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En busca de la confianza perdida

NASHVILLE -- Vestido con un saco en color azul y una camisa azul claro, un delgado Gregg Williams, con una barba obscura y un mechón de canas en su pelo, apareció nuevamente a la luz pública esta semana.

Williams, el principal culpable en el escándalo de las recompensas de los New Orleans Saints, tiene un contrato de un año con la misma franquicia con la que comenzó su carrera como entrenador en la NFL.

Dijo que pasó el año hablando con equipos y organizaciones de fútbol americano, de categorías infantiles en adelante. Viajó a lugares como Tailandia, trabajando en orfanatos de pueblos empobrecidos. Asistió a los 13 partidos de Virginia Tech para ver jugar a su hijo. Y en general, reorganizó su vida.

El hombre que lo contrató como asistente defensivo de los Tennessee Titans, Mike Munchak, hizo hincapié en que los Titans querían que Williams mirara hacia adelante, no hacia atrás.

Si bien Williams no habló de nada relacionado con el asunto de las recompensas de la liga, si habló a detalle de su tiempo alejado del fútbol americano.

"Se aprende mucho de sí mismo en las circunstancias más difíciles, algunas de las circunstancias más estresantes", declaró. "Aprendes mucho de tu familia y de tus amigos, también. Y una de las cosas que siempre he elegido es tomar cualquier tipo de situación y convertirla en una oportunidad para mejorar.

"Una de las cosas que realmente hice este año fue concentrarme en el mayor número de cosas que fuera posible mejorar. Fue un gran año de estudio. Fue un gran año para perder peso y volver a estar sano. Fue un gran año para viajar".

Habló de su pasión y amor por el fútbol americano, y lo agradecido que está por estar de vuelta.

Y sabe que tiene una reputación que restaurar.

"Siempre he sido bueno tratando con la gente, siempre he sido bueno tratando con gente difícil", indicó.

Durante su suspensión, pienso que se habló demasiado de la idea de que Williams podría nunca ganarse de nuevo la fe o la confianza de los jugadores de la NFL si recibía otra oportunidad.

He dicho que los jugadores tienen muy pocas opciones respecto a quién está frente a ellos hablando, y si deciden no seguirlo, el equipo fácilmente podría reemplazarlos con un jugador que sí lo haga.

Williams enfrentó múltiples preguntas acerca de su capacidad de ser efectivo en su regreso, y dijo algo similar, pero de manera más gentil.

"Cada día es una entrevista", sentenció. "Y con cada persona que conoces, con cada persona con la que comienzas a construir una relación, la confianza viene de cómo tratas con ellos. Los jugadores con los que puedes tratar en la NFL, lo que buscan es: ¿Me puedes ayudar a mejorar? ¿Puedes ayudarme a conservar mi empleo un día más? ¿Me puedes ayudar a ganar partidos? ¿Puedes ayudarme a ganar más dinero?.

"Creo que todas esas cosas van a suceder. No tengo miedo de ganarme otra vez la confianza, no tengo miedo de comenzar de nuevo y hacer todo lo que tengo que hacer".

Más tarde volvió a hablar del tema: "El 99 por ciento de las personas con las que tengo contacto son agradables".

Williams habló de conseguir a un jugador de promedio a bueno, y convertirlo de bueno en genial. Lo vi hacer eso seguido cuando era asistente con los entonces Tennessee Oilers, después Titans, y yo trabajaba para el The Tennessean, entre 1996 y el 2000.

Después de que se marchó, como entrenador en jefe de los Buffalo Bills, como coordinador en los Washington Redskins, en los Jacksonville Jaguars y en New Orleans, construyó algunas buenas defensivas y ayudó a muchos jugadores. Pero también se desvió algunas veces, por su ego, o un poco por la necesidad de sobresalir, al hablar en la sala de reuniones acerca de matar la cabeza o de conseguir una lesión de ligamento cruzado anterior (recuérdenme algo, ¿era un megáfono lo que utilizaba mientras caminaba por los dormitorios de los Bills para despertar a los jugadores en el campamento de entrenamiento?).

Si realmente ha reorganizado su vida, si consigue volver a lo básico y puede ayudar a hacer mejores a los jugadores de nuevo, los Titans van a recibir una recompensa por confiar en él.