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Llamado desde las profundidades

Un jugador de apenas 18 años al que, sin embargo, no le pesa el protagonismo Télam

BUENOS AIRES -- San Lorenzo quedó en zona directa de descenso. Hace mucho que no gana y con el correr de las fechas está cada vez más cerca del fondo de la tabla. Además, no hay forma de que juegue medianamente bien, o por lo menos, que mantenga un juego parejo.

Se enfrentó a Boca en el clásico y perdió por 3 a 1. Un duro golpe para el equipo de Pizzi que, pese a dar una buena imagen en el primer tiempo, con el correr de los minutos se pinchó y fue superado por Boca Juniors.

Ojo, Boca no es gran cosa, pero se renueva, suma sangre joven y talentosa.

¿Tanto influye una buena pretemporada? No es la primera vez que San Lorenzo se queda sin aire a partir de los 10 minutos del segundo tiempo. A veces, cuesta pensar que un equipo súper profesional sufra este tipo de falencias.

Dos equipos con dos presentes muy distintos. Por un lado está Boca Juniors que se renovó, dio lugar a sus figuras de la cantera y le cumplieron. Un equipo, con mucho futuro y con un técnico que tiene una idea definida y piensa igual que los dirigentes.

La idea de Falcioni es armar un nuevo Boca, sin referentes en el vestuario y con jugadores de perfil bajo que no le cuestionen nada al técnico. Y está lográndolo.

Fue un gran paso para este nuevo Boca. La aparición de Leandro Paredes, de Lautaro Acosta, de Guillermo Fernández, le suma algo valiosísimo a este Boca: aire fresco, puro y sobre todo muy transparente.

Todo indicaría que Julio Falcioni va a acabar con las camarillas y los vestuarios jodidos en Boca. ¡Lo bien que hace!

San Lorenzo, por el contrario, es un caos. A mi entender es un equipo que, si no logra un patrón de juego ya, descenderá sin atenuantes. El equipo de Boedo recibió su gran golpe, no ayer contra Boca, sino la semana pasada ante Quilmes quien le empató un partido en el último segundo de juego.

Lo de Boca ayer fue solo otro trámite descendente, un llamado más desde las profundidades.

Pese a todos los inconvenientes detallados mas arriba, sería una atrocidad no decir que San Lorenzo jugó mucho mejor que Boca en los primeros 45 minutos. Ganó el mediocampo con absoluta facilidad y no supo aprovechar alguna que otra situación de gol.

Por esas cosas psicológicas típicas del juego, en el segundo tiempo, al Cuervo de Boedo, se le vino la noche virulentamente. Boca ganó espacios, descubrió que hay algo que se llama contraataque y pudo convertirle muchos mas goles.

Boca ganó el clásico, un partido importante. En cambio San Lorenzo, perdió mucho más que un partido e incluso un campeonato, pues dio pie a la aparición de un fantasma nefasto.

Sin rumbo, con pocas ideas y, de a poco, ganado por la desesperación, El legendario Cuervo de Boedo, parece conducirse a toda velocidad y en piloto automático hacía la misma destrucción, hacia el fondo de las profundidades mas jodidas.

Esperemos que los jugadores de San Lorenzo puedan revertir este presente tan duro.