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Dos series al borde del nocaut

BUENOS AIRES -- En la ida de semifinales de la UEFA Champions League hubo dos ganadores contundentes, que hacen pensar que una final alemana es inevitable.

Tanto el Bayern Munich, con el 4-0 ante el Barcelona, como el Borussia Dortmund, con el 4-1 frente al Real Madrid, hicieron méritos para sacar una diferencia que parece decisiva y los convierte en potenciales "finalistas" a falta de los partidos de vuelta. De paso, nos recuerdan aquella frase de Gary Lineker sobre el fútbol como "un deporte que se juega 11 contra 11 y en el que siempre ganan los alemanes".

De cualquier manera, estas dos victorias no parecen suficientes para certificar, como dijeron muchos, la superioridad del fútbol alemán por sobre el español. En estos tiempos de fútbol globalizado, me parece más apropiado hablar de equipos como unidades que de un fútbol como totalidad. ¿Hasta dónde es alemán un equipo tan cosmopolita como el Bayern Munich o español un Real Madrid plagado de estrellas internacionales?

También podríamos retroceder tres semanas y recordar que, con tiempo cumplido, Borussia Dortmund perdía 2-1 ante un conjunto de la segunda línea de España como el Málaga. Sin la combinación de errores arbitrales con merecimientos propios, hoy ni siquiera estaríamos hablando de este duelo entre dos ligas.

El ejemplo nos sirve también para recordar que los imponderables en el fútbol existen y lo hacen un deporte tan atractivo. Por eso, si bien la lógica indica que a los españoles les será muy difícil cambiar la historia, nunca hay que festejar antes de tiempo.

BAYERN MUNICH VS BARCELONA
El primer partido de semifinales tuvo una diferencia mayor en el marcador que el segundo, pero quizás hubo menos distancias entre ambos equipos.

Esto no quiere decir que el Bayern no haya merecido ganar como lo hizo; para nada, fue un equipo muy realista, que planteó el partido como más le convenía y le sacó provecho máximo a ese planteo.

De alguna manera, y recordando la final del año pasado, el Bayern jugó de Chelsea pero en su propia cancha, con mejor material y mucha más contundencia ofensiva. Cada vez que perdía la pelota, retrocedía abroquelándose, con lo cual al Barcelona se le hacía muy difícil penetrar.

El esquema 4-2-3-1, que tanto se viene usando y tantos éxitos viene acumulando al menos desde 2010 (entre otros, el Inter de Mourinho, España y Alemania en el Mundial, el mismo Real Madrid en la actualidad), una vez más frustró al Barcelona. Y no solamente por los frutos defensivos, sino porque a la hora de atacar, probó ser muy efectivo ante una defensa que ofrece muchos flancos.

Está claro que, en estos esquemas, es fundamental el rol de los dos hombres "por fuera" de la línea de tres. Y tanto Real Madrid (con Di María y Cristiano Ronaldo) como Bayern Munich (con Robben y Ribery) tienen a los mejores del mundo en esa posición. Se lucen en ataque y uno los tiene más presentes en esa función, pero es fundamental lo que aportan sin la pelota, retrocediendo para hostigar a los volantes contrarios.

Con jugadores de buen pie y acostumbrados a tener la pelota, Bayern Munich podría haberle jugado de igual a igual, pero eligió aprovechar los problemas del Barcelona y esa apuesta le salió redonda.

Primero lo hizo con las pelotas aéreas: sin hombres tan altos para la marca y con un Valdés que elige quedarse en vez de salir, no fue casualidad que así llegaran los primeros dos goles, con dos cabezazos sucesivos en el área.

Después aprovechó los espacios que dejó un Barcelona jugado a reducir la diferencia, y con jugadores que queman el mediocampo y son desequilibrantes en el mano a mano, como los ya nombrados más Müller y Gómez, Bayern desnudó una vez más las falencias defensivas de su rival, que ya había sufrido de manera similar ante Celtic y AC Milan.

Tampoco hay que dejar de lado la influencia que tuvo un Messi lejos de su condición ideal. Hace mucho que no se lo veía participando tan poco del juego, sobre todo en el primer tiempo. Basta recordar cómo cambió él solo la historia ante el Milan en un solo tiempo para entender cuánto sufrió su equipo con su "ausencia".

Es cierto que tanto el segundo como el tercer gol estuvieron viciados de nulidad, uno por offside y otro por una clara obstrucción. Eso influye en el resultado final, de una diferencia que fue más abultada que la que se vio en el juego. Pero eso no quita que el Bayern haya sido muy superior ni tampoco que los errores arbitrales hoy caen para un lado y mañana para el otro.

BORUSSIA DORTMUND VS REAL MADRID
Así como decíamos que la ventaja del Bayern quizás fue excesiva, en este caso Borussia Dortmund podría haber ganado por cifras más amplias y no nos hubiera parecido mal.

Fue un partido raro, en el que los alemanes se pusieron rápido en ventaja, pero luego se dejaron empatar con un error infantil de Hummels. Sin embargo, no acusaron el golpe y, apenas empezado el segundo tiempo, liquidaron el partido.

Esa fue la clave del partido: Borussia Dortmund no lo dejó ni respirar al Madrid. Los alemanes estuvieron siempre bien parados y, salvo en el gol, jamás quedaron a contramano. Ni Cristiano ni Di María fueron desequilibrantes. Extrañó también ver juntos a Modric y a Ozil, con este último ocupando un sector de la cancha que no podía aprovechar.

Poco queda por decir sobre Lewandoski y su actuación consagratoria. Tuvo toda la jerarquía para aprovechar sus oportunidades en una noche en que todo parecía salirle a la perfección. Me hizo acordar a un joven Shevchenko humillando al Barcelona en el mismísimo Nou Camp.

Por último, no puedo dejar de destacar a Goetze, un chico de 20 años al que le corrieron algunas lágrimas tras jugar el que fue su último partido en el estadio del Borussia Dortmund, ya que en la próxima temporada estará en el Bayern Munich. Desde la primera vez que lo vi jugar, hace ya más de un año, que dije que no tenía dudas de que iba a estar entre los mejores del mundo.

Felicidades.

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