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La LNB debe expandirse

Atenas

Córdoba es una de las plazas fuertes de la LNB, pero... ¿Qué pasa con el resto?

BUENOS AIRES -- La Liga Nacional de básquetbol ofrece virtudes deportivas incuestionables, pero también acumula algunas deficiencias elocuentes fuera del rectángulo de juego.

La declinante concurrencia a los estadios que se observa esta temporada, la falta de mayor apoyo publicitario o un impacto mediático menor al deseado son algunas de esas falencias.

¿A qué se debe esto?

Por supuesto que no hay sentencias definitivas o verdades irrefutables a la hora de analizar estas cuestiones. Lo preocupante es que, aunque estos temas hace varios años que dan vueltas en el ambiente, desde la conducción de la competencia no se propicia un debate que nos acerque, siquiera, a un indicio más o menos cierto.

Ya sea porque la Asociación de Clubes o las instituciones que la integran no se animan, no saben o no quieren, lo cierto es que el análisis y el intercambio de ideas no se producen.

Desde acá me animo a plantear una hipótesis, que si bien no es categórica ni determinante, considero que puede tener cierta gravitación sobre algunas de esas deficiencias.

Fuera de lo deportivo, el objetivo prioritario de la competencia debería ser que la participación de un club en la LNB sea lo más redituable posible (o como mínimo, lo menos improductiva). Entonces el destinatario de todas las acciones que lo rodean debe ser el público y cuanto más público haya alrededor del juego, a cuanta más gente llegue y cuantos más se enteren, más beneficioso será.

Parece una verdad obvia que a más público rodeando a la competencia, una mayor cantidad concurrirá a los estadios, lo que a su vez debería generar el interés de las empresas para publicitar y de los medios para comunicar lo que allí suceda.

Si lo que se busca es aficionados potenciales que consuman la LNB, la actualidad del torneo nos muestra que de los 10 polos urbanos más importantes de la Argentina, apenas 4 están involucrados en él. Ellos son la ciudad de Buenos Aires, la más poblada, con casi 2,9 millones de habitantes, el Gran Buenos Aires, representado actualmente por Lanús, con las 460 mil personas que habitan su municipio, Córdoba capital (3º, 1.330.000) y Mar del Plata (8º, 512.000).

Afuera del básquetbol profesional argentino quedan ciudades de enorme potencial como Rosario (4º, 1,2 millón), Mendoza capital (5º, 850 mil), San Miguel de Tucumán (6º, 740.000), La Plata (7º, 700 mil), ciudad de Salta (9º, 470.000) y Santa Fe capital (10º, 460 mil).

Si nos estiramos hasta las 20 ciudades con mayor población, la cuenta no da mucho mejor. Aparecen 5 ciudades en la LNB, como el conglomerado Santiago del Estero (267 mil)-La Banda (142 mil), que forman el 13º centro poblacional del país, Corrientes capital (14º, 357.000), Bahía Blanca (18º, 302.000), Paraná (19º, 340.000) y Formosa (20º, 235.000).

Pero no participan San Juan (11º), Resistencia (12º), el conglomerado Neuquén-Cipolletti (15º), Posadas (16º) y San Salvador de Jujuy (17º).

Las cinco plazas restantes que tiene la LNB son Comodoro Rivadavia (25º, 173.500), Junín (38º, 90.500), Río Tercero (71º, 48.000), Villa Angela (79º, 45.000) y Sunchales (20 .000).

Las 15 ciudades involucradas en la Liga Nacional aportan algo más de 7,2 millones de habitantes, pero las seis que no están (de las 10 más pobladas) suman casi 4,5 millones. Una cifra que no se debería desperdiciar.

En los últimos 10 años la población argentina aumentó un 11 por ciento y en los últimos 25 años, casi el mismo tiempo que tiene de vida la LNB, el crecimiento fue de un 28%. Ese incremento no parece reflejarse en el ambiente que rodea al básquetbol profesional.

Cualquier negocio que pretenda desarrollarse masivamente, siempre encontrará mayores posibilidades en lugares más densamente habitados. Mucho más en un país extenso y con una población distribuida de manera despareja como la Argentina, donde de sus 40 millones de ciudadanos, 13.000.000 se amontonan en Capital Federal y Gran Buenos Aires.

Por eso, sumar a Rosario, Mendoza, Tucumán, La Plata, Santa Fe y Salta podría ser un aporte positivo para la competencia. Muchos habitantes, empresas consolidadas, hotelería, vías de acceso y medios de comunicación son algunos de los buenos aportes que pueden hacer.

Vale aclarar que una ciudad con muchos habitantes no asegura el éxito del proyecto (aunque tampoco lo hace una ciudad chica). Hoy Buenos Aires lo demuestra, pero al menos entrega una potencialidad latente. Que la dirigencia la sepa explotar, esa será otra discusión…

Por otro lado, esta idea tampoco significa que una ciudad con menos población no pueda mezclarse entre los grandes. Esa situación existe hasta en las mejores competencias del mundo. El tema es lograr una masa de seguidores y consumidores que permita hacer, directa o indirectamente, rentable la actividad.

Por supuesto que no aliento ascensos "a dedo". Lo deportivo, algo que siempre defendió la AdC, está por delante y en ese aspecto se contribuyó a que la imagen competitiva de la LNB fuera inmaculada.

Sin embargo, desde la conducción nunca se articularon políticas de captación de plazas valiosas. La AdC debería fomentar reuniones con las secretarías de deportes provinciales y municipales, con las cámaras empresarias y de comercio, con las federaciones locales y con los principales clubes, ya sea para que estos se involucren de manera individual o como conjunto detrás de un equipo que represente a la ciudad, para sumarse a la estructura de la LNB, siguiendo los debidos pasos deportivos.

El Estado pasó hoy a desempeñar un papel trascendental en el sostén de muchos clubes, algo que no era frecuente en el inicio de la competencia. Por eso no se puede estructurar ningún nuevo proyecto sin su gestión, aunque más no sea como nexo entre los clubes y las empresas.

En cuanto a la AdC, aquel sistema de llevar el Partido Inaugural a una ciudad sin LNB fue un intento positivo, pero aislado y sin continuidad.

Es justo remarcar que en más de 25 años de historia liguera la dirigencia del básquetbol de ciudades con gran tradición como Rosario, Tucumán, Santa Fe o La Plata, mostraron una incapacidad asombrosa para articular algún proyecto serio y sustentable.

Al mismo tiempo, los dirigentes de Mendoza o Salta no supieron aprovechar la bonanza de la expansión socioeconómica mostrada por ambas ciudades en los últimos 15 años.

Si uno recorre las distintas ligas basquetbolísticas del mundo, encuentra que esta no es la realidad de la Argentina solamente.

A excepción de España (tiene 9 de las 10 más pobladas, entre 47 millones de habitantes) y la NBA (8 de 10, en 309 millones), el resto vive una situación similar: Italia (61 millones), que perdió mucho poderío en los últimos 10 años, Alemania (83 millones), donde es aceptado que el básquetbol no prendió en las ciudades grandes, y Francia (66 millones), que también perdió plazas importantes en los últimos años, coinciden en tener apenas 3 grandes centros urbanos representados.

Le va un poco mejor en esto a Grecia, con 6 de las 10, entre 12 millones de habitantes. Australia (22 millones), que puede compararse por extensión de territorio con Argentina, tiene 5 de 10, en un torneo de 8 equipos, en el que debió recurrir a un representante de Nueva Zelanda.

En casos más comparables con el argentino, como Brasil (197 millones de habitantes), por ejemplo, cuenta con 5 de las 10 ciudades con más habitantes, pero además suma 9 "ciudades chicas" de entre 300 mil y 620 mil personas.

También México (114 millones) suma cuatro grandes ciudades, pero otras 8 "pequeñas" de entre 300 mil y 730 mil ciudadanos.

En los tiempos que vive el deporte profesional, es imposible sostener un negocio productivo sin consumidores, sin sponsors que lo sostengan y sin medios de comunicación que lo difundan. Donde estos estén, hacía esa dirección deberá apuntar la Liga Nacional. En definitiva, no se tratará de otra cosa que profundizar el carácter federal que siempre priorizó esta competencia.