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Suárez avisa al Tri: 'que nos respete'

SAN PEDRO SULA, Honduras -- Luis Fernando Suárez se mete al Coliseo mucho antes del viernes. El técnico de Honduras lo juega en diversos escenarios: en su vestuario, en su cancha, en la cancha ajena y en la cancha universal de cada aficionado hondureño.

No se sobresalta, pero tampoco se margina. Tiene que ser juez y parte de un drama que espera culmine en comedia y no en tragedia.

Luis Fernando Suárez reconoce la complejidad de mantener en su equipo "la cabeza fría, el corazón ardiente y los pies calientes", como un principio de temperamento para encarar batallas deportivas donde el resultado, la eventual victoria, es el botín menos importante para el aficionado, para quien ganar es apenas el camino para el éxtasis y la burla sobre el odiado --deportivamente-- dictador del área.

El técnico colombiano espera que los jugadores experimentados jalen la rienda a los impetuosos que anhelan la victoria sobre México, arengados no sólo por una tribuna encendida, sino por una nación anhelante de mantener la hegemonía sobre el Tri.

"No es fácil conseguirlo, pero tengo una base de experimentados y lo hemos hablado internamente. Espero esa ansiedad, esas ganas de jugar y de ganar, pero primero, por encima de todo, jugando como sabe, jugando futbol

QUE NOS RESPETE...
Luis Fernando Suárez lanza una frase que se columpia de diversos tendederos: "Esperamos que México nos respete".

Y la frase se convierte en una proclama bélica, en una advertencia, en un reclamo, en una bravata, en un principio de ética, pero sobre todo en la increpación pública, universal, de que la encerrona en San Pedro Sula será de igual a igual. "Once contra once, deseosos de ganar, con los mismos motivos deportivos, pero con diferentes circunstancias para cada uno".

Y Suárez no espera un México defensivo, encerrado. "No va a traicionar su forma de jugar. Su buena salida con la pelota, su ataque masivo, su intento de ganare la espalda a los mediocampistas, su deseo de controlar la pelota, detalles que le hacen jugar bien al futbol".

Por eso, insiste, espera y sabe que México va a respetar a Honduras, "porque estoy seguro de que va a venir a querer ganar el partido", afirma.

AMBIENTE APOCALÍPTICO...
El entrenador de Honduras subraya el escenario fascinante de tono casi patibulario, un ensayo del Juicio Final: como si la derrota pudiera ser para uno el fin de sus días y para otro la garantía de vida eterna.

Suárez lo subraya: "Me llama la atención que es apenas el segundo partido del Hexagonal (Final de la Concacaf) y ya hablamos de él como si fuera apocalíptico".

"Yo creo que ningún equipo ganará los 30 puntos en esta eliminatoria, llegará seguramente a cada uno el momento de perder también y hay que estar consciente de ello. Falta mucho para que se resuelva esta eliminatoria", indica Luis Fernando Suárez con tono casi divertido, dejando en claro que pretende mantenerse al margen del huracán, pero sabiendo que debe ser el eje armonioso en el ímpetu de su equipo.

SAN PEDRO Y EL INFIERNO
--Hablan referentes de Honduras y dice Carlos Pavón que será un Infierno. Llega David Suazo y también dice que será un Infierno. ¿Cuál es el verdadero infierno que espera a México el viernes, los 100 grados Fahrenheit, la humedad como cómplice o el futbol de Honduras?

"Esperemos que sea el futbol de Honduras. Esperemos que su futbol sea tan bueno que México no lo pueda descifrar ni detener. Honduras es un equipo que juega bien y que sabe que los partidos se resuelven dentro de la cancha", explica.

Además, Suárez reconoce el efecto de catalizador social que tiene el futbol en Honduras. "Es además un equipo muy responsable y muy consciente de sus obligaciones, que sabe que este momento le está doliendo al país y que quiere hacer algo por el país, si sumamos todo eso con lo que técnica y tácticamente puede dar, se puede convertir en un problema muy serio para México, pero, dentro de la cancha solamente".

El entrenador colombiano de la selección catracha evalúa el efecto de las temperaturas estimadas en 100 grados Fahrenheit, pero que con la vaporización, puede llegar a dejar sensación de 108. Y lo hace de manera muy simple: para él, altura mata calor.

"El problema de la temperatura se soluciona con una hidratación adecuada desde antes y durante el juego. El efecto de la altura, requiere una preparación distinta y hay que trabajarla de diversas maneras. Me parece que jugar en la altura es más ventaja que jugar bajo un intenso calor", explica Suárez.