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Diferencias claras

Télam

BUENOS AIRES -- Cerro Porteño fue mucho para el sabalero. Realmente, el equipo paraguayo, uno de los grandes del Paraguay, demostró ser ampliamente superior a un Colón de Santa Fe cada día más desdibujado.

Con este lapidario y escandaloso 2-1 en contra, el equipo de Sensini cerró su participación de la Copa Sudamericana, en el evento más importante del continente. ¿Por qué? Bueno, entre tantas cosas porque juegan equipos como Cerro, como Universidad de Chile y tantos otros que, por las cuestiones de la TV po cable, no se conocen tanto en Argentina.

Nadie puede negar que los argentinos tenemos pocas oportunidades de ver jugar a Cerro Porteño gratis, por televisión. Y lo mismo le sucederá a los paraguayos con Colón. La Copa Sudamericana es una excelentísima oportunidad.

Pero volviendo a lo que nos compete. Cerro Porteño demostró que es un equipo temible arriba.

Emmanuel Gigliotti, ilusionó a todos los santafesinos hinchas de Colón, con un golazo de entrada. Pero Cerro respondió rápidamente y desde ese momento se hizo dueño indiscutido del partido.

El gigante Nanni, convirtió el empate e inmediatamente Dos Santos hizo el gol definitivo, el de la victoria para el equipo paraguayo que ahora está en cuartos de final de esta competencia.

Y chau Colón. En pocos minutos el partido se había terminado para el equipo de Sensini que no daba muestra de ninguna mejoría. No respondía a los mazazos, ni contrarrestaba los toques de los centrales del medio paraguayo.

Con el segundo gol de Cerro Porteño comenzaron incidentes en las tribunas. Hubo caos y preocupación por parte de los jugadores de Colón. Con motivo de este menjunje, fueron expulsados Maximiliano Caire y Diego Pozo, ambos de equipo santafesino.

Se sabe que un equipo con dos jugadores menos queda muy desprotegido y el fútbol se convierte en una parodia o caricatura de sí mismo. Eso pasó.

Reanudados los pocos minutos que faltaban para el cierre del partido. Cerro Porteño tuvo la pelota todo el tiempo, la tocó de acá para allá, mientras en el arco estaba el bajito de Moreno y Fabianesi.

Finalmente el árbitro pitó el final del partido y Cerro se compadeció del equipo argentino. Colón, por su parte, debe reflexionar muchas cosas respecto a su comportamiento y a su rendimiento.

Hace rato que el sabalero siempre es candidato a todo y se queda sin nada. En Paraguay volvió a ocurrirle. Es hora de replantear el esquema de juego y la psiquis de los protagonistas.

De algo estoy seguro: no se pueden regalar tantas oportunidades de triunfo.

Colón posee uno de los mejores planteles del fútbol sudamericano y no se entiende que no logre los objetivos imaginados. Otros equipos, más organizados, con planteles mas limitados, llegan a puestos más altos de la tabla.

Desgraciadamente para el sabalero, le volvió a agarrar el síndrome de su propia impotencia.