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Un año bianconero

ROMA -- Si el 2011, respecto a la Cátedra de la Táctica, fue el año del Diávolo, el 2012 fue sin dudas el año de la Vieja Señora. Juventus, en efecto, regresó finalmente al triunfo luego de largos años muy difíciles, a comenzar por la temporada disputada en Serie B.

Su resurrección, por encima, fue parte del complicado mecanismo que se armó a lo largo de estos doce meses que acaban de cerrarse, que llevaron a Milan a derrumbarse por completo. Así, los bianconeri se quedaron prácticamente sin rivales en la pelea para el título y, en efecto, ya suman una buena ventaja en la cima de la clasificación.

Entre esos dos clubes, que recién seis meses atrás eran rivales por el Scudetto, se paran cinco equipos: parece casi como si el tiempo hubiese ido para atrás y el Calcio viviera nuevamente en los años 90, cuando las "Siete Hermanas" jugaban un campeonato a parte respecto a los otros equipos de la Serie A (en aquel entonces otros 11, ahora otros 13). La única diferencia es que Nápoli ocupa el lugar de Parma.

En realidad, hay también otra diferencia, que es enorme: en aquel periodo los italianos dominaban el panorama internacional, mientras que es justamente desde esos años que un representante del tricolore no llega a la final de la Europa League.

Atrás, en zona descenso, se ubican (merecidamente) dos de los tres equipos que peor trabajaron en el 2012, Palermo y Genoa. El tercero sería Pescara, que sin embargo, más por suerte y coincidencias que méritos, se ubica afuera de la zona descenso, casi como si el destino quisiera premiar más lo bueno que se hizo para ganar la Serie B que castigar el horrible trabajo cumplido para mantener la categoría.

RIVALES LEJANOS
Como decíamos antes, la característica del 2012 es que fue sin dudas el año de Juventus en positivo y de Milan en negativo. La Vieja Señora ganó el campeonato, llegó a la final de Copa Italia, terminó el torneo nacional invicto, comenzó la nueva campaña levantando la Supercopa y cerró el año ganando en anticipo el título de invierno, con 8 puntos de ventaja en la cima tras 18 jornadas disputadas.

Los rossoneri, por su parte, tras haber regalado el Scudetto, que tuvieron en sus manos hasta pocas fechas antes del final, tiraron en solos tres meses el trabajo de años enteros: Seedorf, Nesta, Inzaghi, Gattuso y muchos otros "senadores" se fueron y Thiago Silva e Ibrahimovic fueron vendidos. Por el otro lado, no llegó ningún nombre de relevancia internacional.

Eso, sumado al trabajo de Allegri, que siempre desde que entrena en Serie A fue pésimo en las primeras ocho jornadas, determinó que el Diávolo se encontrara transitando por una de sus peores crisis de los últimos 15 años. La goleada que le pegó Roma justo en el cierre del año fue casi como un choque duro contra la realidad, bien lejana de la gloria antigua de un club que hizo la historia del fútbol.

Regresando a Juventus, como quedó dicho en muchas otras notas, lo que se delineó a lo largo de todo este año solar fue que, finalmente, regresó a tener unos dueños poderosos y que saben hacer la diferencia. A comenzar por el estadio, para seguir con el mercado de pases y terminar en el peso mediático del club, ya no caben dudas de que estamos hablando nuevamente del equipo más importante de la Serie A, misma situación que se vivía antes del 2006.

Lo más bueno para el Calcio es que los bianconeri, luego de tres partidos decepcionantes, encontraron el justo ritmo también en Champions, pasaron el Grupo en calidad de primeros y ahora tendrán un octavo fácil, ante Celtic. Es importante que los cuadros italianos mantengan alto el buen nombre del fútbol cisalpino y no caben dudas de que la Vieja Señora cuenta con todo lo necesario para lograrlo.

Sobre todo considerando que, como decíamos antes, con el Diávolo seis posiciones y 17 puntos más abajo, Juventus ya no tiene más rivales para el Scudetto y así podrá dedicarse con mayor atención y dedicación a la competición continental.

SORPRESAS Y CONFIRMACIONES
De los cinco equipos que se paran entre el líder y los rossoneri, tres de ellos están simplemente confirmando todo lo bueno y todo lo malo que mostraron en las pasadas campañas.

Empezamos con Lazio: el club de Lotito viene de dos temporadas muy regulares y de alto rendimiento, en las cuales el cuadro no logró clasificar a los preliminares de Champions por cuestión de milímetros.

Para esta temporada, el presidente decidió cambiar al técnico, para que su equipo pudiera ser un poco más atrevido y audaz y se dejara así a las espaldas esa mentalidad de equipo "chico". En parte su trabajo produjo algún fruto, porque el cuadro ahora es más maduro y consciente de su fuerza, mérito también del gran trabajo de Petkovic.

Sin embargo, el Águila sigue siendo un equipo extremadamente defensivo, a pesar de los esfuerzos de su entrenador para cambiar su mentalidad. De todas maneras, eficacia y atención defensiva son factores que siempre premiaron en el campeonato italiano y, en efecto, entre una cosa y otra, Lazio cerró el año segundo, mejor de cuanto hecho al inicio del 2012. El defecto más grande sería que depende demasiado de Klose y no tiene un buen suplente para el alemán.

Junto al conjunto capitalino debería pararse Nápoli, que injustamente pagó con dos puntos de penalización y la suspensión de Cannavaro y Grava por seis meses un hecho nunca ocurrido. Dejando a otro momento la discusión respeto al vergonzoso sistema de justicia (más bien de injusticia) italiano, vale la pena subrayar que este debía ser el año en el que el Burro cumplía un salto de calidad, para poderse finalmente pelear el título.

En cambio, penalización a parte, los celestes demostraron nuevamente esa falta de categoría lucida en las pasada campañas, casi como si nada hubiese cambiado en los últimos tres años. En realidad, algo cambió, pero en negativo, puesto que la venta de Lavezzi lo dejó al cuadro de Mazzarri huérfano de sus mejores sistemas para cambiar velocidad y dar espectáculo.

De Laurentiis deberá comprar jugadores de talento, fantasía y calidad, especialmente para la zona central de la cancha, si realmente quiere que su cuadro de una definitiva vuelta de rosca. De no ser así, no sólo el título, sino que la sola idea de pelear por él, serán pura utopia. Una verdadera lástima, máxime porque, si bien De Laurentiis dice haber rechazado 55 millones por Cavani, no será posible seguir reteniendo semejante goleador sin pelear por algo importante de verdad.

En el tercer escalón se encuentran juntos la última de las confirmaciones y la primera de las grandes sorpresas del 2012. Inter es de la primera categoría: los nerazzurri siguen entre luces y sombras, como hicieron en las dos pasadas campañas. A veces convencen y otras no. Algunas movidas de mercado resultan acertadas y otras no. El funcionamiento, a la hora de hacer las cuentas, resulta inconstante e inconsistente.

Por ahora, el cuadro levantó respecto al campeonato anterior, una mejoría que había nacido ya en los primeros meses del año, durante el campeonato 2011-2012, pero que tomó forma concreta en el torneo actual. Sin embargo, nada aún está hecho y el cuadro, así como el club (todo ese tema de Sneijder es tan inútil cuanto molesto), deben consolidar el trabajo cumplido con los resultados.

Respecto a la otra categoría, la de las sorpresas, junto a Inter se ubica Fiorentina. El cuadro violeta, entre enero y mayo, parecía irse a la deriva: Montolivo había firmado con Milan, Rossi tuvo que ser echado por la pelea con Ljajic, Jovetic parecía ya vendido, Vargas y muchos otros estaban en pelea con la sociedad y con las valijas ya en la puerta.

Pero los Della Valle tenían unas movidas pensadas: durante el verano llegaron Pradé y Montella, todos los jugadores "problemáticos" fueron alejados y se reconstruyó prácticamente el plantel entero, quedándose con el jugador más importante, Jovetic, lo que servía tanto técnicamente cuanto para darle confianza al ambiente.

Al final, de ese plan de acción salió un equipo totalmente nuevo pero de increíble valor técnico y táctico, que el nuevo entrenador está administrando con pasión, inteligencia y gran entendimiento. El Giglio, en efecto, es uno de los cuadros que mejor juegan al fútbol en este momento en Italia y es con derecho un candidato a pelear un puesto para meterse en Champions.

En fin, atrás llega con todo Roma. La Loba, más que ser una sorpresa, está llena de sorpresas: como primera cosa, tras el fracaso de Luis Enrique parecía imposible que los giallorossi lograran armar un nuevo proyecto en tan poco tiempo, cosa que en cambio hicieron gracias a la inteligencia de quien decidió traerlo a Zeman, un entrenador que siempre gozó del amor del pueblo capitalino.

Fue sorpresivo, también, el mal comienzo de campeonato, porque raramente un equipo del Bohemio comenzó con tantas dificultades una temporada, así como al mismo tiempo era totalmente inesperada la gran reacción de carácter del equipo, que no se perdió de ánimo y cerró el 2012 jugando un fútbol divino y sumando muchísimos resultados útiles.

En fin, sorprendieron positivamente muchos nuevos jugadores, como Marquinhos y Castán (el primero de apenas 18 años), dos de los mejores defensores de esta primera parte del campeonato, a la par de como nos dejó desconcertados la capacidad que demostró Zeman de abandonar sus "dogmas", cuando la situación se puso complicada, jugando por ejemplo con Pjanic, un volante, en el tridente ofensivo.

Roma, gracias a todo eso, pasó de ser una obra incompleta a ser un astillero en fermento, en el que todos trabajan para perfeccionar un buque que, de seguir surcando las aguas de esta manera, debería llegar sin demasiadas dificultades a una de las primeras tres plazas de la clasificación.

PARA LA B
Decíamos antes que Palermo y Genoa trabajaron muy mal y que por eso pagan justamente con el hecho de cerrar el 2012 en zona descenso. El hecho es que Zamparini y Preziosi siguen trabajando como si todo fuera un video juego, como si el fútbol se hiciera solo con el mercado y sin planes, ni ideas ni corazón. Como si cambiar un técnico de un día para el otro no influyera negativamente. Como si el sistema no se rebelara, antes o después, a personas que se comportan así.

El tema es que los planteles de los rosanegros y del Grifo siguen cambiando radicalmente a cada sesión de mercado y no hay continuidad en esos equipos, que en el 2012 perdieron definitivamente la brújula y ahora se van a la deriva.

Todo lo contrario de cuanto hecho por Parma, Catania y Atalanta, por ejemplo: tres clubes que desde el año pasado empezaron una fase de construcción que prevé retoques de año en año, todo basado en un concepto de juego y en una filosofía de sociedad bien claras y definidas, diferentes entre ellas pero coherentes con el trabajo cumplido por cada equipo. No es una coincidencia que los tres estén bien lejos de la zona descenso y muestren cosas muy positivas.

También Udinese está tranquilo, si bien los albinegros formen una categoría diferente a la de Parma, Catania y Atalanta, más cercana a la de Milan, en efecto. El hecho es que los friulanos, tras dos campañas hermosas, pagan la venta de todos los campeones, que se volvió tan marcada que ni un maestro como Gudolín este año pudo hacer un milagro. Por encima, la gran novedad, el colombiano Muriel, estuvo lesionado varios meses y casi no jugó: sobre él se fundan las esperanzas del club friulano de volver a meterse en la pelea de arriba.

Regresando a la batalla por mantener la categoría, Chievo, Bologna y Cagliari siguen peleando como pueden como hacen todos los años, la misma cosa que haría Siena de no ser por los seis puntos de penalización con los que comenzó el campeonato.

También Torino y Sampdoria están sacando las uñas en la pelea por evitar el descenso. Ambos llegan de la Serie B y los dos por ahora parecen poder salvarse, a pesar de que cada uno trabajó a su manera tanto durante el invierno cuanto en este inicio de temporada.

La única incógnita verdadera es la de Pescara: el Delfino trabajó tan bien en la campaña anterior, con un inicio de 2012 estelar en el que llegó el triunfo de la Serie B con el mejor equipo en absoluto de esa categoría, cuanto mal durante el verano.

Cabe notar que el cuadro se encontró en Serie A sin su capitán, Sansovini, sin sus goleadores Immobile e Insigne, sin su "farol" Verratti y sin la dirección de Zeman. Prácticamente, sin nada de todo lo que llevó al cuadro desde la B hasta la A.

A todo eso, llegaron solamente chicos inexpertos, muchos de los cuales nunca habían jugado a estos niveles, determinando que los albicelestes se encontraran con una defensa y un ataque pésimos, en absoluto los peores del campeonato, y una debilidad evidente.

Sin embargo, entre un golpe de suerte y un regalo de un rival, Pescara cerró el 2012 afuera de la zona descenso, con dos puntos de ventaja respecto al anteúltimo de la clasificación. Son las cosas increíbles del fútbol.

Hay que decir que el Delfín por lo menos tiene un plan claro: juega de dominio, como hacía cuando estaba en la categoría inferior. Claro, contra los grandes se puede pagar un precio caro (goleadas ante Juve, Milan y Nápoli), pero el cuadro juega mucho mejor con sus verdaderos rivales y, con la regla de los tres puntos, mejor perder un poco más pero cambiar algún empate con victoria, máxime contra rivales directos.

Claro, es un plan ambicioso y, sin los mejores elementos del ascenso, podría fracasar, pero por lo menos Pescara se la juega con coraje, ofrece mejor espectáculo que muchos otros y, hasta ahora, los hechos le están dando la razón.