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Klizan, entre la promesa y la realidad

Klizan, con juguete nuevo AP

SAN PETERSBURGO -- Posa con la copa, la mira, la cambia de posición; la usa de sombrero, termina metiendo toda su cabeza dentro de ella. Como nene con juguete nuevo, Martin Klizan domina la escena en Rusia. Hace minutos le ganó fácil al italiano Fabio Fognini en la final de San Petersburgo y ahora posa sus manos, por primera vez, en un trofeo ATP.

El eslovaco de 23 años, que había revolucionado la primera semana del US Open tras vencer en segunda ronda al francés Jo-Wilfried Tsonga estando 52° en el ránking, volvió a imponer su nombre en el circuito a fuerza de un tenis de gran nivel y continuó mejorando el que ya era su mejor ránking histórico: ahora figura 33° y todo indica que seguirá subiendo, cumpliendo el que era su objetivo a principios de la temporada: llegar como preclasificado al próximo Abierto de Australia.

"Para mí no es diferente jugar contra el N°5 o contra el N°100. Yo quiero jugar bien todos los partidos. No me pongo mayores presiones", había dicho tras el golpe a Tsonga en Flushing Meadows, casi como una declaración de principios.

Hay que tomar en serio esas palabras. Alto (1.88 m), flaco, zurdo, de brazos largos y dueño de un gran juego desde la base, Klizan no renuncia nunca a asumir la iniciativa. La potencia que despliegan su saque y su derecha lo hacen ofensivo por naturaleza.

Pero más allá de esa cualidad -el propio eslovaco reconoce que la derecha es su golpe más fuerte-, el ritmo de su juego lo marca el revés: un sólido golpe a dos manos, que encuentra en el tiro cruzado un arma fundamental.

Para llegar a este momento, Klizan se viene entrenando hace dos años con su compatriota Karol Kucera, ex N°6 del ránking ATP. Junto a él y a su grupo de trabajo ganó cinco Challengers y trabajó para solucionar un problema en los pies que lo había obligado a abandonar en varios partidos de 2011.

Nada de eso lo molestó en la semana de San Petersburgo. Ni siquiera en la maratónica semifinal ante Mikhail Youzhny, que se extendió por tres horas y 49 minutos. Klizan muestra hoy un estado físico admirable y en la cancha hace gala de su altura y unos deslizamientos al mejor estilo Novak Djokovic para cubrir los espacios con facilidad.

Ese repertorio y la fineza de sus golpes de base le permitieron la ansiada primera consagración en un torneo ATP, y con el plus de hacerlo en una superficie rápida. Porque, hasta la victoria sobre Tsonga, el eslovaco no se sentía cómodo en este tipo de pistas. Aquella sorpresa y esta confirmación seguramente hagan cambiar la ecuación.

De todas maneras, nada será para él como el polvo de ladrillo: "Crecí jugando en arcilla y es mi favorita, sin dudas. No importa siquiera si gano el US Open. Esa seguirá siendo siendo mi superficie preferida". En Juniors, se dio el lujo de conseguir el título en Roland Garros (2006). ¿Podrá abrirse paso en el futuro y repetir la conquista en el plano mayor? Condiciones para ir metiéndose en la pelea mostró que no le faltan.