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Barcelona, ciudad del arte y fútbol

La Sagrada Familia y el Nou Camp, dos estandartes de Barcelona 

BRISTOL -- Dicen que antes de 1992, de Barcelona sólo quedan la Sagrada Familia de Gaudí y el Barça. Todo lo demás ha cambiado. Los Juegos Olímpicos tienen gran culpa de ello. La ciudad albergó la máxima cita del deporte en aquel verano que le cambió la perspectiva. Acostumbrada a vivir de espaldas al Mediterraneo, Barcelona cambió y abrazó la costa que ahora le de un aire particular.

Barcelona derribó las murallas romanas para adoptar el plan de Ildefonso Cerdá. Cuadrículas que recorren desde la montaña al mar, desde el río Llobregat hasta el Besós. Ciudad de intelectuales, de artistas, de futbolistas. Barcelona encuentra en el fútbol un vehículo de expresión. Motor de Cataluña y el catalanismo. El sentimiento de pertenencia a una nación imperfecta como todas con la perfecta convicción de ser independiente pero entrampada en la conveniencia y la voluntad.

La historia del deseo catalán de independencia, lingüística inclusive, la enfrentó siempre con el totalitarismo del poder central que inhibía sus prácticas catalanas amplificando su deseo de ser únicos aunque dentro de España. Cuando hasta su lengua era suprimida por orden del gobierno dictatorial, el Barcelona como club de fútbol fue su ventana de escape. Ser del Barcelona era, y para muchos sigue siendo, la mejor manera de pronunciarse catalán.

La bandera de un movimiento que al llegar la democracia buscó en el fútbol un camino para potenciar su existencia. Empezó con la llegada de un flaco holandés en 1973. Considerado en su momento como el mejor jugador de fútbol en el mundo, Johann Cruyff le dio al catalán del Barcelona una razón para creer que se puede ser mejor y más grande. Cruyff fue parte de un movimiento aún más grande, con frutos cosechados un par de décadas más tarde.

Barcelona, la del fútbol, ha encontrado en la semilla instalada en la época de Cruyff, el futbolista, una identidad de juego. Con el tiempo asumió que el talento se podía educar desde pequeño y en casa. Cruyff, entrenador del primer equipo desde 1988, haría de esta idea su estandarte. El Barça empezó entonces a creer en una manera de juego que potencia la tenencia de la pelota y cree, o intenta al menos, que los jugadores formados en casa deben tener preferencia sobre el resto. Esta idea se potencia en la última década, en la que llegan a la cima del fútbol y se posan en la vitrina de los mejores de la historia.

La ciudad del arte de Gaudí y su parque Güell de movimientos armoniosos. De la catedral interminable como una obra que no tiene fin. De las calles simétricas, con sentido. De sus amplias veredas, espacios cosmopolitas llenos de bohemia, de inspiración. En alguna parte de esta visita a Barcelona, encontrarán que el fútbol es tan de la ciudad como la ciudad es para el fútbol. encontrarán que Barcelona es Barcelona.