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México revive la Serie del Caribe

HERMOSILLO, Sonora -- Aficionados y Fanáticos al "Rey de los Deportes": Hace exactamente un año, la Serie del Caribe era un torneo en agonía. Pasaba largas horas en terapia intensiva, luego de que los recientes campeones, Leones del Escogido, habían estrenado la corona cayendo 7-0 ante Venezuela y cerraban su participación en el torneo perdiendo también ante Puerto Rico.

Una vez más, como había ya sucedido antes, la última jornada resultaba solo de mero trámite y por cumplir con los compromisos adquiridos, y las entradas al Estadio Quisqueya no estaban ni cerca de ser llenos totales todos los días. Para variar, durante ese torneo y las semanas que le siguieron, solo se habló de la agonía del certamen y de cómo sus directivos seguían dormidos en sus laureles, sin mover un solo dedo para evitar ese deceso.

¿Cómo es posible que un año después, lo que se vivió en Hermosillo desmienta por completo lo que se pensaba en febrero del 2012?

La respuesta es muy simple y, aunque en ella tiene que incluirse la aparición de un juego de campeonato y el cambio de formato, esa es apenas una pequeña parte de la explicación.

Ciertamente ayuda mucho a la Serie del Caribe el hecho de que ya un equipo no se pueda coronar en el hotel, así como el no tener una última jornada de desperdicio cuando ya no se está peleando por nada. Pero la razón principal por la que hoy se puede hablar de "éxito" en el evento, tiene seis letras y coincide con el nombre del actual campeón: MÉXICO.

Tal como sucedió en 1989, cuando los problemas económicos en los demás países hicieron que la Liga Mexicana del Pacífico entrara "al quite" y realizara el evento en Mazatlán, o como en 1992, cuando tras haber resultado un fracaso total la serie en Miami por dos años consecutivos, la compañía que había adquirido el compromiso de organizarla tres veces en esa ciudad, en los años en los que les tocaba originalmente a Venezuela, República Dominicana y Puerto Rico, ya no quiso volver a perder dinero, y nuevamente Hermosillo terminó por ser la sede; en éste 2013, no hubo cambio en la rotación, pero es una vez más una ciudad mexicana la que salva el evento.

Porque el dejar en el pasado por ahora los conceptos de extinción, se debe, más allá del cambio de formato, al hecho de que México organizó, una vez más con gran éxito, la Serie del Caribe. Hermosillo y Sonora no únicamente se hicieron cargo del compromiso de ser sedes del torneo por sexta ocasión en la historia, sino también de estrenar un estadio que se ha convertido en el más moderno de toda América Latina.

Cada vez que la serie se ha organizado en México, el éxito en cuanto a taquilla ha sido garantizado, nunca falta el ambiente, la afición abarrota el estadio pase lo que pase, y el nivel de organización en cuanto a atención a medios y fanáticos, es superior a lo que sucede en otros países.

Las instalaciones del Estadio Sonora, entregadas horas antes de que se cantara la voz de Play Ball, por supuesto tuvieron sus inconvenientes iniciales, pero con el paso de los días, la situación se fue normalizando. Los amplios vestidores y la infraestructura directamente relacionada con los jugadores, es de primer nivel, como ningún otro estadio que se encuentre al sur del Río Bravo. La variedad de comida, la vigilancia y la cordialidad del personal, no se queda atrás, y si a eso sumamos que, a pesar del más grave problema del inmueble, que resultó ser la accesibilidad, la gente registró siete llenos de forma consecutiva, esa mezcla nos permite hoy hablar del éxito de la Serie del Caribe 2013.

Eso sin tomar en cuenta lo sucedido en el terreno de juego, en donde el histórico partido final ha quedado ya como uno de los mejores a lo largo de la existencia de éste evento.

Hoy se deja de hablar del final de la Serie del Caribe o de su lenta muerte. Hoy Hermosillo y la Liga Mexicana del Pacífico han sacado la cara por éste evento y le han dado una nueva perspectiva. Pero eso no quiere decir que dentro de 12 meses, puedan aparecer nuevamente los términos "final", "muerte" o "extinción". Las otras sedes tienen que ponerse al corriente y esforzarse más por llenar el estadio y por mostrar lo que la capital de Sonora enseñó al mundo durante una semana: que en México, el béisbol sigue siendo el deporte de los campeones.