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Ofensiva en serie

Andy Reid no ha podido darle rumbo a una campaña que comenzó luciendo prometedora. AP

BRISTOL -- El período de vacas gordas duró más de siete años. La era de Andy Reid, uno de los entrenadores más exitosos de los últimos años, parece llegar a un final inminente.

La derrota de las Águilas de Filadelfia el lunes por la noche resumió el desempeño del equipo en la temporada 2012: vimos una producción inconsistente del mariscal de campo, una ofensiva que produjo yardas pero también entregas, y una defensiva en la que sus jugadores parecen residir en la torre de Babel donde nadie se puede entender entre sí.

Todo lo bueno tiene su final. De 2000 a 2010, Filadelfia fue un modelo de consistencia fuera y dentro del terreno de juego. Andy Reid asumió las riendas del equipo en 1999, y llevó a su equipo a la postemporada nueve veces, de las cuales siete fueron como campeones de división, y cinco partidos de campeonato de conferencia. La frustración de los fans de Filadelfia con Reid fue el poco éxito en los partidos de campeonato, y la derrota que sufrieron en su único Super Bowl ante Nueva Inglaterra.

Entre las primeras decisiones importantes de Reid estuvieron la contratación de Jim Johnson como su coordinador defensivo, y la selección de Donovan McNabb en la primera ronda como su mariscal de campo del futuro. Dos de las decisiones que marcaron el principio del fin tuvieron que ver con los mismos puestos: designar a Juan Castillo como su coordinador defensivo y elegir a Michael Vick como su mariscal de campo titular, pero no fueron las únicas. Errores en la adquisición de personal, un aspecto en el que Reid tenía la última palabra, terminaron por erosionar el nivel de talento y forzaron al equipo en 2011, a buscar recursos en la agencia libre.

En los últimos ocho años, Filadelfia seleccionó a sólo dos jugadores de línea ofensiva en la primeras dos rondas: Winston Justice y Danny Watkins. Ninguno de ellos se convirtió en un titular consistente. Justice dejó al equipo y Watkins está ahora como suplente en una de las peores líneas ofensivas de la NFL. Defensivamente, durante el gestado de Reid, tampoco fueron capaces de identificar apoyadores.

De 2000 a 2008, nueve temporadas en las que faltaron a los playoffs sólo en 2005 y 2007, Andy Reid contó con una defensiva agresiva bajo Jim Johnson, un pasador estable y en ocasiones espectacular en Donovan McNabb, y dos tackles ofensivos de primer nivel en Tra Thomas y Jon Runyan. Entre las críticas a Reid, incluyendo las del que esto escribe, se mencionaba su terquedad por desdeñar el ataque terrestre a pesar de tener a excelente jugadores como Duce Staley, Brian Westbrook y recientemente LeSean McCoy para dominar en la NFL en este departamento. Alguna vez escribí que si Andy Reid hubiera usado una ofensiva más balanceada entre el 2001 y 2004, tendría por lo menos un título de Super Bowl. Reid viene de la escuela de Bill Walsh quien consideraba que un pase lateral de cuatro yardas era mejor opción que un acarreo. La diferencia es que Reid nunca tuvo a jugadores del talento de Joe Montana y Jerry Rice, pero sí corredores tan buenos o mejores que Roger Craig.

La defensiva actual es un verdadero desastre, pero el responsable de la situación es el mismo Andy Reid. Cuando designó a Castillo como coordinador defensivo, no le permitió usar el esquema que él prefería, el de presión y agresividad que aprendió de Jim Johnson cuando los dos evaluaban planes ofensivos y defensivos. En cambio, Reid contrató a Jim Washburn, un proponente del sistema "wide nine" en el que las alas defensivas se colocan muy abiertos, y en el que la defensiva busca presionar de preferencia con sólo los jugadores de la línea defensiva. Las líneas defensivas de Washburn tuvieron éxito en Tennessee cuando Gregg Williams y Jim Schwartz eran los coordinadores bajo Jeff Fisher.

Para que este esquema funcione es indispensable tener excelentes linebackers y safeties, factores que tenía Tennessee, pero que faltaron en Filadelfia. Para Castillo fue algo así como ir a pelear una guerra a caballo y con bayoneta. Filadelfia no ha tenido un linebacker de primer nivel desde que Jeremiah Trotter salió del equipo ni un gran safety desde que decidieron no renovar a Brian Dawkins en 2009. Sin el personal adecuado y con un sistema diferente al que conocía, Castillo estaba condenado a fallar. Para complicar la situación, Reid despidió a Castillo para promover a Todd Bowles, un discípulo del sistema 3-4, todavía más ajeno al personal disponible en Filadelfia.

Andy Reid no va a renunciar. Un despido a estas alturas no será tampoco la diferencia el resto de la temporada. Jeffery Lurie cambió a su presidente en junio cuando Joe Banner fue despedido. Don Smolenski fue promovido a presidente del equipo y Howie Roseman a gerente general, por lo que no habrá "sangre nueva" que llegue a la directiva de Filadelfia con ideas y filosofías diferentes a las que han vivido en los ultimos diez años. Quizás un entrenador enfocado solamente a preparar al equipo pueda ser la solución. Por lo pronto, para esta orgullosa franquicia, el pronóstico del tiempo es de cielos nublados con posiblidadad de tormentas de rayos.

Buscando la manera de ganar
Hay siete equipos prácticamente amarrados como campeones de división. Sólo la división Norte de la Nacional tiene a dos equipos en una disputa cerrada. De esos siete, el único que no ha convencido es el de los Cuervos de Baltimore.

Ganar en la NFL es algo MUY difícil de lograr, pero es un arte que John Harbaugh ha llevado casi a la perfección. Con la excepción del partido contra Oakland, semana tras semana su equipo cascabelea durante el encuentro sólo para encontrar una manera de ganar al final. Esto tiene mucho mérito. Ganar, como dicen muchos entrenadores existosos, es una costumbre. Hay equipos que anticipan ganar un partido independientemente de las circumstancias. Cuarta oportunidad y 29 por avanzar en la advertencia de los dos minutos no fue obstáculo para estos Cuervos.

He visto algunos equipos a lo largo de los años hacer esto. Los Potros de Indianápolis de 2006 y los Gigantes del año pasado son un par de ejemplos. La diferencia es que en esos equipos faltaban jugadores titulares importantes durante los partidos que fueron cerrados. Cuando los titulares regresaron, los equipos repuntaron y fueron aún mejores.

¿Será este el caso de Baltimore? Dado que no esperan el regreso de ningún titular clave, y no considero a Ray Lewis como titular clave hoy en día, van a tener problemas ante equipos de primer nivel si no mejoran su nivel de juego. Tienen cinco partidos para hacerlo.

Decisiones en San Francisco
Continuando con el tema de la columna anterior, el otro Harbaugh, Jim, sigue con el misterio de quién será su mariscal de campo titular. Hace una semana mencioné la posibilidad de una división en el vestidor. Ya estamos empezando a leer comentarios a favor de uno o de otro QB. Antes del partido contra Nueva Orleans, Vernon Davis, quien no había sido factor durante varios juegos, apoyó la titularidad de Colin Kaepernick. Esto no sorprendió a nadie después de que Kap conectó seis veces con él contra Chicago. Será interesante ver qué dice ahora Davis después de no recibir un solo pase contra los Santos. Por otro lado, Joe Staley declaró que le gustaría tener a Alex Smith como el titular.

Es evidente que Harbaugh quiere que Kaepernick sea el titular. Con Kap tienen un pasador con mejor brazo y precisión y quien puede no sólo eludir la presión, sino también ejecutar jugadas por tierra planeadas. Con Smith, Harbaugh tiene al que ha sido el mariscal de campo más certero de la NFL en 2012, y quien salvo dos partidos que jugó con un dedo de su mano derecha lastimado, ha tenido un gran desempeño. El desempeño de Kap contra Chicago fue impresionante, no tanto contra Nueva Orleans cuando la ofensiva de San Francisco logró sólo 17 puntos ante la peor defensiva de la NFL.

San Francisco gana con defensiva, equipos especiales y el mejor ataque terrestre de la NFL. No es un sistema que requiera un pasador de primer nivel como en Denver, Nueva Inglaterra, Green Bay o Nueva Orleans. Pero tarde o temprano, van a tener un partido de vida o muerte en el que el resultado va a depender de quien esté al frente de la ofensiva.

¿Quién será, Colin o Alex?