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Diario de las Finales NBA: 16 de junio

LA FOTO: Momento clave

EL ANÁLISIS: Es la hora de la verdad

Por Bruno Altieri, enviado especial

SAN ANTONIO -- El quinto juego de las Finales de NBA es el partido más trascendental de la temporada para el Miami Heat. Perder esta noche sería, para el equipo de Gregg Popovich, casi imposible de levantar, porque necesitaría vencer dos veces al Miami Heat en el American Airlines Arena para ser campeón.

Ningún equipo en la historia ha logrado ganar los juegos 6 y 7 fuera de casa en un formato 2-3-2. Y todos sabemos que, al menos en 2012-13, Miami no acostumbra a perder partidos consecutivos.

Insistimos con algo que venimos diciendo desde el comienzo: la serie ya está escrita desde el primer juego, lo que cambia noche a noche es la ejecución. Lo que importa, en definitiva, es cómo se lleva adelante un plan maestro realizando ajustes sistemáticos, sin cambiar el mapa completo de lo que ya mostraron Spurs y Heat.

La alineación de cuatro jugadores pequeños que ha utilizado Erik Spoelstra, con LeBron jugando de cuatro falso y Mike Miller como equilibrio, le ha dado resultado a Miami. Obliga a los Spurs a reaccionar cuanto antes para contrarrestarlo. No es novedad que Spoelstra sobrecargue el perímetro, ya que es algo que habitualmente ha hecho ante San Antonio, pero sí resulta llamativo colocar tantos minutos un sistema de este tipo.

Según nos informa el Elias Sports Bureau, el Heat superó a los Spurs por un promedio de 18.8 puntos cada 48 minutos en los 79 minutos que Mike Miller estuvo en cancha y fue superado por un promedio de 15.3 unidades cada 48 minutos cuando el alero de Miami descansó. Ese cambio drástico de 34.1 (diferencia entre positivo y negativo) es el máximo para cualquier jugador que participó al menos 15 minutos en esta serie.

Los Spurs tienen que hacer valer el mismatchup cuando ejercen sus sistemas ofensivos. Todo nace en Tim Duncan, tanto para anotar como para distribuir el juego en el poste. Lo que está haciendo el Heat es presionar al portabalón para evitar un juego de pick and roll fluido, ajustando a los tiradores (principalmente Danny Green y Gary Neal) para evitar la tormenta de triples del Juego 3.

San Antonio no está haciendo pagar la diferencia de tamaño. Duncan tuvo un arranque notable en el cuarto juego, pero luego su aparición se fue diluyendo, y Tiago Splitter tuvo una actuación para olvidar bien rápido. La ofensiva del equipo texano debe ser adentro-afuera ante un equipo como el que coloca Spoelstra, tratando de mover el balón para que el pase extra cobre sentido. Si Miami no ayuda en el poste, entonces todo se hace lineal: Duncan, en este caso, debería hacerse un festín ante Chris Bosh o Udonis Haslem.

La clave para que este sistema funcione para el Heat está, precisamente, en Bosh. El interno se mostró mucho más intenso y dispuesto a someterse a los roces en la pintura -pese a que los detesta- para que la estructura completa cobre sentido. Es cierto, la aparición de un segundo perimetral como fue Dwyane Wade en el cuarto juego, y Mario Chalmers en el segundo, permite que LeBron James juegue más liberado para hacer daño camino a la llave.

En definitiva, si un segundo externo ataca la pintura con frecuencia y logra su objetivo, la caja blindada de los Spurs para detener a LeBron, con Kawhi Leonard como eje defensivo primario, se arruina. Cuando hay que "escoger el veneno", citando al Coach Carlos Morales, empiezan a aparecer las grietas. Como una consecuencia de esto, pueden llegar los tiros de tres puntos, pero no es algo buscado al extremo. Entonces, todo se trata de proteger la llave para San Antonio y de atacarla con insistencia para Miami.

"Nuestro foco es tratar de mantener la misma intensidad en el Juego 5", dijo LeBron James.

Las pérdidas de balón y los malos tiros son un suicidio deportivo para los Spurs. "Son el mejor equipo del mundo en hacerte pagar esa clase de errores", dijo Manu Ginóbili al cierre del cuarto juego.

Y es tal cual. Mucho se debe a la excelente defensa que ha planteado Miami. El Heat es una auténtica locura cuando ataca a cancha abierta. La vía libre motiva lo que vendrá después en el costado defensivo y altera una de las variantes que San Antonio debe controlar a partir de Tony Parker: el ritmo de juego.

"Tenemos que entender que su identidad es jugar defensa intensa, y apuestan, por lo que tendrán muchas chances con los robos y las tapas", dijo Parker. "Tenemos que ser más inteligentes en nuestras decisiones".

En ofensiva estacionada, Miami es un equipo que carga excelente al rebote ofensivo y es curioso que con menos estatura haya marcado tanta diferencia en el Juego 4. La atención al boxout es un mandamiento obligado para los alumnos de Popovich, principalmente con ojos en la nuca para ver dónde está Wade. La habilidad innata del escolta de Miami para ubicarse en el rebote es fantástica; es una ardilla merodeando entre gigantes.

En los primeros tres juegos de la eliminatoria, todo estuvo basado en los jugadores de rol. Chalmers, Miller, Green y Neal, entre otros, se apoderaron del espectáculo. En el cuarto partido, el Big Three del Heat se combinó para destruir a los Spurs en el propio feudo.

¿Será este el turno de que aparezca el terceto principal de San Antonio en toda su extensión? Es la gran pregunta de estas Finales de Liga, ya que entre los tres, combinados, promedian 36.5 puntos por juego, su mínimo en una serie de playoffs desde 2003.

Los números dicen que aquel que ganó el Juego 5 de las Finales de NBA, en formato 2-3-2, se impuso en el 70% de las oportunidades. Estas son sólo estadísticas que se borrarán o confirmarán esta noche cuando se produzca el salto inicial entre Heat y Spurs.

Empieza una mini-serie de tres partidos. Estamos a punto de conocer al campeón de la temporada 2012-13.

Sin ninguna duda, esta es la hora de la verdad.

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