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Un hombre satisfecho

BUENOS AIRES -- Boca hizo una apuesta a la nostalgia y recuperó a Carlos Bianchi, responsable de los años más felices del club. Claro que el DT, más allá de sus artes que alguna vez fueron descriptas como un pacto con el cielo, necesita jugadores de primer nivel.

Si bien Riquelme se bajó del barco luego de un surtido de amagos y un renunciamiento en nombre de la palabra empeñada (risas), el Burrito Martínez, la prenda más codiciada de la colección de verano, ya se arrimó al plantel que calienta motores en las sierras de Tandil.

Boca pagará más de tres millones de dólares por la mitad del pase del delantero, hasta ahora en Corinthians aunque con poca suerte.

Nombramos a Boca porque marcó diferencia con la billetera. Pero los demás grandes coinciden en la perspectiva. Reforzarse con jugadores de cierta trayectoria que no la pegan en las grandes ligas.

El criterio es curioso, pero debe tener asidero porque la mayoría de los nombres que han circulado como posibles novedades provienen del pasado reciente de los torneos argentinos.

Se espera -los dirigentes esperan y con gran expectativa- que luego de airearse en territorios más prósperos y habiendo sido postergados en sus equipos, tengan ganas de regresar.

Gerardo Martino, como es costumbre, tiene otro modo de proceder. Reconoce que hizo intentos tibios por algún expatriado, pero a la vez afirma que con el actual plantel (y el que está en construcción, con el aporte de los juveniles) se arreglará sin problemas los meses venideros.

"Sólo se fue Vangioni a River y tenemos posibilidades de reemplazarlo; no hay apuro", se sinceró el entrenador de Newell's según refleja el diario Olé. Qué habría dicho, por ejemplo, Gallego, tan afecto a la queja, si le vendían un jugador en este trance.

Martino debe inclinarse exclusivamente por los jóvenes debido a una limitación en el presupuesto. Pero no lo hace como consuelo de pobre, sino atento a la cultura en la que él mismo se formó.

La que sustituye exportaciones. La que recrea una y mil veces planteles diezmados por la diáspora y refuerza otros que ganan madurez campeonato a campeonato.

Por supuesto que no siempre el recambio es ordenado ni todos los directores técnicos y dirigentes suscriben esta costumbre. Hubo también que empezar de cero.

Pero Newell's y Martino saben que su capital, su noción más firme de futuro, está en el trabajo de inferiores. Entrenadores como él sí se merecen el tan proclamado derecho al largo plazo. Sólo la mirada estratégica, que escasea en el fútbol argentino, necesita del tiempo.

Lo demás son golpes de chequera. Pan para hoy. Y a veces, ni siquiera para hoy.

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