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Nacido para correr...

'Checo' a conseguido tres podios en la Fórmula Uno. Getty

MÉXICO -- Sergio Pérez, nació para las carreras, eso es más que una trillada frase hecha. Aquí va la historia.

Inicia la década de los noventa, Antonio Pérez Garibay, mejor conocido como simplemente "Garibay", es un hombre de automovilismo 100 por ciento, un padre de familia con dos hijos, Paola y Toñito, pero Marilú su esposa está embarazada y está a punto de dar a luz al tercero de los Pérez Mendoza.

Esta familia de Guadalajara, no es pobre pero tampoco rica. Toño papá no es un hombre que haya ido a la universidad pero siempre sabe dónde trabajar y con quién para que a su familia no le falte nada, que viva bien.

Ya fue un piloto en seriales nacionales y le da duro, tanto que hasta en algunos problemas se ha metido. Ganó el Campeonato de Fórmula Nacional en 1987 porque no conoce la palabra "miedo", menos la palabra "no", lo que quiere lo consigue, ¿cómo? No importa, lo consigue.

Su compadre Tomás López Rocha piloto y empresario tapatío va a correr Daytona en ese 1990, y por supuesto Toño no se quiere perder la oportunidad de ir con él, además era su trabajo. El problema es que su esposa está por parir.

¿Y cuál la solución práctica que encontró Garibay para resolver el conflicto? Muy sencillo: consiguió que el ginecólogo le practicara a Marilú una cesárea, que no era necesaria aunque el bebé ya había llegado a término, para que naciera el niño y su padre pudiera irse sin preocupaciones a Daytona.

¿Quién en su sano juicio aceleraría el nacimiento de su bebé para poder ir a una carrera? Garibay. ¿Quién podría convencer a una esposa y a un médico de hacerlo? Sólo Garibay.

Toño habló con el ginecólogo, Salvador Covarrubias y le dijo de la importancia del asunto y accedió.

Ese delicado 'detalle' todavía es algo que Marilú no le perdona a Toño, entre otras cosas claro, pero lo bueno de todo es que el 26 de enero nació Sergio Pérez Mendoza, el benjamín de la familia, quien vino a este mundo, literalmente, por y para las carreras.

El destino así lo marcó y en su casa parece que hubiera respirado de un escape y se hubiera alimentado de combustibles, aditivos y lubricantes. Su escuela fue una pista y su techo un motorhome.

Garibay se hizo publirrelacionista del piloto internacional mexicano Adrián Fernández desde 1994, y así Toñito y Checo pasaron más tiempo en la promotora que llevaba los asuntos del "Cuate" que en los parques.

Una buena temporada la oficina de Garibay estuvo en la sucursal de Guadalajara de Gokartmania (concepto de pistas de gokarts de renta con sofisticados sistemas de cronometraje). Imaginen todo el día a Toñito y su hermanito Checo en carreras sin fin alrededor de la oficina del papá, todos los días de la semana.

Los gokarts fueron el primer paso, la semilla, que Garibay sustentó con su bolsillo, pero también con su habilidad de hacer del conocimiento de sus amigos y contactos en el deporte motor, el talento de sus vástagos.

Toño era el arrojado, el valiente. Checo al que le salían fácil las cosas, pero como pasa normalmente, el hermano mayor fue el ejemplo a seguir siempre.

Apoyados por Antonio Sánchez "El Donas", mecánico preparador y hasta padre sustituto, los niños recorrían su estado y el país en competencias, mientras su papá conseguía para la "papa" y viajaba constantemente con Adrián Fernández.

Sólo había una duda en Checo: el futbol le encantaba y muchas veces prefería ir a un juego que entrenar o incluso correr. Su pasión era el América, su ídolo el chileno Iván Zamorano.

Algunas veces, su papá, el mismo que ya dijimos no conoce la palabra "no", le consiguió, gracias a su amistad con Emilio Azcárraga, viajar en el autobús del equipo en su traslado del hotel al estadio en algunos clásicos jugados en el Jalisco.

Hubo una ocasión en especial donde se disputaba la final del serial de Shifters 80 cc, en la glorieta de la Minerva en Guadalajara, pero la carrera coincidía con el Clásico Chivas-América.

Checo se aferraba a estar en el partido, de viajar en el camión con las Águilas, a lo que Garibay le dijo, "Ok, ve al juego y no corras la final, pero si lo haces se acabaron las carreras, vendo los gokarts y te dedicas al futbol".

¿Qué pasó? Nada, que Checo fue al partido y no fue a la final de los Shifters y su papá le cumplió el castigo.

A Toño le dolió más que a los niños, porque Toñito también fue al partido y hay foto que lo prueba. Fueron dos años en los que Checo, rebelde como buen puberto se puso a jugar, todas las tardes, futbol en la escuela de los Tecos, que le quedaba muy cerca de la casa en Zapopan.

Garibay cuenta que el chamaco una vez se le bajó del coche en pleno tráfico, porque no quería que lo llevara a la peluquería, por lo que tuvo que corretearlo entre los coches, sin importarle que dejó el carro, que estorbaba abierto, en el arroyo vehicular.

Su papá, corajes más, corajes menos, regaños y castigos después, no pudo quitarle los gokarts al "Pecas" definitivamente, porque no nos engañemos, el más feliz viéndolo correr era él, a pesar de las amenazas de Marilú de que si algo le pasaba los niños sería su culpa.

El futbol y los Tecos, que por cierto ahora perdieron la categoría y descendieron, se quedaron sin un delantero de promedio a malo, y el automovilismo ganó un piloto.
La internacionalización de Checo iba a llegar tarde o temprano, pero se aceleró el día que ganó una carrera y lo descalificaron por ser demasiado chico. Algunos pilotos adultos no soportaban ser vencidos por el hijo de Garibay, a pesar de que lo "lastraban" para que diera el peso reglamentario y no tuviera ventaja de ser tan ligero, fue descalificado, y esa fue la gota que derramó el vaso, habría que buscar camino fuera de México.

Paradójicamente fue Pepe Sánchez Jassen, presidente la Federación Mexicana de Automovilismo, quien en su momento avaló la prohibición para que Checo corriera una competencia de Mustangs.

El primer paso más allá de la frontera fue en Estados Unidos, en 2004, dentro de la Skip Barber National Series. El contacto de Checo con los autos fórmula definió su vocación.

Así, antes de cumplir 15 años, Checo se fue con Günther Unterreitmeier a Vilsbiburg, Alemania. El jefe del equipo GU Racing lo recibió en su casa. Telmex pagaba el asiento en la escudería que competía en la Fórmula BMW ADAC, pero la manutención del muchacho era por cuenta de la familia, así que la solución fue que el pequeño Sergio viviera en la trastienda del restaurante de Günther.

Los resultados deportivos no fueron tan sobresalientes como el aprendizaje y la madurez que ganó el que antes era un niño de casa. Ahora sin lujos ni cuidados, Checo comprobó que tenía hambre.

El podio en Hockenheim, un segundo sitio apenas en su segunda carrera en la categoría dieron una probadita del talento a los de los equipos poderosos de la serie, como el alemán Nico Hulkenberg, quien entonces contaba con todos los apoyos.

En 2006, mientras México se entretenía con el Mundial de Futbol, el mexicano Pérez se batía con los mejores volantes jóvenes del mundo de nuevo en la competida serie, donde al final obtuvo dos terceros lugares y 15 de 18 carreras entró en el top 7.

2007 sació la sed de triunfos que ya le hacían falta a Checo al cambiar a la Fórmula Tres Británica en su categoría nacional, donde se llevó el campeonato, tercer mexicano en conseguirlo tras Fernando Plata (1989) y Salvador Durán (2005). Ganó 14 de 22 carreras, pero las fechas más memorables fueron sus triunfos del 24 de junio en Monza, ahí el mundo comenzó a creer en el talento de Pérez que le dio un baño a varios pilotos de la clase Championship.

Al final de ese año, como piloto sustituto de la A1GP, fue convocado para las carreras de China, que resultaron un fiasco, pero al menos la experiencia en un monoplaza de más potencia sirvió al tapatío.

La escudería Telmex nunca quiso ponerle las cosas en bandeja de plata Checo, tenía los asientos, pero no con los mejores equipos, querían que Pérez demostrara como piloto bajo circunstancias difíciles, pra forjarlo además como hombre con carácter. Así en 2008, lo ascendieron a la Clase Championship de la F3 Inglesa, pero con el motor Mugen Honda.

De los 19 primeros del campeonato, sólo uno tenía motor Mugen Honda y el resto Mercedes, el más poderoso y de mayor desarrollo, pues ese piloto con el motor 'huérfano' era Checo.

Aún así fue cuarto en el campeonato con cuatro victorias, dos de ellas de nuevo en la pista que parece tener tatuada en la destino: Monza. Los rebases conseguidos esos 17 y 18 de mayo, todavía acumulan visitas en Youtube , como una hazaña propia de un superdotado.

El carácter parecía haberse formado, entonces Telmex lo promovió a la GP2, antesala de la Fórmula Uno. Ganó dos carreras en la miniserie asiática con el equipo Campos, para entrar al campeonato largo con Arden.

No fue del todo satisfactorio ese primer año en GP2 cuando sin el equipo adecuado apenas pudo subir al podio dos veces y marcar una vuelta rápida, pero nuevamente fue más importante lo que mostró con pocos recursos, lo que le valió ganar un asiento para el 2010 en el equipo Barwa Addax.

Sencillo no fue en lo absoluto, la presión de bajarlo si no daba resultados se oía por todos lados, pero fue subcampeón con cinco victorias y una pole position.

El test invernal con Sauber le dio el ansiado asiento en la Fórmula Uno para 2011, y luego de casi 30 años desde que Héctor Rebaque había dejado el Gran Circo, regresó a México a la Máxima Categoría y e convirtió en apenas el quinto piloto nacional en lograrlo.

Su debut excepcional, a pesar de la descalificación de su equipo, con un séptimo lugar en Melbourne, hizo que rápido lo compararan con Hamilton.

Maestro en el cuidado de los neumáticos, pronto se ganó un respeto que se respaldó con podios en 2012, cuando estuvo a nada de triunfar en Malasia, dio un carrerón en Montreal y luego deslumbró con su manejo, de nuevo en su pista, Monza.

Así McLaren puso su ojo en él y el resto de la historia, posiblemente lo mejor, está por venir.