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Cientos asisten a despedir a Macho

"Vinieron a divertirse,
y pagaron en la puerta.
No hay tiempo para tristezas
¡vamos, Cantante, comienza!"

El Cantante, de Héctor Lavoe

SAN JUAN, Puerto Rico -- Su muerte fue tan ruidosa como su vida y el funeral no podía ser de otra manera. "¡Macho Time!"

Cientos de personas, incluyendo algunos de los mejores boxeadores locales de todos los tiempos, desfilaron el martes por la cancha Nilmarie Santini de Santurce para dar un último adiós ex boxeador puertorriqueño Héctor "Macho" Camacho, asesinado en una balacera la semana pasada.

Contrario a la solemnidad en este tipo de ceremonias, el velorio del ex triple campeón mundial fue un show con música, luces, estrellas y alegría. Justo como lo habría planeado Camacho, uno de los personajes deportivos más extravagantes de las últimas tres décadas.

"Fue un hombre que disfrutó vivir, nunca lo olvidare como fue, como vivió", dijo el legendario Félix "Tito" Trinidad al lado del féretro de Camacho.

"Mi papá habría querido que lo recordaran como un loco, un loquito alegre", dijo Héctor Camacho hijo, el mayor de los vástagos del fenecido boxeador. "La gente amaba a mi papá y hoy estamos viendo una gran muestra de ese amor", agregó "Camachito".

"Es una contrariedad, estamos asistiendo a un momento triste de una persona que nos hacía reir todo el tiempo, incluso cuando no había razón para reir", dijo el ex doble campeón mundial Juan "Juanma" López.

La cancha bajo techo del Departamento de Recreación y Deportes (DRD) de Santurce fue convertida en una gran funeraria, pero una diferente a las tradicionales. Una con pantalla gigante donde se recordaron algunas de las mejores peleas de Camacho y algunas de sus participaciones en programas de televisión, y música y colores.

Una enorme bocina colocada en la puerta principal de la instalación inundó el ambiente con el tema "El Cantante" de Héctor Lavoe para dar la bienvenida al cortejo fúnebre un poco antes de once de la mañana y no paró el resto del día, regalando a los asistentes con un popurrí de las canciones preferidas de Camacho, incluyendo "Todo tiene su final" y "Todo Poderoso".

El ataúd fue trasladado desde una funeraria en Bayamón, su pueblo natal, hasta el lugar del velatorio envuelto en la bandera puertorriqueña. Cientos de banderas de la estrella solitaria formaron parte del decorado de la cancha Nimarie Santini.

Leyendas como los ex campeones Wilfredo Gómez, Wilfredo Benítez, Trinidad, Iván Calderón, "Juanma" López y Wilfredo Vázquez; los principales prospectos del boxeo boricua, autoridades oficiales y personajes de todos los ámbitos acompañaron a doña María Matías, madre del occiso, y el resto de la familia Camacho Matías.

El pueblo común desfiló en una larga fila que crecía con el pasar de las horas desde que las puertas abrieron al público. Se espera que miles de puertorriqueños muestren sus respetos al cadáver de Camacho entre martes y miércoles, antes de ser traslado en el fin de semana a Nueva York, donde sería sepultado en el fin de semana.

Vestido de blanco con un gran crucifijo de oro y una pieza con la leyenda "MACHO" dentro un ataúd color marfil, Camacho lucía sonriente y con una contangiante paz espiritual, como si estuviera disfrutando el momento.

Paz y sosiego, sin embargo, fue lo menos que tuvo Camacho, quien disfrutó de una extraordinaria carrera encima del ring, pero que varias veces perdió la batalla por controlar los demonios que le perseguieron fuera del gimnasio.

Su derrota más contundente ocurrió el martes 20, cuando desconocidos lo balearon a él y un amigo de la infancia, Adrián Mojica Moreno, frente a un centro de diversión en Bayamón. Mientras Mojica Moreno murió instantáneamente, Camacho peleó por su vida hasta que un segundo paro cardíaco obligó a los doctores a desconectarlo del respirador artificial el sábado. Tenía 50 años de edad.

"Mucha gente habla de Macho y se enfoca en la forma alocada que llevaba su vida pública, pero no saben que era un hombre que si solamente tenía 10 pesos en el bolsillo, era capaz de darte nueve y quedarse con uno", dijo Wilfredo Vázquez.

"Una persona completamente desprendida y solidaria, que nunca cambió sus amigos por la fama o los bienes materiales", dijo Vázquez.

"Ahora estamos despidiendo al boxeador que tanto brillo le dió al boxeo de Puerto Rico, no al personaje privado que vendió", dijo Henry Neumann, secretario de deportes de la isla del encanto.

Mientras algunos de los presentes estuvieron divididos a la hora de enjuiciar el comportamiento público de Camacho, todos coincidieron en algo: "El Macho" es uno de los mejores cinco exponentes de la rica historia boxísticas de Puerto Rico.

"Macho está entre los mejores cinco, sin problemas", dijo Neumann. "Gómez, Benítez, Tito, Macho y otro, entre Carlos Ortiz y Miguel Cotto, deben ser los mejores cinco", agregó.

"Uno de los mejores. Lo puede ubicar entre los mejores tres o los mejores cinco", dijo Vázquez.

"Camacho peleó con los mejores, nunca fue noqueado y lo más importante: Nunca escogió sus peleas", dijo Trinidad. "Macho no escogió sus rivales, peleaba con todo el que le ponían en el ring, eso lo hace más grande", agregó Trinidad.

Como parte del folclor, el niño Alexander Birriel, de 10 años, se vistió como Camacho aun cuando nunca vio una pelea del fenecido púgil. Birriel es un boxeador aficionado que combate en las 60 libras y acumula marca de 5-0.

"Cuando escuché lo que pasó, sentí que algo le paso a uno de mi familia", dijo Birriel, quien utiliza la vestimenta y los gestos y estilo en las competencias de boxeo infantil. Por su edad, nunca pudo ver a Camacho en persona en el cuadrilátero pero ha visto gran parte de la carrera del ex campeón a través de videos de donde copió el estilo y las rutinas del ex púgil.

El velatorio no estuvo ausente de controversias, cuando en la tarde del martes dos mujeres que alegadamente mantenían relaciones amorosas con el difunto campeón se fueron a las manos luego de que una joven de 28 años levantó el velo del ataúd y lo besó en la boca. La alegada pareja de Camacho inmediatamente discutió con la recién llegada, que fue sacada del lugar.

Tal como vivió el hombre, rodeado de pompas y ruidos, los puertorriqueños ofrecieron a Héctor Camacho un velorio a la "Macho Time".