "Gracias".

En 2008, John Tomic le ordenó a su hijo que se retirara de la cancha en un torneo future en Perth, ofuscado porque su rival, Marinko Matosevic, cometía foot-faults y los jueces no lo sancionaban. Por esa actitud, Tomic hijo fue suspendido por un mes por la Federación Internacional de Tenis. John también tuvo sus peleas con Tennis Australia, en las que llegó a amenazar con que su hijo jugaría bajo bandera croata.

Historias de este tipo no son exclusivas del tenis femenino.

EL DOBLE CON COREOGRAFÍA

La dupla de Leander Paes y Radek Stepanek tiene química: el checo y el indio se unieron a finales del 2011 y al mes resultaron campeones de Australia. Ahora sumaron Miami. La forma en que se complementan en los cruces y las voleas no es el único sello distintivo.

Entre los puntos, montan un show: hacen saltitos cortos, sincronizados, uno al lado del otro, como si fuera una coreografía. El público aplaude al ritmo de los saltos. Stepanek le pega con la raqueta en la cola de Paes como una extraña forma de alentarlo. El checo danza como si fuera bailarín clásico después de una volea errada. Para festejar, unen sus frentes, como dos boxeadores que se desafían cara a cara.

El festejo del título incluyó bailecito de Radek. "Lo que me sale del corazón, lo hago. Había estado bailando en el vestuario, así que trasladé ese baile a la cancha", dijo el checo. Paes señaló: "Lo que él hace se llama el 'Prostio Jazz'".

En el próximo torneo al que asistan, no olviden ver partidos de dobles, y específicamente a esta dupla.

LA CINTA Y LA SENSIBILIDAD
¿Qué pasaría si Rafael Nadal no jugara con cintas en los dedos? "No sentiría la pelota, estaría en problemas", reconoce el español.

"Mi piel es bastante sensible, y con el cambio de clima, totalmente seco en Indian Wells y húmedo Miami, en Mallorca hace frío por ejemplo, esos cambios constantes me generaban ampollas, y así no se puede jugar los partidos". Rafa dice que intentó jugar sin protección, pero las ampollas volvían en los mismos lugares. "Aquí, y aquí, y aquí tambíen", señalaba para ilustrarnos, durante una rueda de prensa.

Hace tres años, entonces, Nadal decidió ponerse cinta protectora en los lugares donde surgen las ampollas, especialmente en la mano izquierda. "Ayuda mucho, ya que en los últimos años ya no tuve más problemas de ese sentido", dice el Nº 2 del mundo. El cambio llevó a otro cambio: la sensibilidad es distinta a la que solía tener.

UN RÉCORD NO OFICIAL
Las hermanas Williams regresaron en Miami y Serena dejó su sello: en el partido contra Samantha Stosur, logró un récord para sumar a su historial, aunque no fue oficializado.

Bud Collins, veterano y reconocido periodista estadounidense especializado en tenis, comentó que los 20 aces que Serena anotó en la victoria sobre la australiana por 7-5 y 6-3, es la cifra más alta alcanzada por una tenista en un partido de dos sets, según su libro The Bud Collins History of Tennis, que recopila la historia de este deporte desde sus comienzos.

La holandesa Brenda Schultz-McCarthy tiene el récord en un partido al mejor de tres sets: 22, en un partido que se extendió por tres parciales, frente a la croata Iva Majoli en Birmingham 1994.

SUPERFICIE RÁPIDA QUE NO ES TAL
Mardy Fish es uno de los que sufren los cambios de velocidad en las superficies, al punto que dice ya no encontrar canchas veloces en serio.

"Me encantaría contar con un par de torneos con superficies más rápidas. No es solamente la superficie per se, sino las pelotas. Se vuelven tan grandes y blandas que inclusive después del peloteo, para un jugador que ataca y va a la red, es extremadamente difícil jugar con estos tipos", dijo en referencia a su vencedor en Miami, Juan Mónaco.

"Hay que forzar en todos los tiros, arriesgar más de la cuenta para ganarles. Indian Wells se hacía muy lento con las pelotas, especialmente de noche. Eran dos torneos distintos, jornada diurna y nocturna. Australia es extremadamente lento. Las pelotas de Wimbledon son increíblemente pesadas", listó el estadounidense.

Las excepciones las encuentra en Montreal y Cincinnati. "No es una coincidencia que me vaya bien ahí, porque soy jugador de canchas rápidas. No hay más superficies así", dijo Fish con resignación.