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Nuevos rostros, mismo objetivo

PITTSBURGH -- Brett Keisel echó un vistazo a la sala de juntas de la defensiva de los Pittsburgh Steelers en día en el campamento de entrenamiento y el ala defensiva se quedó perplejo por no haber visto rostros familiares.

No estaba James Farrior, ni Aaron Smith, ni Chris Hoke. Todos ellos jugadores importantes en las tres apariciones de los Steelers en el Super Bowl. Todos parte de un éxodo masivo en la temporada baja que volvió al equipo más joven, aunque Keisel destacó que no menos enfocado en un séptimo trofeo Lombardi.

"Sí, te das cuenta cuando eres uno de los más veteranos en una habitación", declaró Keisel, quien cumple 34 años en septiembre. "Pero sabes cómo es aquí. Estos jóvenes saben qué esperar y lo que tienen que hacer para ayudar a este equipo a ganar".

Y ganar ahora. En ese sentido, eso es lo de siempre en Pittsburgh. También es una de las pocas cosas que se han mantenido intactas después de una temporada baja activa para una de las franquicias más estables de la NFL.

Hines Ward, y su récord de 1,000 recepciones de por vida en el equipo, fue liberado. Permitieron que se marchara el coordinador ofensivo, Bruce Arians. El guardia, Chris Kemoeatu, también se fue, como parte de un movimiento de rejuvenecimiento en la línea ofensiva.

Si bien el entrenador en jefe, Mike Tomlin, admite que el vestuario extrañará la presencia de líderes como Ward y Farrior, no está preocupado por cómo afectará eso a los Steelers en el campo.

"Desde el punto de vista de la formación de un equipo, las jugadas se van a hacer", señaló. "Las ruedas seguirán girando, es más grande que todos nosotros. Alguien va a atrapar pases. Alguien va a taclear a los rivales".

En el 2011 los Steelers terminaron con marca 12-4, pero carecieron de ese instinto asesino. Lideraron a la liga en yardas permitidas pero fueron el último lugar en generar robos de balón y dejaron que Tim Tebow los eliminara de los playoffs. La ofensiva de Pittsburgh movió el balón con facilidad pero tuvo problemas para anotar puntos, esa fue una de las principales razones por la que Arians fue reemplazado con Todd Haley, quien tiene la esperanza de darle fuerza al ataque terrestre.

"Queremos ser un equipo que pueda correr cuando necesitamos correr, y que pueda lanzar cuando tenemos que lanzar el balón", sentenció Haley.

Para llegar a eso, el equipo reclutó en la primera ronda del draft al guardia All-American, David DeCastro, y en la segunda ronda al tackle izquierdo, Mike Adams, con la esperanza de impulsar a una línea que permitió 42 capturas. Ese plan sufrió un revés importante en la pretemporada, mientras Adams tenía problemas para ajustarse a la velocidad de la NFL y DeCastro sufría una lesión en la rodilla que lo ha dejado fuera de acción tiempo indefinido.

Además, la línea no es la única posición en la que hay incertidumbre. El corredor titular, Rashard Mendenhall, aún se está recuperando una lesión en el ligamento cruzado anterior. El apoyador, James Harrison, pasó la temporada baja lidiando con un problema en la rodilla, al igual que el tackle nariz, Casey Hampton.

Harrison y Hampton prometieron estar listos para el primer partido de la temporada en contra de los Denver Broncos el 9 de septiembre. Quizás lo estarán, pero sus problemas de lesiones ponen de manifiesto lo cerca que están del fin de sus brillantes carreras.

"Este equipo ha cambiado más que nunca debido a la pérdida de liderazgo", señaló el profundo, Troy Polamalu. "Esta es un equipo con una personalidad diferente a la que tenía en el pasado".

Quizás el cambio más evidente es en la posición de receptor abierto, en donde parece que Antonio Brown va a sustituir a Ward como el portavoz de la unidad. No es una casualidad que Brown --quien firmó una extensión de contrato de seis años al inicio del campamento de entrenamiento-- se haya mudado al casillero abandonado de Ward.

Incluso el receptor de Pro Bowl, Mike Wallace, quien puso fin a una larga ausencia a menos de dos semanas antes del inicio de la temporada regular, admitió que Brown ha emergido como líder de la unidad.

Con el regreso de Wallace, el mariscal de campo, Ben Roethlisberger, tiene sus armas completas. Aunque el pasador de 30 años se opuso al principio a que Arians se fuera del equipo, adoptó el sistema que Haley espera que hará a los Steelers una de las ofensivas más explosivas de la liga.