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Diario de las Finales NBA: 10 de junio

LA FOTO: ¡NO PASARÁS!

EL ANÁLISIS: La tormenta perfecta

Por Bruno Altieri, enviado especial

MIAMI -- Fue exactamente lo que sucedió al menos una vez por día durante nuestra breve estadía en Miami: un chaparrón brusco, violento, que arrasó con todo en escasos minutos.

El Heat destruyó a los Spurs en un abrir y cerrar de ojos. Fue una demostración de poder avasallante, un golpe a la mandíbula que arruinó la radiografía que había nacido en el Juego 1 de esta eliminatoria: fue la defensa asfixiante, ramificada en cada uno de los integrantes del Heat, la que puso las cosas en orden en el American Airlines Arena.

DEL LADO DE SAN ANTONIO
¿Qué pasó con San Antonio? Varias cosas. En primer lugar, pagó carísimo las pérdidas de balón. Multiplicó por cuatro -y algo más- la cantidad de pelotas regaladas en el juego debut: pasó de un número magnífico de 4 a 17, una receta negativa que tuvo como ingredientes principales la falta de criterio en el traslado y el juego sin balón magnífico del oponente.

Fue un partido para el olvido del Big Three texano. Los Spurs no tienen ninguna chance de ganar frente al Heat si Tony Parker, Manu Ginóbili y Tim Duncan juegan como lo hicieron en el segundo capítulo de la eliminatoria. Tan bajo fue su rendimiento que terminaron, combinados, con un 10-33 en tiros de campo (30.3%) y nueve pérdidas.

Parker y Ginóbili estuvieron desenfocados, erráticos con el aro y muy inseguros en el traslado. Duncan jamás pudo marcar diferencias en la zona pintada y fueron otros tres los que mantuvieron al equipo a flote en los primeros tres cuartos del partido: Danny Green, perfecto desde la línea de tres puntos con 5-5 en triples, Kawhi Leonard, crucial en los dos costados de la cancha, y Gary Neal.

Las pérdidas de balón son el alimento que nutre a ese gigante llamado Heat. Cuando eso ocurre, se despliega una plataforma acorde para que los perimetrales enciendan las turbinas y despeguen. Y cuando lo hacen por primera vez, ganan en confianza para que se reproduzca en múltiples oportunidades. No es algo de hoy ni de ayer: es algo que Miami repitió hasta el hartazgo en el transcurso de esta temporada.

DEL LADO DE MIAMI
¿Qué cambió el Heat en defensa? La intensidad. La determinación para ejecutar atrapes en las esquinas y obligar a pases erráticos, a presionar al portabalón con decisión y también a mejorar muchísimo la defensa del pick and roll, principalmente sobre Parker en el segundo tiempo. En ese lapso, los saltos en las ayudas fueron más precisos y limitaron al base francés a 1-6 en TC en el complemento.

En el tercer cuarto, el Heat caía 62-61 ante los Spurs. Y entonces llegó la ráfaga que cambió el escenario en 180 grados. Un parcial de 33-5 arruinó las expectativas de San Antonio y el juego en sí mismo, que parecía, hasta ese instante, que iba a tener nuevamente un final dramático.

LeBron, en ese lapso, se fue con 5-5 en TC y 11 puntos, porque pudo correr y desplegar sus mejores armas, incluyendo una tapa a Tiago Splitter en movimiento de volcada que quedará para recordar con el correr de los años.

En ofensiva estacionada, la diferencia para Miami estuvo en el ataque con determinación hacia el aro -anotaron 15-21 a un metro y medio del aro- y en la conversión de los tiros que le quedaron para los jugadores perimetrales. Fue un juego en el que los hombres de rol cobraron un papel protagónico; Mario Chalmers en el perímetro y Chris Andersen en la pintura fueron importantísimos para que Miami vuelva a sus fuentes en el tercer cuarto, período clave en este deporte.

Si bien Chris Bosh tuvo una cuota de oportunismo en algunos pasajes del juego, el Heat parece jugar más cómodo con una alineación chica, utilizando a LeBron de falso cuatro y a Andersen como único interno. Veamos, Bosh sólo jugó un minuto y 19 segundos durante el despegue de Miami y no anotó en ese recorrido. Pensemos lo siguiente: ¿A quién prefieren lanzando un triple en una descarga, a Mike Miller o a Bosh? Elige tu propia aventura.

Andersen y Udonis Haslem se combinan para un esfuerzo defensivo superior a cualquier otro interno del Heat. No es casualidad que los Spurs hayan tenido, en el segundo juego, 11-24 en TC a un metro y medio del aro (48%) cuando promediaban casi 63% a esa distancia en la postemporada.

Existe un valor trascendental con LeBron de ala-pivote y es el juego de pick and roll con un externo. Con Chalmers, informa el departamento de estadísticas de ESPN, el Heat hizo 6-7 en tiros con 16 puntos anotados en la racha de 33-5, utilizando a James como cortinador, no como portabalón.

La apuesta de contener a LeBron con Leonard, utilizando ayudas sistemáticas, fue exactamente igual de un juego a otro, salvo que en esta oportunidad los tiros que surgieron de las descargas del alero del Heat entraron en el momento justo. Gregg Popovich no hizo ningún ajuste trascendental y, según lo que sabemos de él, no hará cambios drásticos en en el futuro de la serie, porque con un talento como James cualquier defensa apuesta al riesgo menor.

El Heat volvió a dar en la tecla y, según ESPN Stats & Info, mantiene un récord de 5-0 en partidos luego de sufrir una caída en esta postemporada (+21.6 en diferencial de puntos). No sólo eso: Miami ha ganado 11 juegos consecutivos luego de una derrota y no sufre derrotas en fila desde el 10 de enero.

El segundo partido nos enseñó que el Heat es mucho más que sus estrellas. Que la defensa es lo que conduce a un campeonato y que pueden conseguir grandes cosas, incluso superando pasajes desfavorables de LeBron James.

El martes continuará la serie de Finales NBA entre Heat y Spurs, igualada a un juego por bando. ¿Cómo ajustará ahora San Antonio? Esa es la gran pregunta.

Lo mejor, sin dudas, está por venir.