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IRVING -- Cuánto golf juegue Tony Romo es irrelevante. Tampoco si falta al torneo Azalea en Charleston, S.C., y no intenta clasificar al Campeonato HP Byron Nelson o al U.S. Open. Todas las palabras de Jerry Jones sobre Romo pasando más tiempo con Jason Garrett y armar el plan de juego juntos tampoco importan. Desde ahora y hasta el día que se retire, lo único que nos importa es si Romo juega su mejor fútbol americano en los partidos más importantes. Fin de la historia. Es la única forma que cambiará su legado como jugador. Ganar en postemporada --o los partidos que lleven a Dallas a ella-- es lo único que cambiará la forma en que los fanáticos de Dallas lo verán. Claro, es un deporte de conjunto y no puedes ser un diamante rodeado por basura y ganar. Pero Romo no está rodeado de basura. Los Cowboys tienen talento y los mejores mariscales de campo elevan esas actuaciones a su alrededor. Es lo que realiza en mariscal de campo de los New Orleans Saints, Drew Brees. Los mismo que Aaron Rodgers en los Green Bay Packers y Tom Brady en los New England Patriots. Quizás Romo nunca será tan bueno como ellos y no tiene de qué avergonzarse. Pero debe mejorar cuando importa más. Después de todo, hablamos de un jugador con un +86 entre anotaciones e intercepciones. Hablamos de un jugador con índice de pasador de 95.6, quinto histórico de la NFL. Esta nunca ha sido cuestión de talento o habilidad. Romo tiene bastante de eso. Lo hemos visto una y otra vez. No acumulas una marca de 55-38 como titular si no tienes talento. Lo que no hemos visto es que Romo lleve esas mismas actuaciones virtuosas de temporada regular a los partidos donde se jueguen la vida. Entendamos, los defensores de Romo culparán a la línea ofensiva de Cowboys, a la selección de jugadas de Jason Garrett o al pase que dejó caer Patrick Crayton en el tercer cuarto contra los New York Giants en 2007. Esencialmente, culparán a cualquiera excepto a Romo de su marca 1-6 en duelos decisivos.  Por otra parte, esas almas perdidas que ponen a Romo entre los peores mariscales de campo de la NFL, continuarán criticándolo hasta que los Cowboys tengan más de una victoria con Romo. Considerando los equipos que San Francisco, Seattle, Atlanta y Green Bay han construido, sería difícil que Romo gane en la postemporada, porque esos equipos son mejores. Dicho eso, el juego pasa por el mariscal de campo. Miren lo que Robert Griffin III hizo para Washington y Andrew Luck para Indianapolis. Miren a Russell Wilson y Colin Kaepernick en Seattle y San Francisco, respectivamente. Donde sea que halles un buen equipo en la NFL, encontrarás un pasador de calidad. No puedes competir sin mariscal de campo, como Arizona y Buffalo lo saben. Todas las reglas tienden a favorecer a la ofensiva. Los mariscales y receptores nunca lo tuvieron tan fácil. Es tan bueno para ellos, que no se reclutó un corredor en la primera ronda desde 1963. Es por ello que la discusión regresa inevitablemente a Romo. En 30 partidos de diciembre, Romo está 13-17 con índice de pasador de 89.3, considerablemente más bajo que su promedio profesional. En 2012, Romo era un buen mariscal de campo que tuvo dos meses malos en la temporada. Luego jugó bien durante un largo período antes de su desastroso partido contra Washington por el título de la NFC Este. Dos de sus primeros cinco pases fueron interceptados y su cuarta entrega de último período, con cerca de tres minutos por jugar, arruinaron la remontada. Los apologistas de Romo aludirán a sus 18 regresos de último cuarto --dos más que Troy Aikman y tres más que Roger Staubach-- y los tratarán de persuadir que su falta de éxito en partidos grandes se debe más a sus compañeros. ¿En serio? Lo único que deben hacer es ver los videos o estudiar la historia del juego. Sabemos que Aikman y Staubach son Salón de la Fama y Romo no lo es. Ésta no es una sesión de golpes a Romo; se trata de recordar cuál es el enfoque y no distraerse por la presión externa. Lo único que importa es la forma en que Romo juegue los partidos importantes de Cowboys. Si juega bien, Garrett sobrevivirá la temporada y los Cowboys llegarán a postemporada. Si no lo hace, el cambio se avecina en Cowboys. Otra vez.
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