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Golpearon en el momento justo

BUENOS AIRES -- Volvieron a sonreír. Y en qué momento. Roger Federer y Andy Murray ganaron los torneos de mayor peso en césped en la previa a Wimbledon y se ilusionan con poder coronarse en La Catedral. El suizo cortó, en Halle, una sequía de 10 meses sin lograr un título y buscará igualar la hazaña del español Rafael Nadal en Roland Garros, al obtener ocho veces el mismo Grand Slam. En tanto, el escocés festejó en Queen's y pretende ponerle fin a los 77 años sin un campeón británico justo en el 'Major' inglés. Para colmo, ambos vienen de definir en el All England Club los dos grandes torneos en pasto de 2012, ya que Federer venció a Murray y conquistó por séptima vez Wimbledon y un mes después se tomó revancha el local en los Juegos Olímpicos.

Si uno hace cuentas con vistas al tercer Grand Slam del año, se presume que el ganador del mítico certamen inglés no debiera salir de los Cuatro Fantásticos. Por los pergaminos y los récords de Federer en Wimbledon, el suizo, Nº 3 del mundo, es un serio candidato y su gran desafío, en el umbral de los 32 años, será ver si su saque y su tenis agresivo le permiten no sufrir un gran desgaste en partidos al mejor de cinco sets. Por su adaptación al césped y lo que demostró hace un año en los mencionados torneos, Murray (2º) es otro favorito a tener muy cuenta, mientras que para él será clave que el físico también le responda, en especial tras la lesión en la espalda, que lo llevó a bajarse del Abierto de Francia y darle prioridad a la cita londinense.

Los 10 últimos títulos de Wimbledon se los repartieron entre Federer, Nadal y Novak Djokovic, el Nº 1 del ranking ATP. El suizo imitó el año pasado al estadounidense Pete Sampras con siete conquistas en La Catedral y ahora quiere inclusive superarlo. El español (ahora 5º del mundo y líder de este año) celebró en dos oportunidades y cayó en otras tres finales. Por su parte, el serbio obtuvo la otra corona. En tanto, de los integrantes del 'Big Four' es Murray el único que todavía no pudo darse el lujo de triunfar allí, tras perder aquella definición con Federer en cuatro sets, luego de haberse llevado el primero.

Por eso, el panorama está abierto, con la salvedad de que son Federer y Murray los que más a gusto se mueven en pasto, aunque no arribaban con tanta confianza a cuestas, algo que cambió con sus victorias en Halle y Queen's, respectivamente. Uno de sus grandes enemigos es un Nadal que llega con la mano caliente, disputando la final en los nueve torneos jugados (ocho en arcilla) en el año y ganando siete, pero que se ausentó de Halle para tratar de hacer más tranquilo y sin la presión de la competencia la rápida transición de polvo de ladrillo a césped. Igual, siempre es muy bueno el roce previo de forma oficial. El español optó por pasar directamente, sin escalas, de París a Londres, para cuidar su rodilla izquierda y no exigirla demasiado, porque en pasto será duro al no poder resbalar.

Al igual que Murray, es Djokovic el otro de los cuatro grandes protagonistas del tenis actual que sólo llegó a una final en Wimbledon, con la diferencia que sí la ganó (venció a Nadal en 2011). El serbio, que se adjudicó el Abierto de Australia, el primer Grand Slam de esta temporada, llegaba en gran forma, veloz y firme mentalmente, pero sufrió un duro golpe al caer con lo justo en una maratónica semi en Roland Garros ante Nadal, justo en el único 'Major' que le falta en sus vitrinas y que era su gran objetivo de 2013. Por eso, el español, el mejor defensor, ahora también más agresivo, debe sentirse bien físicamente y poder reacomodarse al cambio de superficie y el serbio reponerse en el rubro anímico para dar pelea en La Catedral del deporte blanco.

Está claro que Federer y Murray no llegaban en la mejor forma y por eso se remarca que los títulos logrados este domingo son vitales para ellos. Por la confianza, por la aclimatación a una cancha óptima para ambos y porque además les transmiten otra imagen a sus rivales es que el suizo y el escocés gozan en el momento indicado, justo en las principales antesalas de Wimbledon. Además, ambos sufrieron bastante para terminar festejando en campeonatos donde ya habían celebrado, porque Federer aumentó su récord de títulos -ahora suma seis- en el certamen alemán de Halle y el británico conquistó por tercera vez el certamen de Queen's, en Londres.

Federer vivió en Halle una semana soñada, ya que ganó su primer torneo en 10 meses, desde que se impuso en Cincinnati en agosto de 2012, y así alcanzó al estadounidense John McEnroe con 77 títulos, para igualar la tercera mejor marca. Con su sello, haciendo historia, deleitó con esa calidad y habilidad para moverse en césped, pero su camino se dividió en dos tramos muy distintos. Dio cátedra en sus dos primeros partidos ante rivales claramente inferiores y hasta se dio el placer de lograr su segundo doble 6-0, mientras que después sufrió bastante para cerrar con lo justo en el tercer set y tras ceder el inicial, tanto en la semifinal con el local Tommy Haas (se desquitó de la final perdida allí hace un año) y en la definición ante un ruso Mikhail Youzhny en gran forma.

Por eso, el suizo disfrutó de ese plus que significó llegar sufriendo a lograr un título muy esperado, con esfuerzo, y transpirando (sí, él también suda, aunque para muchos parece mentira que así sea). Y el caso de Murray fue similar, también como máximo cabeza de serie y teniendo libre la primera rueda, pero debiendo ganar cinco encuentros. Hilvanó tres victorias en dos parciales, padeciendo interrupciones y suspensiones por lluvia, y los dos últimos días vivió una situación casi idéntica a Federer. Es que el escocés superó al francés Jo-Wilfried Tsonga en semi y al croata Marin Cilic (defensor del título) en la final en tres sets y tras perder el primero, aunque definiendo con un poquito más de aire a su favor.

Su propuesta versátil y ese revés de dos manos variado, buscando cerrar puntos en la red, pasando rápido de algunas situaciones de defensa a ataque, fue que Murray festejó ante su gente. Finalista en Australia, el británico se adjudicó su 27º título de ATP y el tercero del año, destacándose su éxito en Miami. Así es como arriban ambos a Wimbledon, con la fe renovada y con triunfos que les permiten soñar despiertos, conscientes de que tienen tenis y antecedentes para hacerlo. Federer no llega a una final de Grand Slam desde su victoria del año último en La Catedral, en tanto que Murray jugó las definiciones de los tres 'Majors' más recientes en canchas rápidas y ya se sacó la espina de haber podido ganar su primer título "grande", en el US Open 2012.

Con distintas armas y la misma sed de gloria, ambos se frotan las manos y llegan mucho mejor parados a Londres. Federer, el récordman de coronas de Grand Slam, con 17, va por otra proeza inolvidable y tiene en claro que se trata justamente del 'Major' más favorable para su juego. Y Murray pretende cortar la racha ya histórica, siendo el primer británico que pueda celebrar en La Catedral desde Fred Perry en 1936. Si el trofeo soñado por todos lo levanta alguno de ellos dos, se escribirá, entonces, otra página de esas que quedan grabadas a fuego. Sin ninguna duda.

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