Álvaro Morales 12y

El señor Alex Rodríguez

Nota del editor: La siguiente es la versión extendida del perfil publicado en abril para ESPN La Revista. La entrevista con Alex Rodríguez se llevó al cabo en enero.

En 1966, Gay Talese publicó en la revista Esquire un perfil del cantante Frank Sinatra, al cual definió de la siguiente manera: "[...] el hombre que puede hacer todo lo que quiere, cualquier cosa. Y lo puede hacer porque tiene el dinero, la energía y ningún sentido aparente de culpa".
Más de 40 años después, cada una de esas palabras perfilarían, de igual manera, a otro personaje histórico de la cultura occidental: Alex Rodríguez, el atleta con el contrato más caro en la historia del deporte profesional; el símbolo sexual latino de piel bronceada, ojos verdes y sonrisa de 'leds' blancos y el cual, en apariencia, tiene la vida resuelta y sin ningún sentido de culpabilidad.

¿En apariencia, cierto?
Porque si a Sinatra le molestaba cuando lo relacionaban con la mafia, al pelotero de los Yankees le incomoda un tema por el cual, pese a su advertencia, jamás me volvería a estrechar la mano.

*****

Alex Rodríguez (Nueva York, 1975), posee el dinero para comprar o pasar el resto de su vida en el hotel St. Regis de la Ciudad de México, el punto de encuentro para entrevistarle y cuya habitación más cara, en cuentas cerradas, vale 900 dólares la noche. Al menos, con su último contrato (275 millones de dólares por 10 años a partir de 2008), le alcanza -- ya con la inflación calculada -- para vivir ahí 800 años.

Su visita al país obedece a un asunto de negocios. A-Rod se asoció con la firma de capital privado New Evolution Ventures para abrir, desde hace dos años, tres gimnasios en el Distrito Federal que llevan su nombre. Todos ellos en lugares de alto flujo y simbolismo financiero como Reforma, Santa Fe y el WTC.

Previo a conversar con ESPN, Rodríguez le pidió a nuestros camarógrafos encargados del All Access que no le siguieran por la calle antes de entrar al St. Regis.

Pasaría a Starbucks.

Al ingresar a la Torre Libertad, el edificio donde reside el hotel, preguntó si la entrevista se llevaría al cabo en inglés o español.

"En ambas", le dijo nuestra producción.

Siendo así, el sexto máximo jonronero en la historia de Ligas Mayores quería el cuestionario en inglés para revisar las preguntas y descartar las que no le gustaran.

Ahí, en la Torre Libertad.

*****

A-Rod ingresó a un túnel obscuro. Y no me refiero al momento en el cual conoció los esteroides, cuyo consumo negó -- como Pedro a Jesús -- antes de aceptar en 2009 que entre 2001 y 2003, cuando militaba con Texas, los usó para dar buenos resultados ante la presión del contrato que le dieron los Rangers por una década y 252 millones de billetes verdes.
No. El cañonero entró al salón donde la única luz procedía del umbral de la puerta y de nuestro set portátil.

Me miró a los ojos, pidió que le repitiera mi nombre, solicitó la lista de preguntas en inglés (impresas de un correo electrónico), y requirió algo tan barato como un bolígrafo. Resultaba increíble que careciera de ello en su hipnótico, hermoso, imperial y feroz traje azul obscuro.

El atuendo de un señor. Del señor... del señor Rodríguez, por quien debaten los expertos en moda si pertenece más a la onda hispter o si se trata de un fashion nerd desde que usa anteojos de marco grueso en su faceta civil.

Como un maestro de educación primaria tachó un par de preguntas mientras yo, de pie, miraba una y otra vez a su lado y con asombro que, su ligera barba de un día, encanecía.

-- No contestaré estas en inglés -- , dijo con una suavidad y tersura de voz contrastante para un hombre con el poder y la fuerza para acumular, en 18 temporadas, 629 cuadrangulares, 133 menos de la marca del líder de todos los tiempos, Barry Bonds (762).

-- ¿Y si te las pregunto y contestas no comment?

-- No -- soltó con un limpio y rápido swing.

¿Y las preguntas en español?

Nada.

Por esas no preguntó y media hora después, al finalizar la cita, se quitó el micrófono para levantarse de la silla con la mandíbula apretada y firmar sólo un par de productos del departamento de mercadotecnia con tanta velocidad que recordé cuando robó 46 bases en 1998, el año de su único 40-40.

Minutos más tarde, le pidió a mi productor, Manuel Cerdeira, que se acercara.

El séquito de A-Rod lucía impaciente, ansioso y devastado ante el silencio.
¡Y faltaba la sesión fotográfica para la revista!

Debió parecerle un martirio.

-- Dice que "eso no fue cool" -- me contó Cerdeira tras regresar al salón.

-- Mmm... -- sonreí bajo los efectos de la adrenalina ante el cumplimiento de una asignación laboral de tal envergadura -- Ya sabes que el periodismo no tiene concesiones -- , le contesté al mismo tiempo que pensaba: "Dudo que Alex me obedezca si le digo cómo hacer su trabajo y a qué pitcheos no debe tirarle. Como a las curvas y sliders de los derechos o a las rectas y cambios de los zurdos".

Mi mente siguió: "Y eso que no le pregunté si su primo Yuri Sucart, el chivo expiatorio de su mancha por sustancias prohibidas, trabajaría en sus gimnasios".

¡Dios! Ni quiero imaginarme su reacción.

Eso no habría sido cool.

*****

Días antes de la entrevista con el toletero de los Mulos, estudié su evolución como personaje público. Entrevistas pasadas, reacciones ante todo tipo de preguntas. Sus relaciones con Cynthia Scurtis, su ex esposa; la actriz Cameron Díaz, la ex luchadora y modelo Torrie Wilson y hasta los rumores con Maddona (¿Necesitan que le dé un título? ¡Maddona es Maddona y punto!).

Repasé el libro de su ex manager con los Bombarderos del Bronx, Joe Torre, en coautoría con Tom Verducci (The Yankee Years); y el del ex batboy del equipo neoyorquino, Luis Castillo (Clubhouse Confidential).
Apunté todo en mi libreta Moleskine, la misma que usaban Hemingway, Picasso y Matisse. Todo en español, aclaro. El problema de A-Rod era con Shakespeare y no con Cervantes, creía él.

Al final, pasó al revés.

Pidió agua y le dio un par de tragos a la botella, la cual guardo como un tesoro fetichista. Empezamos en inglés y proseguimos en castellano. Muchas de las respuestas surgirían en automático, producto del algún tipo de entrenamiento o experiencia. Otras, en tanto, nacerían de su espontaneidad, la cual le muestra como un tipo amable, sin miedos y sin ninguna carga en la espalda (sostén de su imperio como marca deportiva); tan ligero y sonriente, como al tocar el piano y jugar tenis con sus hijas; tan radiante como en su primer equipo, los Marineros de Seattle (1994-2000); o tan contento como al hablar de su gente en República Dominicana.

-- ¿Qué harás cuando te retires? -- le pregunto luego de hablar un rato sobre sus negocios en México.

-- Primero, ser un padre (de tiempo completo) [...] Segundo, ayudar a mi gente de Latinoamérica con acciones de caridad y tercero, como una de mis metas a largo plazo, convertirme en dueño de un equipo de Grandes Ligas [...].

-- ¿Crees que te alcance el dinero? -- le bromeo.

-- Bueno, si Dios quiere -- toma una pausa y sonríe -- , pero 'maybe' usted puede ser uno de mis socios -- y carcajea conmigo como pocas veces lo hará.

-- Yo tengo un equipo amateur (Cronistas Team), ¿cuánto me cobrarías por jugar en él?
-- Negociamos después -- y vuelve a reír, lo cual resulta tan reconfortante y delicioso.

-- Perfecto. No muy caro, por favor. -- le pido y continúo: -- Alex, en 1996 los Marineros te dieron la titularidad en el campo corto. ¿Qué significó ese año para ti, incluso bateando por arriba de Ken Griffey Jr.?

-- [...] El año anterior me fue mal y fui a la pelota de invierno en Santo Domingo, donde aprendí mucho. El 96 fue, posiblemente, el mejor año de mi carrera [...].

En aquella campaña quedó segundo en la votación a Jugador Más Valioso de la Liga Americana, debajo de Juan González, de los Rangers. Se consagró Champion Bat con .358, además de pegar 36 vuelacercas y producir 123 carreras. Un año que compite con sus tres premios de MVP.
-- ¿Cómo fue jugar con Ken Griffey Jr.?

-- Uff... -- y remonta la vista al pasado -- Fue un sueño. Para mí fue un gran regalo jugar con él por más de seis años.

-- Durante mucho tiempo se dijo que él podía romper la marca de más jonrones de Hank Aaron si las lesiones no le hubieran afectado, ¿qué piensas tú de romper esa marca que ahora le pertenece a Barry Bonds?

-- Las lesiones siempre son un factor muy grande. Siempre van a ser lo que marquen la diferencia. Si Dios quiere y tengo la salud, cualquier cosa es posible, pero nunca he pensado tan allá. Yo siempre me enfoco en el juego de hoy [...] para mí, esa fórmula siempre me ha dado buen resultado.

-- Hablas del día a día. ¿Cómo ha sido para ti demostrar diariamente que vales por lo que te pagan para jugar?

-- La verdad no pienso en eso. Sólo pienso cada día cómo puedo mejorar, cómo puedo ser mejor líder del equipo y tratar todos los años de ganar campeonatos. No es mi trabajo decir qué valor tengo o no. Mi labor es trabajar fuerte y estar 'ready' para la batalla de todos los días.

-- ¿Cómo sientes que los Yankees han recuperado la inversión que hicieron en ti? -- le inquiero ante su único anillo de Serie Mundial en ocho campañas en la Gran Manzana y su paso contrastante entre temporada regular y postemporada. ¿Recuerdan cuando lo alinearon octavo en el orden en playoffs?

-- Nos faltan más de cinco años y para ese entonces tendría una mejor posición para darte una respuesta.

-- ¿Cómo reaccionarías si los Yankees te pidieran que fueras su bateador designado?

-- Habría que hablarlo con (el manager) Joe Girardi. Pero no creo que eso pase por ahora. Cuando crecía, uno de mis jugadores favoritos fue Cal Ripken Jr., jugó tercera base hasta casi los 41. Pienso que todavía tengo muchos años y muy buenos, especialmente a la defensiva.

-- ¿Qué piensas del cambio del cátcher Jesús Montero por el lanzador Michael Pineda?

-- Fue un cambio que beneficia a los dos equipos, quienes cogieron exactamente lo que querían. Seattle obtiene un pelotero joven, con mucha fuerza, con mucho potencial, algo que necesitan en medio de su line-up [...] Y para nosotros Michael Pineda es un sueño, porque es un pitcher con un material maravilloso: muy buena recta, slider, cambio.

-- ¿Alex, cómo está tu rodilla?

-- Muy bien, gracias -- incrementa el volumen de la voz y responde tan rápido y cortante con la misma amabilidad de un batazo de foul.

-- ¿A raíz de tu tratamiento en la rodilla tienes que hacer alguna modificación o ajuste en tu bateo?

-- No. Me siento muy bien y 'ready' para una gran campaña [...].
El año pasado, sólo jugó 99 duelos por los problemas en la articulación y por primera vez, desde 1995, no llegó a los 20 tumbabardas (16).

-- Alex, ¿cómo te ha beneficiado el hecho de que aceptaras que consumiste sustancias que mejoran el rendimiento?

-- Ahora mismo estoy concentrado en el presente y me siento muy bien. Lo que pasó, pasó, y ahora tengo la oportunidad de jugar en la gran organización de los Yankees a un nivel alto e ir alrededor del mundo para hablar con la juventud de los errores que cometí y de cómo pueden mantenerse en su carril para no meterse en ningún problema.

-- ¿Qué piensas de cómo los electores al Salón de la Fama han marginado a colegas tuyos que tuvieron extraordinarios números, pero de los cuales se sospecha, se comprobara o no, que consumieron sustancias prohibidas?

-- De verdad no pienso en eso. Soy como un caballo que se concentra en ganar su propia carrera [...] porque la meta es ganar el campeonato. Tenemos un equipo muy bueno [...].

-- ¿Cómo crees que los periodistas reaccionarán contigo?

-- No tengo idea. Falta tanto tiempo para esa oportunidad. Pero vuelvo a lo mismo, quiero concentrarme para ser campeón de nuevo, que fue lo más lindo en mi carrera, y tratar de ser un líder adentro y afuera del terreno. Y hasta en los negocios.

-- ¿Qué importancia tiene para ti el Salón de la Fama?
Hace una pausa antes de responder.

-- Yo creo que para todos los peloteros es igual. Es el sueño más grande, pero son cosas que uno no puede controlar. Y pase lo que pase, yo siempre voy a estar feliz.

-- ¿Incluso si no llegas a él?

-- Eso no lo puedo controlar.

-- ¿Qué sucede contigo en playoffs?

-- A veces el pitcheo me ha ganado, pero a veces, como en 2009, ayudé al equipo a ganar. Ojalá uno fuera como una computadora para batear .500 o .600 durante todos los playoffs, pero estoy muy feliz como ha pasado todo exactamente.

-- ¿Qué consejo le darías a Albert Pujols, quien firmó un contrato similar al tuyo? (254 millones de dólares por 10 campañas).

-- Albert es uno de mis peloteros favoritos. Un gran amigo [...] Estoy muy feliz por Artie Moreno (dueño de los Angels), quien tuvo la visión de firmarlo. Será un matrimonio muy bueno. Albert tiene que ser Albert. Él tiene que gozar su juego [...].

-- ¿Qué consejos le darías a los jóvenes que obtienen contratos millonarios?

-- Siempre mantener el hambre. [...] es donde reside el truco de tener una carrera larga.

-- ¿Y qué consejos les darías en los negocios?

-- Los jonrones son buenos en la pelota, pero no son buenos si tratas de darlos en los negocios. Hay que ser muy conservador, buscar un toque, un "hitsito" (sic) y, de vez en cuando, si uno da doblete es bueno. Pero hay que ser muy paciente.

-- ¿Cuál es tu opinión de tus compañeros mexicanos Jorge Vázquez, Luis Ignacio Ayala y Ramiro Peña?

-- Los peloteros mexicanos son muy buenos. Tienen un corazón y una pasión increíbles. También Adrián González es una maravilla. Juega tan fácil, aunque te he de confesar que me gustaba más cuando estaba en San Diego, un poquito más lejos (de nosotros) -- suelta una risita -- , pero ahora que está en Boston sé, porque vamos mucho, que la fanaticada, una de las mejores del mundo, se ha enamorado completamente de él.

-- ¿Te verías algún día con los Medias Rojas?

-- No, no. Soy muy feliz siendo yankee y adoro a los Yankees.

-- ¿Ni aunque te pagaran 270 millones?

-- No. Yo con los Yankees. Respeto demasiado a los Medias Rojas. Son grandes competidores de nosotros, pero mi sueño es ser yankee.

-- ¿Cuál es tu opinión de la llegada de Bobby Valentine como manager de los Medias Rojas?

-- Bobby va ser muy bueno. Es muy inteligente y le dará una pimienta muy especial a la rivalidad con nosotros. Fue muy buen movimiento de Boston y les ayudará. Es mucho equipo.

-- ¿Qué piensas de la sentencia que le dieron a Barry Bonds? -- Sí, llegamos al momento de las preguntas que excluyó de la lista en inglés. Sólo que las de mi negra, obscura, lúgubre y malvada libreta las escribí en mi idioma.

-- ... -- Silencio y niega con la cabeza.

-- ¿Cuál es tu opinión sobre la suspensión que le impusieron a Ryan Braun?

De nuevo silencio y negación. Hasta que irrumpe con algo que jamás esperé -- ¿Tú qué piensas? -- me dice con cierta franqueza.

-- ¿Te digo la verdad?

-- No.

-- ¿Te miento?

-- No me importa. Próxima (pregunta).

-- ¿Pero te miento o no?

-- No.

-- ¿Es un tema muy delicado?

-- ¿Para ti?

-- No, yo te estoy preguntando.

-- No. Próxima.

-- ¿Cómo te pone que te haga este tipo de preguntas?

-- No. Próxima.

Breves risas nerviosas de ambos.

-- La última que te preguntaría, la tenía aquí apuntada -- Busco y recorro de atrás para adelante cada una de las hojas de mi Moleskine. En realidad, sólo jugaba con la tensión de la atmósfera ante su mirada, la de su séquito y la de mi equipo de producción.

-- Cerraste el libro, muy bien, gracias -- dice sorprendido y aliviado.

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