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Regalo de aniversario del Abierto

MÉXICO -- Ya nos lo había dejado entrever Alejandro Burillo, el año pasado durante la celebración del Abierto Mexicano de Tenis, que en 2013 celebra 20 años, y había que festejar en grande, "sería un jugador de una isla".

Claro, no había más, la pista fue contundente, Rafa Nadal, el campeón del 2005 que salió de Acapulco con el Guaje de Plata para conquistar el circuito ATP y convertirse en una de las máximas figuras del tenis mundial.

Visionario como es, Burillo es el cerebro detrás de grandes triunfos deportivos mexicanos, un ejemplo: el Campeonato Mundial Sub-17 de Perú 2005 se logró en base al trabajo que realizó y en el que encomendó a Jesús Ramírez viajar por todo el país para cazar talentos y fue en campo llanero que encontraron a Patricio Araujo, entre otros.

Y así fue que decidió adquirir los derechos de este torneo que nació en la administración de Jesús Topete allá por 1993 en las canchas de arcilla del club Alemán, un proyecto que formaba parte de un ambicioso plan del que lamentablemente sólo este evento se salvó, el resto del tenis mexicano se hundió en el fracaso.

La brillante idea de Topete también hubiera perecido de no ser precisamente por Burillo que, adquirió los derechos y lo rescató al trasladarlo al puerto de Acapulco, y con ello logró mejorar la calidad del field de jugadores que no se atrevían a lidiar con la altitud de la capital mexicana.

Inició entonces una nueva era en el torneo, la primera se destacó por el predominio pleno del austriaco Thomas Muster, que desde la arcilla del club Alemán llegó a la cima del ranking en febrero de 1996, y la segunda etapa ha albergado a grandes campeones, sin lugar a dudas los más recordados son Carlos Moya y Gustavo Kuerten, pero también desfilaron por el estadio Mextenis, como se llama desde que la adquirió Burillo, la empresa que organiza el torneo, jugadores como Marcelo Ríos, ex número uno del mundo, David Nalbandian, Gastón Gaudio, Juan Carlos Ferrero y por supuesto un jovencito de larga melena y tímida mirada, Rafael Nadal.

Entonces llegó Nadal enfundado en su pantalón estilo pescador, una innovación en la moda tenística, pero sin que la afición mexicana realmente le conociera. Venía de conquistar la Copa Davis con España, de jugar un gran Abierto de Australia en el que dio muestras de su grandeza, y con una impecable gira por la arcilla sudamericana, pero nada como para considerarlo estrella del torneo, especialmente si aún estaba vigente el gran consentido y su paisano, Moya.

Rafita desplegó su impecable tenis, el mismo que hoy, a casi 8 años de distancia, lo convirtió en el mejor arcillista de la historia, ganó el torneo en la final más breve del evento sobre su compatriota Albert Montañés y nos dejó muestras de que estaba destinado a ser grande.

Pero él mismo no dimensionaba qué tan grande, incluso en entrevista para ESPNDeportes.com nos dijo, "mi gran sueño sería ganar Wimbledon, pero con mi tenis, seria difícil", hoy esa declaración en sus labios nos sonaría ridícula, cuando en su haber hay 11 Grand Slams, 7 Abiertos de Francia, un récord histórico, 1 US Open, 1 Abierto de Australia... ¡y 2 Wimbledon!

La negociación no fue sencilla, pero había que festejar dos décadas del torneo más importante de América Latina, lo que valía la pena, además de que llegó a su fin el contrato del español como imagen en Dubai, y qué mejor regalo que Rafa Nadal, el máximo exponente sobre arcilla y al que millones de fans admiran en este país.

La presencia de Nadal causará furor y seguramente que en cuanto salgan a la venta los boletos, bastarán unas cuantas horas para que se agoten, porque regalos como estos no se reciben todos los días.

Mientras llega el momento, y rogándole a Dios que ninguna lesión se cruce en el camino, esperaremos la mejor edición del Abierto Mexicano de Tenis... Sin lugar a dudas.