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Se extraña tanto a Oberto

El centro de Las Varillas no participará de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 Getty Images

Lo dijo el técnico Julio Lamas cada vez que justificó su elección del plantel definitivo y lo remarca Emanuel Ginóbili cuando explica la realidad del equipo y las complicaciones que afronta. Pero sobre todo salta a la vista con una áspera e innegable simpleza: la ausencia de Fabricio Oberto es una complicación en el funcionamiento de la selección argentina y una carencia que no se ocultará fácilmente durante los Juegos Olímpicos.

¿Dónde radicaba la importante influencia del pivote? A ambos lados de la cancha. Tal vez en defensa fuera mayor, aunque menos visible, por la intensidad que le imprimía a la tarea y porque en su función de último hombre corregía y ajustaba todos los movimientos de conjunto.

En ataque, en cambio, era sorprendente cómo un hombre que no reclamaba demasiado el balón, tuviera tanta injerencia. Es que el cordobés era fundamental en el juego de pases del equipo, debido a su capacidad para ubicarse, tanto para mostrarse siempre como opción de descarga, como para ser él el asistidor, sobre todo de Scola, ubicándolo con toques cortos, de esos que hieren a las defensas.

Pero también el aporte de Oberto, con sus 2,07 de altura, se percibía en esas sensaciones impalpables pero concretas, como eran su presencia física, su solo "estar" y el indiscutible respeto que su nombre imponía.

Por todo esto, la selección de Julio Lamas atraviesa el difícil trance de acostumbrarse a jugar sin un hombre referencial en la última década del equipo, con el que llegó a lo más alto del básquetbol internacional.

Es extraño estar describiendo esta realidad sobre un hombre que en las últimas dos competiciones, el Mundial de Turquía y el Torneo de las Américas de Mar del Plata, no logró completar todos los partidos, ya que enfermedades y lesiones lo marginaron en ambos casos.

A pesar de esto, el aporte de Oberto resultó inconmensurable en ambos casos. En Estambul, porque la defensa que realizó para contener Tiago Splitter en los octavos de final ante Brasil, fue de lo más sublime que se vio en esa tarea en muchos años. En el Preolímpico, porque en los dos partidos decisivos dejó su marca registrada en el apartado defensivo, aun cuando estuvo extrañamente impreciso adelante.

Aunque sea cruda, hay una la demostración inequívoca de que el recambio generacional argentino no viene con un nivel de eficacia similar. Tampoco sería honesto exigir que con inusual rapidez el básquetbol de Argentina produzca otro pivote como Oberto, que triunfó en Europa y que se hizo respetar en la NBA.

Resulta incómodo aceptar que se extrañe a un jugador de 37 años, que hace más de 20 meses que dejó de competir profesionalmente. Sobre todo porque lo más factible hubiera sido que su aporte fuese inferior a los anteriores. Pero es que en el imaginario colectivo todavía se mantiene esa imagen de un Oberto fuerte y ganador, sin fecha de vencimiento…

Al mismo tiempo debo reconocer que Juan Gutiérrez (28 años y 2,05) muestra un elogiable crecimiento en el último tiempo y que tiene bien ganado su lugar en el quinteto inicial que Argentina presentará en Londres.

Por el contrario, Martín Leiva (32 años y 2,10) no termina de afirmarse en la selección, ni de encontrar su lugar ni su rol.

Todo esto provoca que Argentina, al menos es lo que mostró en los partidos disputados hasta ahora, no tenga tanto juego interior, que el balón no llegue y se sostenga cerca del cesto.

Es lógico por lo expuesto que significa la ausencia de Oberto, pero también por que Juan Gutiérrez tiene otras características, con más movilidad, la que lo lleva a no jugar tan estacionado en el poste bajo. El hombre de Obras se abre para lanzar y tal vez aporte algo más de anotación, aunque jamás tendrá su solidez defensiva ni su presencia física.

El largo de brazos de Gutiérrez lo muestra como una buena opción para el rebote y para modificar tiros del rival. Hacerlo contra hombres del máximo nivel internacional será su desafío.

Cada vez que no estuvo Oberto, lo más frecuente fue correrlo a Luis Scola (32 años y 2,06) como centro, y acompañarlo por Leonardo Gutiérrez (34 años y 2,00), con su confiable tiro de 3 puntos, o por Federico Kammerichs (32 años y 2,04), tal vez el mejor rebotero del equipo, aunque con poca regularidad en ataque.

Esto se hizo, sobre todo, en el Mundial de Turquía y los resultados fueron mayormente positivos. Claro que aquella vez Scola respondió con la más maravillosa producción que se recuerde de un jugador argentino. Pero de eso ya pasaron dos años. ¿Podrá repetir el flamante hombre de Phoenix Suns?

Se debe confiar en que a la hora de la verdad sobre Scola recaerá un mayor protagonismo ofensivo, el que él mismo siempre disfrutó de asumir. Sin embargo, la actualidad del capitán argentino lo muestra tomando muchos tiros abiertos, no yendo siempre, como en otras épocas, a definir en la sacrificada zona del poste bajo. Por las posibilidades del equipo, sería beneficioso no sobrecargar demasiado el juego en él, para evitar un desgaste excesivo.

Más allá de esto, resulta inevitable sospechar que la partida de Oberto dejó un vacío enorme debajo del cesto para la selección argentina. Un vacío que hoy resulta imposible llenar y que a futuro se presenta como su gran objetivo.