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Sin pena ni gloria

BUENOS AIRES -- Era lo esperable, queridos lectores, Independiente de Avellaneda, perdió con la Universidad de Chile por 2 a 1 y de esta forma se despidió de la competencia continental más importante: La Copa Sudamericana.

El Rojo de Avellaneda también tuvo su 8 de noviembre fatídico y sólo le queda pensar en el futuro. De esta forma, jugando aceptablemente al fútbol, el equipo del Tolo Gallego, termina un ciclo y, de ahora en adelante, solo debería pensar en el torneo argentino y en encontrar la forma de no descender de categoría.

¿Jugar esta Copa no fue inconducente para un plantel como el de Independiente? Jugó los dos torneos y no obtuvo nada, fue eliminado en esta Copa y en el torneo local está muy comprometido con el descenso.
Pero vayamos al partido que fue de trámite emocionante. A Independiente le faltó un poco de suerte, es verdad. Pero nada salva su rendimiento negativo y constante de los últimos meses.

Jonhatan Santana había empatado el partido a los 36 minutos del primer tiempo. Pero un penal absurdo le dio al equipo chileno la posibilidad de ponerse arriba en el marcador.

De esta forma, con muy poco, la Católica pudo dejar afuera al equipo argentino que, por momentos, jugó mejor que el equipo chileno.

Y esto le pasó porque la Universidad Católica tuvo la mala idea de salir a defenderse en los primeros 45 minutos.

¿Por qué esta actitud tan poco deportiva? Mi única respuesta es que la Universidad Católica no es tan fuerte como parece. Anoche lo demostró ante su público en su mismo estadio. Pudo perder. Pero tuvo la suerte de encontrarse con este mal momento de Independiente de Avellaneda.

Al Diablo no se le cae una idea y con un Farías que erra un par de goles por partido, vive inmerso en una impotencia que no le permite salir a flote.

Lo razonable, finalmente sucedió: la Universidad de Chile continuará en el torneo, mientras que Independiente ya está en Buenos Aires, pensando en el torneo local.

Por último, como hincha de Independiente me siento defraudado, triste y enojado con este equipo. Como los vecinos del barrio de Belgrano se sienten enojados con los cortes de luz y las inundaciones; así, de esta forma me siento yo con mi equipo.

El equipo no respondió nunca, ni a lo dicho por su técnico, ni a lo deseado por sus hinchas. Jugó mal, perdió sin pena ni gloria y ahora debe afrontar un desafío mas duro, permanecer en Primera División. Gallego tampoco puede obtener buenos resultados y es obvio de que no es un salvador.

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