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De regreso al 'Alma Mater'

Notas del Editor: Esta entrevista se publicó originalmente el 3 de julio de 2012. Pueden encontrar la versión en inglés de esta nota aquí:

KANSAS CITY -- A George Brett no le tomó ni cinco segundos el pensarlo. Aparentemente, ni siquiera tomó en consideración ninguna de las estrellas que estuvieron con él en esos equipos de los Reales de Kansas City que llegaron a los playoffs en siete ocasiones de 1976 a 1985.

En cambio, en la conferencia de prensa posterior a su exaltación al Salón de la Fama en 1999, cuando le preguntaron quién sería el próximo miembro de los Reales en llegar a Cooperstown, de inmediato Brett mencionó a un joven de 22 años que apenas había jugado poco más de media temporada en las mayores.

"Si se mantiene enfocado, y evita las lesiones, Carlos Beltrán puede ser el próximo Real aquí", dijo entonces Brett con un sorpresivo entusiasmo sobre el jardinero central novato de los Reales, cuyo promedio rondaba los .300 en aquel momento. "El chico lo tiene todo y además, me gusta la pasión que tiene por el juego. Tienen que verlo".

Trece años después de aquellos comentarios de Brett y a ocho de su último juego en uniforme de Kansas City, el jardinero de 35 años sigue con esa pasión por el deporte y la está demostrando con un inicio de campaña digno de un candidato a Jugador Más Valioso con el uniforme de los Cardenales de San Luis. Hasta los partidos del fin de semana, lideraba la Liga Nacional en carreras remolcadas con 61 y estaba segundo detrás de Ryan Braun en cuadrangulares con 20. Tenía promedio de bateo de .310, porcentaje de embase de .396 y 'slugging' de .576.

A mediados de su 15ª temporada, Beltrán comienza a alcanzar números considerables que lo podrían encaminar a luchar un posible puesto en Cooperstown. Acaba de batear su hit 2,000 y hace unas semanas, se convirtió en el primer bateador ambidextro de la historia con 300 jonrones y 300 bases robadas. Ha acumulado 1,232 carreras anotadas y 1,207 impulsadas y su promedio de efectividad en robos de base (87.2) es el mejor de cualquier jugador con 300 o más robos en su carrera.

Esos números son comparables con peloteros que ya están en el Salón de la Fama como Andre Dawson y Dave Winfield cuando estaban en el mismo punto en sus respectivas carreras.

Y sigue -- como dijo Brett -- lográndolo todo, incluyendo su defensiva para convertirlo en un jugador completo, a pesar que pasó la mayor parte de su tiempo de juego en los últimos años en el jardín derecho, donde tiene menos terreno que cubrir, que en el central. En el 2011, fue segundo en asistencias (10) y en promedio de fideo (.996) entre los jardineros derechos en la Liga Nacional.

El pasado domingo, fue nombrado como abridor en uno de los jardines de la Liga Nacional para el Juego de Estrellas de la semana que viene, que se jugará donde todo comenzó para Beltrán: en Kansas City. Será su séptima aparición en un Juego de Estrellas

"Cuando Carlos está saludable, es uno de los jugadores más excitantes del béisbol", dijo el coach de tercera de los Cardenales, José Oquendo. "Lo está demostrando ahora más que nunca; cuando tiene salud, juega como un futuro miembro del Salón de la Fama".

"De seguro que él es uno de los mejores en este juego", dijo el manager de los Cardenales Mike Matheny, quien vio primero a Beltrán como novato cuando jugaba béisbol invernal en Puerto Rico. "Tengo mucho respeto por él, por su ética de trabajo, por el amor que siente por el juego y por lo gran compañero que es. Y además, tiene esos grandes números. ¿Qué más puedes decir?"

Pero a pesar de la predicción de Brett en 1999, ni de la opinión de Oquendo, Beltrán dice que nunca ha pensado en Cooperstown. Su mente está en volver a los playoffs, una meta que aprendió a apreciar cuando fue con los Astros de Houston a una memorable postemporada en 2004, en la que bateó .435 con ocho cuadrangulares y 14 carreras impulsadas en 12 partidos ante Atlanta y San Luis en los playoffs.

"Fue un gran elogio, sobre todo viniendo de George Brett, uno de los mejores del juego", agregó. "Fue algo que me motivó mucho a trabajar como jugador, pero son elogios que uno recibe, pero que uno no deja que se le suban a la cabeza. Ahora mismo, no pienso en eso; nunca lo he pensado. Sólo vivo el momento y trato de ayudar a mi equipo a volver a los playoffs. Si tengo la salud para jugar tres o cuatro años más, quién sabe".

Aprendiz y discípulo

Para Beltrán, Brett -- quien sigue en la organización de los Reales como consejero -- fue un aprendiz y un maestro. El joven jardinero central aprovechó la cercanía del miembro del Salón de la Fama para conocer el juego lo mejor posible.

"Estaba bien impresionado inicialmente con Carlos, el atleta", comentó Brett vía correo electrónico a ESPNdeportes la semana pasada. "Podía hacerlo todo: correr, tirar y batear. Pero estaba más impresionado con su ética de trabajo, para un hombre joven a su edad; siempre estaba haciendo preguntas, trabajando en las cosas pequeñas y en fundamentos, buscando convertirse en el jugador más consistente y completo... La mejor parte es que sigue haciendo las cosas que separan a las superestrellas de los buenos jugadores".

"Lo mejor es que ha continuado haciendo las cosas que hacen superestrellas a los buenos jugadores", agregó el legendario jugador, quien sigue en la organización de los Reales como asesor.

Todavía en la parte final de su carrera, Beltrán utiliza algunos conocimientos que aprendió con Brett durante su estadía en el uniforme azul y blanco de los Reales. El legendario antesalista que llegó a quejarse en sus últimos años de carrera que los peloteros ya no hablaban de béisbol, encontró en Beltrán alguien dispuesto a escucharle en todo momento.

"George siempre me dio buenos consejos", dijo Beltrán. "Él era muy accesible para ir a hacerle preguntas y fue muy amable conmigo. Hablábamos en la jaula de bateo, de "approach", de qué hacer en ciertas situaciones. Algunas uno las aplicaba de inmediato al juego de uno, otras no funcionaban de la manera en que uno piensa, aunque le funcionaban a él. Pero fue un gran proceso de aprendizaje que me benefició mucho... En las prácticas de bateo, él nunca nos decía que bateáramos buscando la cerca, pero en cambio nos decía que intentáramos batear la pelota duro todo el tiempo. Eso hacía sentido, porque cuando tratas de llevarla lejos, eso te crea tensión en las manos. Cuando solo tratas de conectarla duro, te concentras en mirarla, en conectarla con el bate".

Pero Brett no fue el único modelo que tuvo como jugador joven. En la liga invernal de Puerto Rico tenía de cerca a otro tutor.

"En este deporte, hay que ver lo qué hacen las superestrellas para buscar algo que puedas agregar a tu juego", dijo sobre Bernie Williams, su compañero con los Lobos de Arecibo. "Lo veía trabajar, cómo se preparaba, cómo corría las bases, como tomaba brincos en el outfield. No sólo era una estrella, sino que tuvo la nobleza de compartir sus conocimientos conmigo".

Johnny Ramos, el escucha que lo recomendó a la organización de los Reales, vio ese mismo entusiasmo de aprender que apreciaba Brett en el juvenil oriundo del sector Tierras Nuevas, de Manatí, en la zona norte de la Isla y que colinda con Vega Baja, Vega Alta y Dorado, de donde han salido Juan González, Iván Rodríguez, Yadier Molina, Bernie Williams y Edgar Martínez. Por eso no es difícil de entender que la vida de Beltrán cuando joven girara en torno al juego.

"Tenía 16 años cuando lo ví por primera vez y se movía muy bien en el jardín central", recordó Ramos. "Era un muchacho callado, pero uno se daba cuenta de que trabajaba duro por la forma en que jugaba. No era un super bateador, pero hacía contacto y nunca pensé que fuera un bateador de 30 jonrones. Así que de las cinco herramientas, tenía potencial en cuatro".

A juicio de Ramos, una lesión en el tendón de la corva durante unos entrenamientos con los Expos de Montreal, junto con un mal día en una práctica con los Medias Rojas en Boston lo dejó fuera de la primera ronda del sorteo de novatos de 1995. Los propios Reales utilizaron su turno en la primera ronda para firmar a Juan Lebrón, un jardinero de poder a quien comparaban con Juan González.

Beltrán perdió varios meses por la lesión y su experiencia en Boston tampoco le ayudó.

"Mucha gente no sabe esto, pero en Boston, el hotel donde estaban [Beltrán y Lebrón] sufrió un fuego y los tuvieron que sacar del lugar la noche antes. Se acostaron tardísimo y ambos lucieron muy mal", recordó Ramos.

Eso facilitó las cosas a Kansas City, quien atrapó a los dos mejores prospectos de Puerto Rico ese año: Lebrón en primera ronda y Beltrán en segunda. Art Stewart, el entonces director de escuchas de Kansas City y actual asesor senior del gerente general, sabía que habían salido ganando al escoger a Beltrán.

"Beltrán era un muchacho de primera ronda y lo demostró", recordó Stewart. "El error lo cometimos con Lebrón, pero en este negocio uno nunca sabe. Nos ayudó que se lesionara [Beltrán], porque pudimos escogerlo en la segunda ronda".

Lebrón nunca pasó del nivel Triple A en 12 temporadas en liga menor.

El poder del ambidextro

De acuerdo a Ramos, la quinta herramienta que le faltaba a Beltrán llegó cuando se convirtió en bateador ambidextro.

"Lo llegué a ver practicando a lo zurdo y lo hice saber en el informe [de escuchas]", dijo Ramos. "Pero de juvenil, nunca bateó a lo zurdo en un juego. En su segundo año en las menores, la organización decidió convertirlo en ambidextro y se dio cuenta de que añadía poder a lo zurdo. Fue un activo que lo ayudó a subir".

En Kansas City, Beltrán utilizó todas las herramientas para convertirse en uno de los jugadores más excitantes en las mayores. En cuatro de sus primeras seis temporadas completas con los Reales impulsó y anotó 100 carreras, bateó más de 20 jonrones y se robó más de 25 bases. Entre 1999 y 2004, llegó quieto en 189 de sus 212 intentos de robos de base, para un impresionante 89.1 por ciento. Al menos al principio, su defensiva era subestimada, aunque en Kansas City fue más que reconocida.

En la serie interligas en junio entre los Cardenales y los Reales en el Kauffman Stadium en este verano -- la primera vez que Beltrán volvía como jugador a Kansas City desde que un cambio de mediados de temporada lo envió a Houston en 2004 -- recibió una cálida bienvenida, tanto de la fanaticada de los Reales como de la gerencia. Antes de entrar al terreno, fue entrevistado por cerca de 20 reporteros de la ciudad. Y luego inició larga conversación con Stewart.

"He estado en este juego por 60 años y es uno de los mejores muchachos con los que he trabajado", comentó Stewart. "Es el tipo de chico que todo padre sueña. Trabajó durísimo para ser un gran pelotero y pulió sus herramientas para ser un jugador completo. Me siento orgulloso de haberlo seleccionado en el sorteo y de ser testigo de su carrera".

El final de un sueño

El sueño de ser un pelotero de un solo uniforme terminó para Beltrán en 2004, cuando los Reales lo cambiaron a los Astros en un triple cambio que además incluía a Oakland. Beltrán sabía que le esperaba el mismo destino que a otros jugadores de Kansas City como Johnny Damon en 2000 y Jermaine Dye en 2001, que los Reales cambiarían sus jugadores más mercadeables. Pero aún así, admite que fue duro quitarse el uniforme de los Reales.

"Cuando llegué aquí, uno piensa que nunca va a salir de aquí", comentó. "Lo ideal siempre es quedarse donde todo empezó. Pero luego uno va entendiendo que así es este gran negocio, aunque siempre es difícil entenderlo cuando te cambian. Viví grandes momentos en esta organización y todavía tengo grandes amigos aquí, con quienes todavía me comunico".

"No había vuelto desde el cambio", agregó, poco antes de conectar dos dobles en sus primeros dos turnos en su regreso a Kansas City, "y desde que venía en el autobús y vi las gradas, sentí mucha nostalgia. Regresar ha sido grandioso y venir para el Juego de Estrellas sería maravilloso, como el cierre de un ciclo. No importa lo que haga, mi temporada de novato y mi tiempo en Kansas City siempre va a tener un lugar en mi corazón".

En enero de 2005, firmó como agente libre un contrato de siete años y $119 millones con los Mets de Nueva York, con quienes volvió a la postemporada en 2006. En Nueva York, Beltrán se desarrolló como un bateador de poder, a la vez que finalmente llegaba su reconocimiento como jardinero defensivo con tres Guantes de Oro de forma corrida. Pero con los Mets, también aparecieron las lesiones de todo tipo, desde una fractura en la cara producto de un choque en los jardines con su compañero Mike Cameron en 2005 hasta los problemas en la rodilla que limitaron su participación a 81 partidos en 2009 y 64 en 2010.

"Nueva York era un mercado grande, muy grande", comentó. "Era un gran reto evitar las distracciones y jugar a la altura de las expectativas. Uno tiene que estar muy consciente no sólo de lo que haces en el terreno, sino también fuera".

La recuperación de una operación de rodilla fue lenta y obligó el cambio al jardín derecho que eventualmente revivió su carrera. En 2011, bateó para .300, 22 jonrones y 84 remolcadas con Nueva York y San Francisco.

"Esta temporada ya estaba saludable para el entrenamiento primaveral", dijo. "Mis rodillas están bien y eso me da más confianza. Pienso que esa ha sido la mayor diferencia".

La primera mitad de esta temporada con los Cardenales pudieran apuntar que la profecía de Brett todavía se puede cumplir. Pero insiste en que sus metas futuras están mucho más cercanas.

"Llegar a los playoffs, de eso es que se trata todo esto", comentó Beltrán. "Esa experiencia con Houston me ayudó a entender que llegar a los playoffs es lo verdaderamente importante. Los números individuales, los premios -- eso es secundario, ya habrá tiempo para mirarlos".