Ezequiel Agterberg 3y

El amor en los tiempos olímpicos

BUENOS AIRES -- Se estima que habrá 10.500 atletas presentes en Río. Durante 17 días todos en la Villa Olímpica. Poco espacio y muchos jóvenes. El comité organizador del evento sabe que una de las mayores responsabilidades es el cuidado integral de cada competidor. Eso incluye el aspecto sexual. Es por eso que, desde los Juegos de Barcelona 1992, los organizadores entregan preservativos a todas las delegaciones.

El principal fin es tomar conciencia del SIDA. Los atletas no tardaron en sacarle provecho a la situación. En Sidney 2000, los organizadores dieron 70.000 condones. Pero se quedaron cortos y hubo que encargar 20.000 más. En Beijing 2008 prefirieron ser precavidos y entregaron 100.000 preservativos. En 2010, en Puerto Rico se realizaron los juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez y las cañerías del complejo se taparon gracias a botellas de plástico, toallas sanitarias y cerca de 1000 preservativos.

En la historia de los Juegos Olímpicos, de lo que muchos atletas no se protegieron, por voluntad propia, fue de encontrar el amor por los pasillos de alguna villa olímpica.

LONDRES 1948 - EMIL ZATOPEK Y DANA INGROVA
"La tomo conmigo, me traerá suerte" le dijo Dana Ingrova a Emil Zatopek al sacarle la medalla dorada. Los dos nacieron en Checoslovaquia el mismo día: 19 de septiembre de 1922. El atletismo sería el encargado de unirlos 26 años después en los Juegos Olímpicos de Londres en 1948. Zatopek, el sexto de siete hermanos, empezó a trabajar en la fábrica de zapatillas Bata a los 16 años. Esa empresa patrocinaba todos los años una carrera en la que la mayoría de los jóvenes participaban.

En 1940, con 18 años, Zatopek se decidió a competir sin haber entrenado nunca. Tan mal no le fue. "Quedé segundo y me dio ímpetu para participar en otras carreras, me gustó que la gente me aplaudiera", expresó al concluir la carrera. De cara a la segunda guerra mundial, tuvo que presentarse al servicio militar, lugar donde se le abrirían las puertas olímpicas. Rápidamente sus hazañas atléticas a nivel nacional tomaron reconocimiento. Es así como llegó a conocer a la hija de su coronel, Dana Ingrova. Pero en la villa olímpica de Londres 1948 fue donde nació el amor. Él logró ganar la medalla de oro en los 10.000 metros y la de plata en los 5.000. Ella, lanzadora de jabalina, terminó en séptimo lugar. Pero los dos sabían que habían conseguido lo más importante: el amor de su vida. Unos meses después se casaron y nunca más se separaron.

En los juegos de Helsinki 1952 los dos lograron consagrarse a nivel deportivo. Emil consiguió tres medallas doradas: maratón, 5.000 y 10.000 metros, metiéndose en la leyenda del atletismo. Ella logró el primer lugar en lanzamiento de jabalina luego de quitarle la medalla dorada a su marido como amuleto de la suerte. Melbourne 1956 sería el último juego de Zatopek: se presentó en el maratón y finalizó sexto. Mientras que Dana se presentó en Roma 1960 y logró un sorprendente segundo lugar, conquistando la séptima medalla de la pareja. El amor perduró en el tiempo. Convivieron durante 52 años, hasta el 22 de noviembre de 2000, día del fallecimiento de Emil Zatopek.

MELBOURNE 1956 - HAROLD CONOLLY Y OLGA FIKOTOVA
La historia de amor olímpico más recordada por su contexto político fue la de Harold Conolly y Olga Fikotova. Él estadounidense y ella checoslovaca, en pleno apogeo de la Guerra Fría, defendieron su relación por encima de la incomprensión de muchos. Se conocieron en la villa olímpica de Melbourne, en diciembre de 1956, poco antes de presentarse a competir. Según reconocieron los dos, el flechazo fue inmediato. Olga era lanzadora de disco. No era la gran favorita, porque las soviéticas Beglyakova, Nina Ponomaryera y Albina Yelkin eran más corpulentas y las principales candidatas. Pero la checa, en su último tiro, lanzó 53,69 metros y logró la mejor marca de la jornada. Olga se proclamó campeona olímpica. Un día después llegaría el turno de él. Harold era el dueño del record mundial de lanzamiento de martillo y el gran favorito a llevarse la dorada. Estaba en su mejor momento y todos en Melbourne esperaban su consagración. Y no defraudó. Pese a su defecto, tenía el brazo izquierdo siete centímetros más corto, lanzó 63,19 metros y escaló a lo más alto del podio.

Todos pensaron que el romance concluiría al término de los juegos. La guerra fría estaba en su apogeo. Las críticas envolvieron a la relación, el contexto político los separaba. Pese a todas las barreras, en 1957, Harold logró que lo autorizaran a viajar a Praga. La separación durante dos meses los hizo más fuerte y decidieron casarse. Pero no fue tan fácil. Él tuvo que pedir una audiencia con el presidente checoslovaco Antonin Zapotocky para que dé su consentimiento. Y lo consiguió. 30.000 mil personas concurrieron al casamiento tan ansiado. Luego de los festejos, Olga consiguió el permiso de su país y se radicó en California junto a su marido. Bajo la bandera de Estados Unidos, compitieron en los juegos de Roma, Tokio y México, aunque no pudieron repetir lo hecho en Melbourne. En Múnich 1972, Olga volvería a competir y, como si fuera poco, fue la abanderada de Estados Unidos en el desfile inaugural, a pesar de haber mostrado abiertamente su oposición a la guerra de Vietnam. Un año después, el matrimonio de cuatro hijos, llegaría a su fin. El divorcio fue noticia en todo el mundo deportivo. Pero todos recordarán cómo el amor entre dos deportistas pudo más que todas las barreras políticas de una guerra mundial.

MÉXICO 1968 - VERA CASLAVSKA Y JOSEF ODLOZIL
Todo comenzó con una promesa: si ella retenía su titulo general individual y él llegaba a la final de los 1500 metros, se casarían ahí mismo, en México. Los dos atletas checos, Vera Caslavska y Josef Odlozil se conocieron un tiempo antes de los juegos olímpicos de 1968, pero fue allí donde confirmaron su amor. Vera había conseguido en Tokio 1964 tres medallas doradas (general individual, salto de potro y barra de equilibrio), mientras que Josef se había adueñado de la medalla de plata en los 1500 metros. Tras haber cumplido con la promesa pactada, las autoridades mexicanas les brindaron todo el apoyo. En la Catedral Metropolitana de la ciudad de México, al compás de los Mariachi, se juraron amor eterno. Y Vera Caslavska se pasó a llamar "La novia de México". Tuvieron dos hijos: Martin y Radka.

Pero no todo fue tan fácil. Antes de los Juegos de 1968, Vera se había manifestado en contra de la invasión rusa en Checoslovaquia (Primavera de Praga). Cuestión que casi le cuesta la no participación. De vuelta en su país, alrededor de cuarenta interrogatorios sufrió la pareja. Vera no finalizó sus estudios y ninguno de los dos tenía trabajo. El presidente mexicano López Portillo decidió brindarles ayuda y viajaron de nuevo, esta vez para trabajar como profesores. Tanta era la simpatía por "La novia de México" que llegó a tener un programa en la televisión: "Haga gimnasia con Vera". Pero no era el mejor momento de la pareja y es por eso que decidieron divorciarse, exactamente en la misma ciudad donde habían contraído matrimonio. Una vez más volvieron a su país natal. En 1993, cuando separados cada uno rearmó su vida, el asesinato de Josef Odlozil fue la noticia en el mundo deportivo y más aun para Vera. Su propio hijo Martin fue acusado de participar, al menos como instigador de los hechos. Ella no soportó e ingresó a un centro psiquiátrico.

SIDNEY 2000 - ROGER FEDERER Y MIROSLAVA VAVRINEK
La imagen de Roger Federer en la cancha y su mujer Mirka Vavrinec en la grada es moneda corriente en el circuito del tenis. Este amor comenzó en Sidney 2000. Suiza no llegaba con sus mejores jugadores por las bajas a última hora de Marc Rosset (oro en Barcelona 1992), Martina Hingis y Patty Schnyder. Un joven Roger Federer y Vavrinec eran los encargados de defender los intereses del país helvético. Hasta ese momento solo se habían visto en los poco torneos donde coincidían, pero apenas habían hablado. Roger estaba en plena ascensión hacia el numero uno del tenis mundial, mientras que ella estaba viviendo, casi sin darse cuenta, los últimos momentos como tenista profesional. Mirka fue quien dio el primer paso y se acercó para hablar en la villa olímpica. "No tenía idea de que era tan gracioso" expresaba por aquel entonces.

Mirka nació en Eslovaquia y emigró a suiza con tan solo dos años. En 1997, se nacionalizó y cuatro temporadas más tarde consiguió su mejo ránking al alcanzar el puesto 76 de la clasificación mundial. Sobre el cemento australiano, perdió en primera ronda frente a Elena Dementieva, mientras que Federer cayó en semifinales ante Tommy Haas y en la lucha por el bronce ante Arnaud Di Pascuale. Sin embargo, lo deportivo quedó en segundo plano luego de encontrar el amor, que perdura 16 años después. Las lesiones parecían anticipar el retiro de Vavrinec, cuyo último encuentro fue en abril de 2002 en Budapest. Por el contrario, Roger Federer se convertía en el mejor tenista del mundo llegando a la cima del escalafón por primera vez el 9 de junio de 2003. En la actualidad, para muchos es el mejor de todos los tiempos. Para el propio Federer, el éxito también es de su esposa (se casaron en Basilea en abril de 2009), con quien comparte todo: vida, viajes, negocios y ceremonias. Pero lo más importante de sus vidas llegó el 23 de julio de 2009: el nacimiento sus dos hijas mellizas, Charlene Riva y Myla Rose. A ellas les siguieron, el 6 de mayo de 2014, Leo y Lenny, el segundo par de mellizos de la pareja.

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