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Schwartzman: crecer de golpe

Diego viene de lograr su primera victoria ATP Copa Claro / Sergio Llamera

ACAPULCO -- En Viña le pidió una foto. En Acapulco intentará sacarle la tapa de los diarios. Diego Schwartzman es el protagonista de esta historia con vertiginosos saltos ascendentes que sigue sumando capítulos destacados. Hace solo seis meses, días después, apenas, de cumplir los 20 años, el argentino disputaba (y ganaba) un Future en Santiago del Estero. Este martes, asentado en el mejor ranking de su carrera (157°), debutará en su tercer torneo ATP ante el mismísimo Rafael Nadal, que continúa su puesta a punto en la región. Soñado contexto.

En el medio, título en el Challenger de Buenos Aires, primera participación en un Grand Slam (disputó la qualy de Australia y quedó a un partido de entrar), debut absoluto en un certamen ATP (en Viña, también procedente de la clasificación), primera victoria (una vez más, en Buenos Aires)...todo muy rápido se le dio al muchacho de Villa Crespo.

Pero en Chile, dijimos, hubo un plus. Porque en el mismo torneo que lo incluía dentro de un cuadro principal por primera vez, aparecía también un tal Rafael Nadal. Y en vestuarios hubo un encuentro, una cámara y un recuerdo para toda la vida. "Fue un sueño verlo ahí. Ya solo ver cómo se entrenaba, cómo se preparaba para los partidos. Lo miraba todo el tiempo...", le cuenta Diego a ESPNtenis.com. "Es uno de los mejores jugadores de la historia, sobre polvo debe ser el mejor...así que realmente fue algo increíble", agrega. En el cara a cara, no hubo más que un protocolar cruce de saludos. Acapulco le dará la chance de retomar el diálogo.

Schwartzman llega a México tras la mejor semana tenística de su vida, quizás solo comparable con la del mencionado título Challenger en octubre pasado. Ambas tuvieron lugar en su ciudad, Buenos Aires, con cuatro meses de diferencia. Aquella vez encontró el impulso necesario para meterse en el Top 200. En esta ocasión, dio el golpe ante el brasileño Thomaz Bellucci (38°) en primera ronda y dejó de tener en blanco el casillero de triunfos ATP (luego caería ante Tommy Robredo).

-¿Qué balance hacés de lo vivido en Buenos Aires?
-Las sensaciones son buenas; sobre todo contra Bellucci, que jugué muy bien. Ante Robredo, no tanto; solo de a ratos el primer set. Pero tengo que sacar el lado positivo de todo esto y estar tranquilo. Jugué contra un ex top-ten, que ahora está volviendo y con buenos resultados. Así que tengo que entender que yo recién estoy empezando en estos torneos y de a poco ir tratando de sumar.

-Hace solo cuatro meses ganabas tu primer Challenger. Hoy ya tenés un triunfo ATP...
-La verdad que fue raro todo. Aquel Challenger quizás no me esperaba ganarlo y jugué muy bien toda la semana. Fue extraño, pero mi tenis fue mejorando también y de a poco me fui sintiendo con chances de ganar ese tipo de partidos.

Diego acumula más de 200 encuentros sobre polvo de ladrillo entre Futures, Challengers y sus tres presentaciones ATP, con un porcentaje de victorias del 66%. Números que cambian al hablar de superficies rápidas: apenas un puñado de partidos oficiales, ninguno en el circuito mayor y récord negativo (2-5). Por eso cobra tanta relevancia lo hecho este año en Melbourne Park, donde llegó a la ronda final de la clasificación. "Fue una experiencia muy buena. Tuve muy buenos dos primeros partidos, le gané a Martín (Alund), que está teniendo un muy buen año también. Y después perdí (con el israelí Amir Weintraub) un partido en el que no me sentí jugando mi mejor tenís, pero donde también los nervios jugaron en contra", recuerda. "Pero si bien ese día no estuve tan suelto, en general me sentí cómodo. Y me gustó que me vaya bien en cemento porque no había tenido buenos resultados en los torneos anteriores, más allá de que yo me sentía jugando bien...".

Su equipo de trabajo tiene como entrenador a Sebastián Prieto, como preparador físico a Darío Lecman e incluye la presencia de un psicólogo deportivo: Pablo Pécora, que también ha sabido acompañar a otros tenistas argentinos. "No es que voy todo el tiempo y tampoco que hablo solo de tenis. Pero me sirve un poco para charlar de todo, liberarme y estar tranquilo a la hora de jugar", explica Diego.

Desde su metro setenta, el argentino sonríe cuando lo asemejan con Olivier Rochus
(ex N°24 del mundo), marca que la diferencia de reveses (el del belga es a una mano) cambia mucho la dinámica del juego y observa: "Hay jugadores que quizás son un poco más altos pero su fuerte no es el saque y entonces juegan de una manera parecida; yo trato de ser similar en ese sentido". Como sea, en lo inmediato el desafío de turno se llama Acapulco. Después, al margen de los resultados, será tiempo de volver a los Challengers. Pero mientras tanto, México le permitirá repetir una postal que meses atrás no imaginaba. Esta vez, habrá más recuerdos de por medio.