Lester Munson 11y

¿Prosperaría una demanda?

BRISTOL -- Si Keegan Bradley, Ernie Els, Webb Simpson y Carl Pettersson hablan en serio de iniciar una batalla legal en contra del cambio de reglas que prohibiría el anclaje de los putters contra el pecho o el cuerpo, tienen el tiempo y el dinero necesarios para meterse en un litigio importante.

El cambio de reglas no entraría en vigor hasta la temporada 2016, por lo que el cuarteto del putter largo tiene tres años para proseguir con el litigio contra la USGA. Con sus triunfos en tres de los últimos cinco majors y otras victorias, ellos han ganado más de 14 millones de dólares en el último año, más que suficiente para captar la atención de varios bufetes de abogados.

Sin embargo, les falta algo importante: una base legal para su reclamo. Pueden hablar de debido proceso. Pueden sostener que la eliminación del anclaje es una interferencia indebida en su forma de ganarse la vida. Pueden denunciar una violación de las leyes antimonopolio estadounidenses. Pero no es probable que alguna de estas teorías legales, o alguna otra, pueda funcionar.

La gran mayoría de los precedentes legales dicen clara e inequívocamente que los órganos de gobierno como la USGA tienen autoridad ilimitada para determinar las reglas de los deportes que supervisan. Los jueces son reacios a intervenir en el manejo de un deporte o un negocio, y no quieren estar en la posición de poner en duda a quienes definen el juego.

Sin embargo, no cabe duda de que Bradley y Cía. podrán encontrar un abogado en alguna parte que esté dispuesto a cobrar honorarios y presentar una demanda en su nombre. El litigio es parte del estilo de vida estadounidense. Pero tampoco hay dudas de que la demanda terminaría mal en alguna instancia del sistema judicial, y los jugadores utilizarían putters cortos cuando arranque la temporada 2016.

Si las autoridades del golf intentaran prohibir el uso del putter largo en sí, podría haber algún amparo en los tribunales para los fabricantes de equipos, pero ni siquiera eso sería algo seguro. Sin embargo, no se está planeando la prohibición de los putters largos, sino un cambio en la definición del golpe que prohibiría el anclaje del putter largo contra el pecho o el cuerpo.

En algunas circunstancias, el litigio, o la amenaza de un litigio, puede convertirse en una palanca para llegar a un acuerdo con el organismo de gobierno del deporte. La polémica por las ranuras cuadradas en los palos de golf es un ejemplo. Pero el fundamento jurídico para realizar un reclamo por el anclaje es tan débil que el litigio terminaría antes de que los jugadores puedan empezar a negociar, por ejemplo, una cláusula de exención que les permita seguir utilizando sus putters largos y que el cambio sólo se implemente para los jugadores nuevos.

Se necesita más que un argumento atractivo para tener éxito en la justicia. Es fácil apoyar la idea de que el cuarteto del putter largo y las decenas de jugadores del Champions Tour que se apoyan en los putters largos deberían tener permitido seguir anclando sus palos. Como Jeff Rude opinó en una excelente sección especial de artículos sobre la controversia del putter largo en Golfweek, las autoridades deberían olvidarse de cambiar la regla del anclaje y "en cambio deberían prohibir el juego lento, los hierros 9 de 180 yardas, los green fees de 500 dólares, las tarifas de matriculación de 200.000 dólares y los pantalones a cuadros".

Parece que a los jugadores les convendría lanzar una campaña de relaciones públicas.

El presidente George H.W. Bush encontró la felicidad en el campo de golf con un putter largo Pole-Kat de 52 pulgadas, y anclándolo contra su pecho. Durante sus años en la Casa Blanca, las autoridades no hicieron nada para cambiar la regla del anclaje o el uso del putter largo. No van a reconocerlo, pero las personas de la USGA y la R&A no parecían para nada interesadas en interferir con el golf del hombre más poderoso del mundo.

Bradley y el resto de los jugadores deberían hacerle un regalo al presidente Barack Obama: el putter Odyssey White Hot XG Sabertooth que Bradley utilizó para ganar el PGA Championship en el 2011. Obama juega sus frecuentes rondas de golf con la mano izquierda, así que sería una buena idea regalarle tanto el modelo para zurdos como el modelo para diestros. El presidente tiene un hándicap de 18 y necesita toda la ayuda posible. Podría encontrar la felicidad del lado derecho.

Ahora que ha sido re-electo, Obama podría estar dispuesto a permitir fotografías de sus rondas de golf. ¿Las autoridades prohibirían una técnica que aparecería en fotos por todo el mundo? Tal vez no.

Un regalo a Obama tal vez sea una posibilidad remota, pero tendría más posibilidades de éxito que una demanda judicial.

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