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Por qué Murray puede ganar

BUENOS AIRES -- Cuando hablamos con Martin Murray sobre su pelea con Maravilla Martínez en la Argentina, le comentamos que quizás el peso mayor estaba en la mochila del campeón del Consejo, por su condición de local. "Es posible", respondió. "Pero en el ring estaremos los dos solos. Y no se olvide de algo: esto es boxeo"

Martin Murray parece ser el invitado de honor al gran show de Maravilla Martínez, organizado para el 27 de abril en la cancha de Vélez Sarsfield, en la que, se dice, ya no queda ni una de las 50 mil localidades puestas en venta el domingo pasado. ¿Es posible que el inglés acepte ser, apenas, un invitado de honor? Seguramente, no.

Empecemos por los números, para ordenarnos. Martínez, con 38 años recién cumplidos, es 8 mayor que el inglés, quien cumplirá 31 el 27 de septiembre. El argentino prácticamente duplica en experiencia a su rival: 50 peleas ganadas, 28 nocauts, 2 derrotas, 2 empates, total 54 peleas. A su vez Murray tiene exactamente la mitad de victorias que Martínez, 25, de las cuales 11 fueron por la vía categórica. Nunca perdió y solamente registra un empate -para muchos, injusto- frente a Félix Sturm, en Alemania, el 2 de diciembre de 2011. Si es por experiencia, Maravilla lo supera. Pero no solamente en los números, sino también en la calidad de oposición, si mencionamos, para dar apenas dos ejemplos, a las victorias del argentino sobre Kelly Pavlik ("Fue mi mejor triunfo y mi oponente más importante", explica Martínez) o Paul Williams.

Sin embargo, para un boxeador hambriento de gloria como Murray, esa diferencia numérica no es todo. "Es un gran campeón, y creo que tengo la fórmula para ganarle", ha dicho. Desde un punto de vista físico, Murray no solamente es mucho más joven que Martínez: es también un poco más alto: mide 1,83m, sobre el metro 78cm del argentino. Dicho de otra manera más clara: mientras Martínez es, físicamente, un superwelter de 154 libras que está combatiendo en la división de las 160, Murray es naturalmente un peso mediano. A la hora de subir al ring, la consistencia física será mayor para Murray que para el argentino. Por lo que, teóricamente, hará más daño el inglés que Martínez, a la hora de conectar golpes de poder.

Cuando Julio César Chávez esgrimió su predicción sobre su pelea con Martínez, dijo: "Voy a ganarle porque soy más joven y más fuerte". En realidad, como en la vida, dos más dos en el boxeo no son cuatro. El mexicano lo dejó trabajar demasiado a Martínez en los primeros asaltos y ese error le costó carísimo. Es cierto, Martínez anduvo por el piso en el último asalto, pero no solamente se levantó, sino que terminó cambiando golpes de igual a igual. Como dijo Murray, "Esto es boxeo".

¿Cómo puede Murray superar a Martínez? El británico pelea casi con un manual bajo el brazo: la izquierda levantada, la guardia cerrada y alta, el jab mecánico lanzado con fuerza y detrás, no solamente la derecha en cross, sino luego alguna zurda al cuerpo. No posee otra gran variedad de combinaciones o, al menos, no la hemos visto hasta ahora. Teniendo en cuenta que sus rivales no han sido de los más competitivos en general, podría afirmarse que, con ser más fuerte, le alcanzó.

Pero Murray, justamente por la fuerza de su gancho izquierdo al cuerpo, podría complicarlo al argentino si se lanza a un ataque sistemático. Sabiendo que en el camino recibirá mucho castigo, Murray deberá obligar al campeón del WBC a aceptar la pelea franca, llevándoselo por delante. Claro que esto le va a costar lo suyo, porque Martínez, justamente, es un boxeador de alto peligro en el contra ataque, ya que utiliza los huecos que deja el rival, para descargar sus golpes.

El gran error que cometió Chávez fue que, cuando atacó, lo hizo siempre en línea recta, sin acortarle el ring a Martínez, quien saliendo a los costados, lo descolocó plenamente. Murray debería no solamente rotar mucho la cabeza para evitar los jabs (tiene una tendencia a recibirlos con cierta facilidad, como le pasó ante un boxeador veloz como Sturm), sino acortarle los caminos, para poder encerrarlo contra las sogas y trabajar mucho al cuerpo, para quitarle piernas a su rival.

Esto es fácil de decir, pero complicado de realizar, sobre todo porque Murray se va a encontrar con un boxeador atípico, que no solamente es zurdo, sino que muchas veces, ofrece su rostro sabiendo de la lentitud del oponente o de la clase de envío que lanzará. Si Murray le permite a Martínez trabajar en la larga distancia, no solamente se va a desgastar mucho, sino que sus envíos dibujarán más el aire que el daño que puedan hacer.
Murray es un pegador, tal vez no explosivo, pero hace daño, sobre todo al cuerpo. A su favor está el detalle que, en sus últimas siete peleas, el argentino sufrió tres caídas. La ya mencionada frente a Chávez Junior, más una ante Matthew Macklin y una ante Paul Williams. Claro que se levantó y terminó ganando.

Si la velocidad es un factor importante en un combate -velocidad no solamente física, sino también mental- hay un elemento, un factor humano, diríamos, que es imposible de medir. Murray puede ser más lento que Martínez y carecer de su experiencia. Puede, por otra parte, ser más joven y más fuerte. En lo que -hasta ahora-, no sepamos a ciencia cierta cómo es, se ubica en el rubro de la "templanza ante la adversidad". Como campeón interino que es, como boxeador lleno de hambre de gloria como se proclama, Murray dejará todo en el ring para ganar. No sabemos -nunca se sabe- cómo reaccionará si la pelea se le complica demasiado: tal vez, aún con dificultades, apriete los dientes y siga tirando golpes hasta el final, sabiendo que una mano puede dar vuelta una pelea.

O tal vez, como le ocurrió a más de un adversario de Martínez, no pueda revertir su actitud frente a la impotencia. Si Chávez Junior hubiera trabajado más a fondo en los últimos asaltos, aun corriendo el riesgo de recibir más castigo, tal vez, podría haber logrado otra cosa. Pero como el "hubiera" no existe ni en el boxeo ni en la vida, eso jamás se podrá comprobar.

Imaginamos a su técnico, Oliver Harrison, plantado frente a la televisión buscando alternativas para Murray. Será, para el británico, la gran oportunidad de su vida y deberá jugarse hasta la última gota de transpiración y sangre para ganar. Él dice que no le importa demasiado, pero no lo sabrá, hasta que lo experimente, lo que es pelear en un estadio con 50 mil personas en contra, aunque cuando suene la campana los dos quedarán mano a mano. En realidad, algo similar ya lo vivió frente a Sturm, pero en este caso, con un público mucho más bullanguero como el argentino (y en una pelea con un inglés como participante) el ruido y la presión serán muchísimo mayores.

Murray es un boxeador fresco, fuerte, lleno de ambiciones y por eso habrá que respetarlo tanto como lo ha manifestado el propio Martínez. Los que creen que Murray será apenas un trámite, cometen un serio error, porque esto es boxeo...

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