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Historias mínimas

BUENOS AIRES -- Como es habitual, en ESPNtenis.com repasamos las historias paralelas de la semana tenística. Detalles, curiosidades, frases destacadas y todo el color del circuito.

Matando el tiempo
"Queen's" y "lluvia" fueron casi sinónimos durante la semana. Partidos retrasados, jornadas reprogramadas y mucho tiempo muerto en el medio. Fue lo que le pasó a Andy Murray y Jo-Wilfried Tsonga, que mientras esperaban que el mal clima permitiera reanudar la jornada de semifinales, anticiparon el duelo bajo techo, pero en otro contexto: en una mesa de metegol. "Gané muy cómodamente", sonreía luego el escocés. Con la raqueta en mano le costó un poco más, pero también terminó festejando.

Otro que aprovechó al máximo una situación similar fue Jerzy Janowicz, en Halle. Pero el problema allí no era la lluvia, sino el caos de tránsito. Es que en medio de un embotellamiento que no daba tregua, camino al torneo, el polaco se bajó del auto, tomó una raqueta del baúl y empezó a moverse por la autopista, ensayando golpes al aire como si estuviera adelantando el calentamiento previo. Todo, por supuesto, ante la mirada atónita de los otros conductores. Buena (y extrovertida) manera de combatir el estrés.

Mal clima
El que no se pudo tomar en broma las demoras y reprogramaciones fue Lleyton Hewitt. El australiano había comenzado su duelo de semifinales ante Marin Cilic en el court central de Queen's -como estaba dispuesto-, pero la prolongada pausa motivada por las lluvias hizo que, en la reanudación, su partido se corriera a una cancha auxiliar, dejándole la pista más importante a Murray-Tsonga. "Fue muy decepcionante. Jugar semifinal de un torneo ATP, especialmente uno como este, en una pista con poca gente está miuy lejos de ser lo ideal. Sumado a que allí no tienes el ojo de halcón", se quejó el ex N°1 del mundo y campeón de Wimbledon 2002.

"Fue todo muy raro -recapituló el australiano-. Estamos listos para volver a jugar en la central, vemos que sacan los cobertores... y de la nada aparece uno de la ATP a decirnos que nos habían pasado a la cancha 1. Creo que el muchacho entró en pánico por la presión del cronograma. Yo aquí he jugado semifinales y final el mismo día, alguna vez. No podemos dejar que el pronóstico del tiempo maneje todo. Dos días atrás nos habían dicho que probablemente no hubiera partidos en la jornada y terminó jugándose todo. Me parece que él debe asumir la culpa de lo que pasó, porque desde entonces no cayó una sola gota...". Extraño final para una gran semana de Hewitt en Londres, venciendo consecutivamente a Dimitrov, Querrey y Del Potro.

La leyenda y la promesa
Algunos días después del final de Roland Garros y cuando el pasto comenzaba a ganar terreno en el planeta tenis, la suiza Martina Hingis compartió una foto con su compatriota Belinda Bencic, de 16 años, campeona junior en París. "¡Mamá hizo un gran trabajo. Muy lindo verla jugar!", comentaba la ex N°1 del mundo y campeona de cinco Grand Slams. Pero, ¿qué quiere decir con "mamá"? ¿Es un reconocimiento a la madre de Bencic? No, la referencia es para Melanie Molitor, la propia madre de Hingis, que colabora como entrenadora de la joven promesa, junto a Ivan, el padre de la jugadora.

Bencic, N°1 del mundo en su categoría y ya con puntos WTA (está 371ª), sabe lo que genera el vínculo con Hingis, campeona Jr. en Roland Garros 1993 con solo 12 años, pero marca distancias: "Es un honor que me comparen con Martina, pero yo soy Belinda", graficó en una entrevista con el diario Blick, de Suiza. "Le estoy muy agradecida por haber venido a ver mis partidos; me dio muchos consejos", agregó. Molitor, que también supo entrenar a su hija, dijo alguna vez de Belinda: "Técnicamente, es mejor de lo que Martina fue a su edad", una frase cargada de semejanzas con la que el sueco Peter Lundgren eligió para comparar a Grigor Dimitrov con Roger Federer. El tiempo dirá, pero el crédito para Belinda está más que abierto.

Vekic, la croata madridista
Donna Vekic fue una de las grandes protagonistas de la semana, alcanzando su segunda final WTA con solo 16 años y trepando hasta el 64° escalón del ranking. Por eso su nombre, nuevamente, ganó terreno en la prensa internacional, resaltando el poderío de una camada 96 en la que también sobresalen la australiana Ashleigh Barty y la estadounidense Taylor Townsend. Pero entre su alegría por lo conseguido en Birmingham y el hecho de ser la tenista más joven del Top 100, resalta un titular más que curioso: "Lo más difícil para mí es firmarle autógrafos a hinchas del Barcelona". ¿Cómo?

La historia cuenta que la abuela de Vekic, profesora de educación física, fue quien "descubrió" a un joven croata que luego tendría gran éxito como futbolista: el mismísimo Davor Suker, goleador del Mundial de Francia 1998 (donde Croacia terminó tercero), jugador del Real Madrid entre 1996 y 1999 y a quien la propia tenista considera "un amigo cercano de la familia". "Por él soy fanática del Real. Hace poco fui a ver las semifinales de la Champions a Madrid", le contó Donna al Birmingham Mail, enmarcando que "ya desde bebé" tenía toda la ropa del equipo.

En charla con el periódico croata Glas Slavonije, fue más allá: "En los torneos a veces alguno se acerca y me pide una foto vistiendo una remera del Barca; entonces yo antes de aceptar mantengo una seria conversación al respecto y trato de que reconsidere sus decisiones de vida. En algunos casos he tenido éxito".

Isner-Mahut, ¿por otro capítulo?
11 horas y 5 minutos de juego. 6-4, 3-6, 6-7 (7), 7-6 (3), 70-68 el resultado final. El caso, histórico y bien conocido, es el que protagonizaron John Isner y Nicolas Mahut en Wimbledon 2010. Cualquiera pudo haber pensado que el ganador, el estadounidense, se quedaría con todos los honores. Mientras tanto, el perdedor podría haber quedado con bronca, resentimiento, intentando olvidar para siempre el partido que siempre le recordarían. Por el contrario, ambos, con una sonrisa, posaron para las fotos ni bien terminó el encuentro. Y hasta se hicieron muy buenos amigos.

Ahora, tras cinco meses fuera de las canchas por problemas de rodilla hasta su regreso en febrero, el francés retrocedió hasta quedar fuera de los 200 mejores del mundo, pero está más que contento por una razón: recibió una invitación para disputar... Wimbledon. En Twitter, no dudó en manifestar su alegría y, de paso, mandar un mensaje particular: "Un saludo especial a mi amigo John Isner. No puedo esperar a verlo allí". A lo que el norteamericano respondió: "¡Bien merecido! Quédate lejos de mi sección" (en referencia a la parte del cuadro). "Gracias, amigo, ¡pero soy yo el que debería decir eso! Usted gana siempre ahí", finalizó el europeo, lejos de tener rencor de aquellos tres días de tenis a puro saque hace ya tres años y la revancha al año siguiente.

En total, se enfrentaron cuatro veces y siempre en césped. La primera quedó para Mahut en Queen's 2008 y la última, en Newport 2012, también fue para Isner. ¿Se volverán a encontrar?

Las dos mitades del vaso
Son la cara de la nueva generación británica en el tenis femenino. Crecieron casi a la par y alternaron el N°1 nacional, figurando hoy, ambas, entre las mejores 60 del mundo. Laura Robson y Heather Watson, de ellas estamos hablando, son siempre referencia asociada. Pero a la hora de enfrentar los micrófonos, caminan veredas opuestas. Watson, seria e impulsiva, suele contestar "en caliente". Robson, casi en otro plano, se toma todo con humor.

La temprana despedida de ambas en el torneo de Birmingham tuvo ese reflejo. Watson no pudo quedarse callada ante un fallo adverso en el segundo set ante Alla Kudryavtseva, con break point a favor. La rusa había impactado una bola larga y la local materializaba el quiebre, pero la umpire dio marcha atrás e hizo repetir el punto. "Fue un pésimo over-rule. Se necesita el ojo de halcón aquí. Ya hay otros eventos de este nivel alrededor del mundo que lo tienen...", protestó tras la derrota.

Robson, fiel a su estilo, desdramatizó la caída con Daniela Hantuchova y marcó la evolución en su servicio, uno de sus golpes más cuestionados: "No hay solución mágica, pero ya luce algo mejor. Esta vez tuve solo cuatro doble faltas, que para Federer no será algo bueno pero para mí es fenomenal. Creo que mi promedio era como 15 por partido...". Además, habló de la relación con su nuevo coach, Miles Maclagan. Siempre, claro, en sus términos: "El otro día no quiso venir a ver una película de terror... no nos estamos entendiendo. No, por ahora todo anduvo bien, pero llevamos muy poco tiempo. Aún no han ocurrido milagros".

Twitteando en un cambio de lado
No, no es literal: no pasó (aún). Pero fue el escenario que se le planteó a Tomas Berdych, flamante nueva incorporación al mundo de Twitter, fuente, hoy, de incontables cualidades que en otros tiempos concentraban los medios de comunicación. "¿Crees que deberían habilitar a los jugadores para que puedan twittear durante los partidos?", fue la extraña pregunta que le transmitieron al checo en Londres. "No", respondió, seco, el N°6 del ranking mundial.

Aunque luego contempló: "Bueno, sí sería divertido en exhibiciones, se me ocurre. No en las que son previas a los torneos, donde uno lo toma más como una preparación que como un show. Pero en las que se hacen a fin de año, por ejemplo, podría ser entretenido. Habría que ver". "Pero en los partidos no -completó-. Se perdería la esencia del juego".

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