<
>

Messi sale al rescate del Barcelona

MADRID -- El Barcelona también sabe sufrir. Acostumbrado a ser mejor que el rival contra el PSG no fue así. Los franceses fueron superiores. A nadie le hubiese extrañado que el Barcelona hubiera caído eliminado. Menos mal que Víctor Valdés volvió a estar sublime y salvó a los suyos con varias intervenciones excelentes. La única que no pudo parar y acabó en gol sirvió para que el Barça reaccionase gracias a Messi. El argentino estuvo en el banco. La idea de Tito Vilanova era no utilizarle salvo fuerza mayor. Esto fue lo que pasó con el gol en contra y Leo, cojo, sirvió para iniciar la jugada del empate. La entrada de Messi cambió el aspecto anímico del equipo. Su entrada insufló otras energías y al PSG le metió el miedo en el cuerpo más allá de que apenas pudiera moverse.

Quitando el Real Madrid muy pocos equipos habían terminado un partido sintiéndose superior al Barça. Sí que algunos ganaron a los culés, pero en condiciones excepcionales y en muchas ocasiones fruto de la fortuna. Esto no ocurrió con el PSG. Los de Ancelotti no se encerraron ni pusieron el autobús atrás como fue el caso del Chelsea el año pasado, por ejemplo. La idea del técnico italiano fue clara. Tomó como ejemplo a Mourinho y actuaron igual que el Madrid. Esto fue ser ordenados atrás, crear superioridad en el medio del campo y salir como balas a la contra. El plan estaba perfectamente establecido por parte de los franceses. El Barcelona estaba desconocido. Sin balón estuvo desconectado en la presión y cuando lo tenía era continuos los errores en los pases. Todo estaba saliendo a pedir de boca para el PSG menos el resultado. El gol de Pastore en el 49 era un pobre bagaje tras las dos clarísimas que tuvo en el primer tiempo y que salvó Valdés.

El gol de Pedro le hizo mucho daño al PSG. A raíz de ese tanto el Barcelona creció. No en fútbol porque apenas generó más ocasiones claras, pero sí en inteligencia, en saber manejar el resultado. La presión se la habían trasladado a los franceses y estos no supieron reaccionar. En los 20 minutos finales no hubo ni rastro del equipo que tuvo contra las cuerdas al Barça. Eso sí, la gente no respiró tranquila hasta que el árbitro pitó el final. Ganar sufriendo también se disfruta. Objetivo cumplido.