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Meten miedo los Grizzlies

LOS ÁNGELES -- Vaya si han sido emocionantes las primeras dos semanas de los playoffs.

Los Memphis Grizzlies completaron la faena que comenzó en el complemento del segundo partido de la serie ante Los Ángeles Clippers, y casi sin buscarlo se posicionaron como uno de los favoritos a llegar a las Finales.

Sí, este equipo al que muchos olvidaron luego del traspaso de Rudy Gay, tras la derrota ante los mismos Clippers en la penúltima semana de la temporada regular, y una vez más luego de abrir la postemporada con derrotas consecutivas, aprendió, evolucionó y va por más.

Esto se debe a que el equipo comandado por Lionel Hollins no es uno que siga la corriente. Más bien, el estilo del conjunto de Tennessee es más bien anticuado, enfocado plenamente en una defensa asfixiante y en un ataque que nace desde el poste bajo.

SIN ESTRELLAS

Los Grizzlies son un fiel ejemplo de que aún es posible ganar en la NBA sin tener un plantel plagado de estelares.

Este equipo no necesita estrellas porque la estrella es el equipo.

Conducidos por un Mike Conley Jr. menospreciado desde su arribo a la liga, Memphis ha crecido año tras año en paralelo al desarrollo de su armador.

El joven base no tendrá la fama de muchos de sus colegas, pero entiende a la perfección lo que demanda la posición y maximiza sus atributos para dirigir la orquesta.

Tony Allen es otro desterrado, un jugador que se fue por la puerta de atrás de los Boston Celtics de Doc Rivers por su ineficacia en el tiro exterior, pero que encontró en Memphis un nuevo hogar en el que su defensa es su carta principal.

De la mano de ellos dos, y del recién llegado Tayshaun Prince, los Grizzlies mantienen un perímetro hermético, complicándole la vida a cualquier escurridizo guardia que atente ante las chances de su cuadro.

La serie ante los Clippers demostró que Conley es capaz de controlar el ritmo de un partido y de bancarse la presión, aún yendo cara a cara contra uno de los mejores bases del mundo como Chris Paul.

Ahí estuvo la clave, ya que al frenar el reloj y hacer que su rival tenga que pensar, moverse y construir, eliminaron la mayor arma de los angelinos.

Allen también fue instrumental, y aunque su presencia en la cancha limita un poco los espacios en ofensiva, este tuvo la capacidad camaleónica de encontrarse un nuevo rol, que acabó siendo la perdición de los Clippers.

El escolta fue mayormente ignorado por el esquema defensivo de Vinny Del Negro, y fue así que los hizo arrepentirse tomando 6.5 rebotes por juego y anotando 12 puntos por noche, la gran mayoría producto de su trabajo en el tablero ofensivo y en penetraciones sin balón cada vez que su marcador se olvidó de él.

Además, Prince fue primordial, sobre todo en los últimos cuatro juegos, luego de un comienzo de serie dispar. El alero, también ignorado por la defensa angelina, promedió 13 puntos en las cuatro victorias, contra solo cuatro en las derrotas.

GUARDIANES DE LA LLAVE

Si la actuación del trío perimetral fue importante, qué queda decir para el dúo (poco) dinámico interior.

Zach Randolph y Marc Gasol han ido construyendo una química a lo largo de sus temporadas juntos, y sin dudas cada uno saca lo mejor del otro.

Es raro por estos días ver internos con tamaño, puntería, actitud, capacidad defensiva y visión de juego.

Hollins cuenta con dos.

El afroamericano y el español fueron demasiado no solo para el regimiento de delanteros que presentó Del Negro, sino para todos los que trataron de frenar su influencia.

Gasol fue la verdadera piedra angular del equipo que tuvo la mejor defensiva durante la temporada regular, y el premio al Mejor Defensor parece haberlo inspirado a alcanzar otro nivel.

El catalán hizo pocas faltas personales y pareció siempre estar bajo el canasto, todo esto con la astucia para no ser penalizado con los tres segundos defensivos.

Randolph volvió a ser la fuerza de la naturaleza a los que nos tenía acostumbrados, y su espíritu de lucha inspiró a propios y desestabilizó a extraños, desgastando a Blake Griffin ante de su lesión, y frustrando la mayoría de las ideas de Paul y compañía.

FUTURO ABIERTO

Los Grizzlies ahora se enfrentarán al campeón defensor del Oeste, Oklahoma City Thunder.

Sin embargo, su rival llegará diezmado, tanto desde lo físico como desde lo emocional.
El Thunder perdió a Russell Westbrook por el resto de la campaña, y con él se fueron una cantidad de puntos, asistencias y liderazgo que será imposible de reemplazar.

Los dirigidos por Scott Brooks se vieron amenazados por unos Houston Rockets que recién empiezan a consolidarse como equipo, y sus grietas se empiezan a notar.

La ausencia de Westbrook desnudó miserias en la conducción del entrenador, en la capacidad de Kevin Durant de hacerse cargo unilateralmente de la ofensiva, y en la confianza del resto de los jugadores, que no han sido capaces hasta el momento de agrandarse ante la adversidad.

OKC avanzó a segunda ronda casi por la ventana, mientras que los Grizzlies llegaron por la puerta grande, dando el golpe y con ganas de más.

Mientras Oklahoma City intenta frenéticamente encontrar su nueva identidad, Memphis descifró la suya y esta le sienta muy bien.

Quedará por verse si pueden replicar todo lo bueno realizado ante los Clippers, pero estos Grizzlies derribaron una barrera psicológica y su envión será difícil de parar.
Después de todo, hay trenes que pasan sólo una vez y este equipo quiere subirse, y hacerse camino al andar.