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Doble derrota de Argentina

La baja de Del Potro alteró el clima en Parque Roca AP

BUENOS AIRES -- De la alegría a la decepción. De un alentador 1-0 a un nefasto 1-3, aunque la serie terminó 2-3. Así, Argentina sufrió en casa una dolorosa derrota ante República Checa, liderada por un Tomas Berdych más gigante que su espigada figura, y se frustró la ilusión de avanzar por quinta vez a la final de la tan esquiva Copa Davis. Del triunfo inicial de Juan Martín del Potro se terminó en una caída doblemente triste, porque el líder local no se presentó por lesión en el cuarto punto y allí el mejor rankeado de la semifinal cerró un fin de semana soñado para él, siendo el verdugo de los dueños de casa. Como si fuera poco, recrudecieron los rumores de diferencias internas en la formación, con actitudes no deseadas, idas y venidas que debieran quedar a un lado para buscar unidad y tirar todos para el mismo lado del carro.

Ya se había dicho, en la previa, que iba a ser una serie muy exigente, que los checos serían un durísimo obstáculo para los argentinos. Y vaya si lo dejaron en claro en el rectángulo de polvo de ladrillo del Parque Roca de Buenos Aires, frente a más de 14.000 espectadores, siendo apenas un centenar de visitantes. Argentina, que estaba con marca de 3-2 en semifinales siendo local, cayó luego de tres éxitos consecutivos y padeció su primera derrota como local y sobre superficie lenta tras 17 series coperas, obviamente sin contar la final de 2008 ante España, en Mar del Plata, porque se jugó en cancha rápida y cubierta.

Argentina había sufrido demasiado ante Croacia, en cuartos de final, en las mismas condiciones, y esta vez el rival era más duro. Eso que se anticipaba a priori se hizo más cruel todavía, al punto de que la máxima potencia del tenis latinoamericano sufrió su primer traspié en casa y en arcilla después de 14 años, desde el repechaje contra Eslovaquia, allá por 1998. Se conjugó una suma de factores para desembocar en un desenlace que ningún fanático albiceleste esperaba, pero que terminó siendo lógico. Desde entender que era previsible un parcial de 1-2, post-dobles del sábado, hasta comprender que era muy complicado que Carlos Berlocq, el reemplazante obligado de Del Potro, pudiera dar el batacazo ante Berdych. Así, el quinto partido se jugó sólo por el honor y ya no "por los puntos".

Por eso, el desarrollo de esta serie dejó mucha tela para cortar. Argentina pasó así de un triunfo parcial de 1-0 a una caída por 3-1 por primera vez desde aquella fatídica definición de hace cuatro años, contra España, que no contó con el lesionado Rafael Nadal. Además, el aspecto que se repitió con lo vivido en esa cita fue, lamentablemente, el de los rumores de diferencias internas en el conjunto albiceleste, malas o nulas relaciones entre algunos integrantes, en especial entre Del Potro y David Nalbandian, ausente de antemano en esta semi por un problema físico. Y pensar que la brecha entre ambas figuras comenzó a abrirse justo en esa final de 2008.

Que Del Potro no jugaba la eliminatoria ante República Checa, que luego empezó a entrenarse por separado en otro club, hasta que avisó que era de la partida e iba a "jugar por la gente". Eso, sin dudas, sorprendió a todos -o casi todos-, por la manera en que expresó que sí iba a participar. Ya después de ganar en la apertura, sintió fuertes dolores en la misma muñeca izquierda, en la que sufre una tendinitis, confirmando su baja para el cuarto punto, el primero del domingo. Es decir que, como lo explicó claramente el sábado el capitán, Martín Jaite, el viernes por la noche ya sabía que el campeón del US Open 2009 no jugaría en la jornada decisiva.

Ya había sido un duro golpe para todos, después del exigente por momentos pero igual claro triunfo del potente Del Potro (8° del mundo) sobre el versátil y experimentado Radek Stepanek (40°, ex top-10), el hecho de que Juan Mónaco tuvo un jaque a Berdych en el segundo choque. El reciente ex top-ten y actual 11° del ránking de la ATP iba 2-1 en sets y tenía además ventaja de 4-2 en el cuarto set, pero no pudo mantener su regularidad y torcerle el brazo al 6° mejor del planeta, quien regresó con todo, aprovechando su derecha plana y explosiva para imponerse en cinco parciales y con firmeza en los momentos cruciales. Así, Argentina pudo adelantarse 2-0 en la semifinal, pero quedó 1-1 y entonces el gran riesgo de estar después en desventaja con el dobles era muy grande.

Sin medias tintas, se confirmó ese presagio el sábado, con la derrota de Berlocq, en su debut absoluto en la Davis, y Eduardo Schwank, quien venía de ganar los tres últimos dobles de su país, aunque en dupla con Nalbandian. Se extrañó la calidad y la categoría del cordobés, sufriendo así el conjunto anfitrión un golpe esperado, pero que ya lo dejó comprometido. Igual, hay que reparar en la autoridad de la dupla visitante, ahora con foja de 11-1 en dobles de Copa Davis. Ese problema se potenció muchísimo cuando después del encuentro apareció Jaite y anunció la ausencia de Del Potro para el domingo.

Por eso, ese día fue letal para Argentina, ya que no sólo perdió un punto sino que además quedó casi nocaut en la eliminatoria. Y el bajón final llegó de la mano del verdugo Berdych, que el domingo le dio la estocada final a la ilusión albiceleste al vencer a Berlocq (45°) con mucha determinación y agresividad, en tres sets. El aliento de los locales no alcanzó para que el motivadísimo anfitrión pudiera, con su juego pesado desde la base, complicar al reciente semifinalista del US Open, donde se dio el lujo de eliminar en cuartos al rey mundial, el suizo Roger Federer.

En su primer año en la codiciada y a la vez caliente silla de capitán, Jaite quizá no pensó que iba a padecer tanto. Es más: los triunfos ante Alemania y Croacia fueron abriendo el cuadro de situación y viendo que se podía jugar en la condición ideal, es decir, toda la temporada como local, ya que de haber superado a República Checa la final hubiera sido en Buenos Aires. Porque España le ganó 3-1 de local a Estados Unidos, pero cualquiera de los dos tendría que haber viajado a la capital argentina en noviembre. La realidad indica que eso ya es parte de las especulaciones del pasado y que los checos intentarán tomarse desquite ante los españoles por la caída en la final de 2009, aunque ahora serán locales y elegirán una superficie veloz.

Los dolores de cabeza fueron grandes para Jaite, secundado por Mariano Zabaleta, porque fue él quien le pidió a Del Potro el viernes, como expresó ante la prensa el sábado, una reunión aparte ni bien el capitán se enteró por el médico oficial del equipo que el tandilense no iba a jugar. Seguramente fue el N° 8 del ránking quien debió avisarle enseguida al conductor y no recibir éste la mala noticia por parte del médico que escuchó y evaluó la molestia de Del Potro en la muñeca izquierda. Algo es claro e incontrastable, como lo dijo Jaite: sólo el jugador sabe el dolor que siente y si puede seguir arriesgando o no. Acá el problema pasa por las formas, ya que hay actitudes que no corresponden si es que se piensa realmente en un equipo como tal.

Siempre se dijo que muchos países tuvieron a figuras peleadas y distanciadas y Argentina muy bien sabe de viejas historias de esta índole. El tenis, como deporte individual, suele mostrar egos de algunos nombres que buscan estar por encima del que debiera ser el bien común general y no el de uno particular. Hay cuestiones que sería bárbaro no se sigan repitiendo y que, al fin de cuentas, llegue el tiempo de entender que se debe buscar que todos tiren para el mismo lado del carro. Sin ir más lejos, qué mejor caso que el de España, con un grupo consolidado, que aprendió que, sin la necesidad de ser todos amigos, se debe tener humildad y ubicación para buscar la unidad. Y sólo la unión hace la fuerza de un campeón.

Claro que, más de uno, podrá decir que Argentina tuvo valiosas camadas de jugadores y que no por casualidad accedió a cuatro finales (1981, 2006, 2008 y 2011), pero la cohesión es fundamental. Esa debe ser la prioridad, para que pequeños o grandes detalles no terminen siendo un boomerang. Por eso, el clima volvió a no ser el mejor y eso contrasta con otros que sí son dignos de ser denominados equipos. Que los checos dependen casi pura y exclusivamente de Berdych, sí es cierto. Y eso no ocurre justamente con los españoles. Hay casos de todo tipo, países con más y con no tantas estrellas, pero que entienden que es clave estar en la misma sintonía.

Así las cosas, con tanto murmullo dando vueltas sobre disputas que nunca ayudan, Argentina sufrió su primera derrota en el Parque Roca porteño. La esperanza de todos, incluido un eufórico Diego Maradona, un Nalbandian que vino a hacer fuerza y un Del Potro que inclusive estuvo el domingo aplaudiendo cada punto de su sustituto Berlocq, se esfumó. Quizás el corolario del ambiente que se respiró fue el que llegó con los repetidos silbidos que la gente le propinó a Del Potro durante el cuarto punto, cuando el tandilense siguió el encuentro sentado a un costado de la cancha. Por eso, sin más rodeos, hay que bajar los decibeles y buscar la unidad. Y esa comunión ayudará mucho al eterno sueño de poder levantar, algún día, la famosa ensaladera de plata.