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La Liga de los jeques

Luego de conseguir la sede del Mundial de 2022, Qatar tiene un plan para aparecer en el mapamundi del fútbol. En una época en la que escasean los billetes, al emirato le sobran: es el país con mayor PBI per cápita, gracias al oro negro que hay debajo de su suelo. Subida a esa montaña de billetes, la corona qatarí creó un brazo deportivo, llamado Qatar Sports Investments (QSI), para comprar clubes y potenciarlos.

A mediados del año pasado, la mira de los jeques recayó en Francia. España (con Málaga) e Inglaterra (con Manchester City, el equipo de los argentinos Pablo Zabaleta, Sergio Agüero y Carlos Tevez) ya contaban con los capitales árabes, que debieron posarse en otro país. Buscaron uno con una liga que desde hace años vive a las sombras de sus vecinas. Una vez decididos a invertir en el país galo, les quedaba elegir el club. Buscaban una megametrópoli en la que desarrollarse, deportiva e inmobiliariamente, en la que, además, hubiera pocos clubes con tradición.

París, con su Torre Eiffel, los Campos Elíseos y, sobre todo, el Paris Saint Germain (PSG), los atrajo de entrada. Se trata del único club en un área metropolitana donde conviven 10 millones de personas. Y hasta el nombre del estadio en el que juega de local el PSG parece hecho a medida de los nuevos dueños: Parque de los Príncipes. PSG, además, es el equipo del expresidente galo Nicolas Sarkozy, que jamás se opuso a la llegada de capitales extranjeros para enjuagar la estratosférica deuda (300 millones de euros) del gigante dormido.

En mayo de 2011 gastaron 70 millones de euros en el 70% del club. En marzo de este año, y luego de invertir más de 150 millones de euros en nuevos jugadores, decidieron comprar el resto y quedarse con todo el paquete accionario del tradicional conjunto francés. La transacción total se estimó en 100 millones de euros.

QSI designó como presidente del club a Nasser Al-Khelaifi, un hombre retacón de billetera gigante que es toda una rareza: amigo íntimo del heredero de la corona, Tamim bin Hamad Al-Thani, se dedicó al tenis. Su mejor ranking, 995 del mundo en noviembre de 2002, sonaría a burla para cualquier otro país. En Qatar es una proeza.

Aunque no vivió del tenis, Al-Khelaifi se mantuvo cerca del deporte. Su currículum
dice que conjuga el cargo en el PSG con el de gerente general de Al-Jazeera Sports, el brazo deportivo de la cadena Televisiva qatarí. A mediados de 2011, la señal anunció su decisión de lanzar dos nuevos canales en Francia, en coincidencia con el desembarco de los petrodólares en el PSG.

La puja por los derechos televisivos de la Ligue 1 francesa era solo cuestión de tiempo. Bastó que la empresa Orange decidiera bajarse del contrato para que los árabes hicieran su ingreso triunfal. Además de transmitir los partidos del fútbol francés en todo el país, Al Jazeera se quedó con los derechos de la Ligue 1 en el extranjero: pagará 192.000.000 de euros durante los próximos seis años, una verdadera ganga si se tiene en cuenta la clase de estrellas que contrató PSG: el argentino Javier Pastore, El sueco Zlatan Ibrahimovic o el brasileño Thiago Silva.

Pero la ofensiva de Al Jazeera no se quedó ahí: a sabiendas de que la competencia más rentable del continente es la UEFA Champions League, la cadena sumó ese torneo a su portafolio de eventos, previo pago de 180 millones de euros. Entre 2012 y 2015,
el dinero distribuido entre los clasificados a este torneo se triplicará. Y uno de los principales beneficiados será… Paris Saint Germain, que en esta temporada recibirá 28 millones de euros, como mínimo. Todo queda en familia.

"Soñamos en grande" es el latiguillo preferido de Al-Khelaifi. Su irrupción en el universo
de la pelota a fuerza de billetes comienza a darle dividendos, gracias a los buenos resultados deportivos del PSG: Al-Khelaifi recibió el premio Sport Business en Francia como personalidad del año 2011, en una votación que contó con más de 1.500 expertos en el rubro. Además, Al-Khelaifi ingresó en el listado de los 500 árabes más influyentes del mundo. La revista 'Arabian Business' lo ubica en el puesto 105.

Claro que los románticos del fútbol no aceptan los clubes que se ganan la gloria con billeteras frondosas. El ministro francés Jérôme Cahuzac dijo que los salarios que paga el PSG, más que impresionantes, eran indecentes, sobre todo cuando todo el mundo está haciendo esfuerzos y conoce las terribles consecuencias de la crisis económica actual.

Karl-Heinz Rummenigge, mítico exjugador alemán, hoy directivo de Bayern Munich, dijo que los 14 millones de euros que recibe el sueco Ibrahimovic del PSG le daban dolor de estómago. La contestación de Al-Khelaifi fue lapidaria: "Si le pasa eso, que vaya a un médico", le respondió, con la misma contundencia con la que transfiere los petrodólares a la cuenta bancaria de los racks que quiere contratar.

Sus próximos pasos le aseguran el éxito: la agencia AFP reportó el acuerdo con el Banco Nacional de Qatar para convertirse en sponsor principal de la camiseta del PSG a cambio de 100 millones de euros al año. Y tiene en mente la inversión de 30 millones de euros en un nuevo campo de entrenamiento con 15 canchas de fútbol y todas las comodidades. Allí, Al-Khelaifi espera encontrar al nuevo Lionel Messi.

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