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Oro doble en los Juegos

BUENOS AIRES -- "De ahora en más, pase lo que pase con mi carrera futbolística, nadie me quitará el orgullo de haber conseguido esto y en un deporte tan complejo como el fútbol".

El 23 de agosto de 2008, Javier Mascherano se convirtió en una leyenda viva del deporte argentino, ya que ganó su segunda medalla dorada olímpica de manera consecutiva, un logro que jamás un representante de este país había alcanzado.

En la figura de Mascherano se puede resumir el éxito de un seleccionado que jamás había podido
colgarse el oro en unos Juegos, pero cuando lo hizo, lo hizo por duplicado. En Atenas 2004 y Beijing
2008 la Albiceleste ganó todos los doce partidos que disputó y se subió a lo más alto del podio, algo
que su clásico rival, Brasil, todavía no ha podido hacer. Eso lo da todavía más valor a la victoria.

"No hay excusas ni atenuantes, estamos obligados al máximo rendimiento", afirmó a su llegada a Atenas
un Marcelo Bielsa todavía golpeado tras la derrota en la Copa América. Uno de los mejores
equipos de las últimos décadas hizo un torneo casi perfecto en Perú, pero Brasil le empató en el
último minuto de la final y luego ganó el título por penales. Enseguida, la cita olímpica se convirtió
en una revancha para un plantel y para un entrenador sedientos de triunfos.

Lux; Coloccini, Ayala, Heinze; Luis González, Mascherano, Kily González; D'Alessandro; Rosales, Tevez
y César Delgado fueron los once que golearon 6-0 a Serbia y Montenegro y también quienes disputaron
los seis partidos del campeonato. Siempre jugó la misma formación, algo idílico para cualquier equipo
en un torneo tan corto como éste.

El debut soñado frente a un rival que se presumía difícil hizo
pensar que se estaba ante una selección que podía hacer historia. El juego atildado, la potencia
ofensiva y el orden de una defensa experimentada fueron las claves de un conjunto imbatible.
Luego, Argentina venció 2-0 a Túnez, 1-0 a Australia, 4-0 a Costa Rica, 3-0 a Italia y 1-0 a Paraguay
en la final. Marcó 17 goles y no recibió ninguno. Fue la campaña más impresionante de la historia del
fútbol olímpico. Tuvo en Carlos Tevez al máximo goleador del certamen con siete tantos y en Germán Lux
a un arquero inexpugnable. Fue un torneo perfecto, irrepetible, en el que todo salió bien. Fue la
actuación que se merecía Marcelo Bielsa.

"El equipo jugó bien contra Serbia y Montenegro, tuvo menos continuidad con Túnez, se dio un juego
áspero contra Australia, se jugó muy bien contra Costa Rica, de punta a punta, igual que contra
Italia, que fue un partido para recordar", analizó el entrenador ya con la medalla colgada y agregó:
"ganar no me inmuniza, porque ningún éxito lo hace. La receta para la profesión es ni demasiada
euforia en la victoria ni depresión en la victoria".

Aquel 28 de agosto que comenzó con la victoria 1-0 en la final sobre Paraguay fue quizás el días más
importante de la historia del deporte argentino, porque más tarde la selección de básquet también
ganaría el oro tras superar a Italia. El gol de Tevez representó la primera medalla dorada en 52 años
para la Argentina. Sí, tenía que ser el fútbol quien rompiera la maldición.

Cuatro años más tarde la historia era parecida. El seleccionado también venía de perder la final de
América, sólo que un año antes. Ya no estaba Bielsa, quien se alejó días después de Atenas, y el
técnico era Sergio Batista, responsable de las juveniles. Ya no existía esa presión por el
único título que faltaba en las vitrinas de AFA pero sí la responsabilidad de defender la conquista. Y
estaba Brasil, un dato nunca menor.

Juan Román Riquelme, Lionel Messi, Angel Di María y Sergio Agüero fueron las figuras de un equipo no
tan sólido como el de Atenas pero igual de lujoso. Estos cuatro cracks fueron los grandes responsables
de la victoria albiceleste, que llegó tras ganar todos los partidos. Sí, como en la gloriosa Grecia.

"Estoy en el lugar donde siempre quise estar", dijo Messi apenas llegó a Biejing. Se había dudado
mucho de su presencia en los Juegos y también de su interés por hacerlo, pero el Diez, como ya lo
había hecho y lo haría muchas veces más, silenció todas las voces e hizo lo que mejor sabe hacer:
jugar. "Vine a ganar la medalla, me ilusiona el plantel que tenemos", dijo el crack del Barça antes
del debut. Una vez más, tenía razón.

Tras los triunfos frente a Costa de Marfil, Serbia y Australia en la primera fase y la sufrida
victoria en el suplementario contra Holanda en cuartos de final, llegó el turno del partido más
esperado, ante el rival más deseado: Brasil. El scratch, liderado por Ronaldinho, venía de ganar todos
sus encuentros sin recibir ningún gol en contra. Era, sin duda, una prueba de carácter para Argentina.
Y la superaron con nota sobresaliente.

El primer tiempo fue parejo, aunque la albiceleste se mostró más agresiva y mereció irse al descanso
en ventaja. En la segunda parte se vio la verdadera diferencia de categoría entre ambos. Kun Agüero, a
los 7 y a los 13 minutos marcó los dos primeros goles del partido y luego fue un monólogo argentino.
Brasil fue un partenaire de un Seleccionado que mostró su mejor nivel cuando todo el mundo lo
esperaba. Luego, Riquelme marcó el tercero y sentenció la goleada.

La victoria en la final ante Nigeria fue sólo un paso necesario para obtener la medalla, porque el
resultado más importante ya se había conseguido en el clásico sudamericano. El golazo de Di María
frente a los duros nigerianos que querían repetir la historia de 1996 sirvió para darle al fútbol la
segunda medalla de oro consecutiva y al deporte nacional una nueva alegría.

"Este el equipo más ofensivo que integré", dijo Mascherano. "La verdad es que tengo una sensación
hermosa. Gané el Mundial Sub-20 el año pasado, ahora esto y al lado de amigos como Leo... no tengo
palabras para expresarlo", afirmó Agüero. "Creo que Argentina ganó el oro porque armó un grupo
impresionante y muy unido. Eso se demostró en la cancha", declaró Messi. "Estoy feliz porque era mi
última oportunidad de ganar el oro olímpico. Ahora me llevo esta medalla puesta en el avión, ¡no
quiero que nadie me la saque!", exclamó Riquelme. Frases que resumen la alegría de todos.

Argentina no logró la clasificación para los Juegos Olímpicos de 2012. Sin embargo, cada vez que se
acerca la máxima cita deportiva es casi una obligación para los futboleros recordar a estos dos
equipos que hicieron historia através de un juego ofensivo y lujoso. Sólo con eso alcanza para
convertirse en leyenda olímpica.

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