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Italia y su Mr. Hyde

ROMA -- Otra vez más, como contra Japón, Italia jugó muy mal. Como el famoso personaje de la literatura inglesa, el Doctor Jekill que se transformaba en el horrible y asqueroso Mr. Hyde, esta nazionale tiene dos caras y pasa sin ningún tipo de explicación de ser un cuadro brillante a uno realmente terrible.

Esta vez, respecto al enfrentamiento anterior, mostró algo más de personalidad y fútbol, probablemente porque el desafío ante Brasil fue fuente de mayor inspiración respecto al que disputó ante el seleccionado nipónico.

Sin embargo, el primer tiempo de la azzurra fue simplemente penoso (ni un remate al arco y apenas un disparo afuera en los primeros 45 minutos) y en el complemento, cuando el juego ofensivo mejoró notablemente y por momentos los cisalpinos acorralaron a los verdeoro, paradójicamente fue cuando el equipo concedió nada menos que tres goles, a frente de dos anotados.

El arbitraje a lo largo de todo el encuentro fue casi peor que la performance de la Nazionale en la primera mitad, tanto que dos goles brasileros fueron irregulares, como veremos más adelante. Sin embargo, ni eso ni las ausencias de Barzgli, Pirlo y De Rossi y ni las tempraneras lesiones de Abate y Montolivo (traumáticas) pueden ser una coartada. Pueden serlo respecto al resultado final, quizás, pero no respecto a la horrible imagen del inicio del match.

En eso tendrá que trabajar Prandelli, así como en el tema del equilibrio, porque el equipo demostró sin dejar ningún tipo de duda que el único esquema con el que logra crear fútbol es el 4-3-1-2, pero cuando juega sufre demasiado atrás, tanto por problemas tácticos cuanto por insólitas desatenciones de los protagonistas en la retaguardia.

¿QUIÉN JUGÓ MEJOR?
Difícil decir quien jugó mejor. Brasil bajó con todo y en pocos minutos lo obligó a Buffón a refugiarse dos veces al córner, mientras que Italia no lograba marcar y, pero aún, perdía el balón con demasiada velocidad cada vez que intentaba salir, culpa de la imprecisión en las entregas.

De todas maneras, la azzurra se ordenó bastante rápidamente y así dejó de concederle chances de gol a los anfitriones de esta Confederation Cup; pero en eso también los verdeoro pusieron lo suyo, puesto que parecen jugar sin fantasía ni brillo pero sólo con solidez y continuidad, en la espera de que alguno de sus campeones (especialmente Neymar) invente algo.

A todo eso hay que considerar que el equipo de Scolari, respetando su rol de equipo con la mejor defensa del mundo (nadie puede permitirse una línea trasera con Dani Alves, Thiago Silva, David Luis o Dante y Marcelo, todos jugadores de nivel absoluto), pegó duro y constantemente desde el inicio hasta el final y la cuenta de las amarillas no coincidió con la política ruda utilizada por el local, así como no nos encaja que no haya habido ningún expulsado.

En ese contexto, en definitiva, el primer tiempo fue muy trabado y algo aburrido. Brasil mantuvo el control y la iniciativa, pero creó poco. Italia, por su parte, mostró ¡algo de carácter y espíritu de sacrificio pero solamente eso. De juego ni la sombra. Culpa de muchos factores pero el clave parece ser el mental. En ese marco, las salidas de Montolivo y Abate entre el 26º y el 30º claramente no ayudaron, porque le quitaron seguridad al cuadro.

El gol del 1-0 llegó justo sobre la hora, en los últimos segundos de la primera etapa, por encima viciado por la clara posición adelantada de Dante, quien en el desarrollo de una jugada de pelota parada estaba más allá de la línea defensiva italiana al momento que Fred cabeceó al arco, obligándolo a Buffón a conceder el rebote que se transformó en asistencia para el central del Bayern.

Honestamente el resultado era justo: no que Brasil mereciera estar en ventaja, pero seguramente la azzurra merecía estar abajo en el marcador, por la increíble cantidad de yerros cometidos y la total falta de juego de equipo.

En el complemento Prandelli optó por pasar al 4-3-1-2, esquema de juego con el que el cuadro se encuentra mucho más cómodo, encontrando automatismos que con los otros planteos probados recientemente (4-3-3, 4-3-2-1 y 4-2-3-1) no logra absolutamente encontrar. En realidad ante México la nazionale estuvo bárbaro jugando con dos enganches, pero la impresión es que lo haya logrado por el ritmo bajo que le concedió su rival; de todas maneras, las chances de gol carecieron también en ese encuentro, especialmente cuando los verdes se arreglaron.

Con el nuevo esquema y, probablemente, tras más de un grito de rabia de D.T. en los vestuarios, el conjunto azul regresó transformado y bajó a la cancha con la intención de jugar bien y salir a ganar. En parte lo logró, empatando pronto y dominando el encuentro por momentos. Ejemplar el 1-1, obtenido con un derechazo de Giaccherini (impresionante la asistencia de Balotelli, en "escorpión") quien demuestra que a menudo el trabajo paga más que el talento.

Sin embargo, lo bueno producido en esa porción de encuentro terminó por ser vano por algunos yerros atrás y otro "regalito" del referí. Primero llegó lo del árbitro, quien concedió un tiro libre al límite por una supuesta falta de Maggio a Neymar que, en realidad, fue una vergonzosa simulación del neo delantero blaugrana que debía costarle la segunda amarilla y, por ende, la expulsión.

En cambio el mismo delantero ejecutó con un disparo muy fuerte el tiro libre y Buffón, algo sorprendido en la ocasión, se dejó madrugar en su palo. Un yerro difícil de ver en un jugador de su nivel.

Más tarde falló Chiellini: el juventino le concedió demasiado espacio a Fred, luego lo marcó horrible y al final terminó por concederle el mano a mano al brasilero, quien definió sin dejarle chances al "número uno" azzurro.

El match parecía cerrado, en cambio esta Italia demostró que entre muchísimos defectos tiene como nota positiva un carácter de hierro y un corazón de león. Así el seleccionado cisalpino salió al ataque y acorraló a Brasil, encontrando el segundo en el desarrollo de un córner (otro error del pésimo referí, quien había cobrado penal antes de que Chiellini anotara, pero luego indicó el medio y concedió el tanto). Por esa misma vía rozó el empate, pero un frentazo de Maggio no pudo más que partir el travesaño, que está aún temblando.

La azzurra parecía poder empatar, en cambio llegó el cuarto brasilero, el octavo gol recibido por parte de la nazionale en apenas tres encuentros. Algo que nos lleva al próximo parágrafo, es decir el del futuro.

RUMBO PERDIDO
Si algo nos enseñó esta Confederation es que, pro el momento, el equipo perdió el rumbo. No es más ese equipo sólido, elegante y eficaz de la Eurocopa. Se pueden hacer muchos análisis, pero los números nos dicen que el problema está atrás.

La impresión es que Prandelli esté buscando y probando esquemas diferentes al 4-3-1-2, justamente porque su cuadro perdió equilibrio y él no sabe como encontrarle la vuelta de rosca al problema. Quizás pro eso la decisión de jugar con Marchisio enganche, si bien por ahora el experimento falló (y sigue fallando) porque el jugador no rinde en esa posición mientras que se mueve bien cuando regresa cerca del círculo central.

En suma hay un gran problema atrás. Es una lástima, porque el potencial del equipo parece ser superior al de los años anteriores, porque Balotelli maduró mucho y el equipo, cuando juega, lo hace que es una belleza. Pero la cabeza está fallando y los muchachos no se sienten tranquilos, de manera que la mayor parte de las veces cometen errores y no respetan su potencial.

Ahora sin lugar a dudas la semifinal será ante España. Si Italia jugará con la atención mostrada ante México y el ritmo y las buenas ideas lucidas en el segundo tiempo contra Brasil tiene posibilidades de jugársela. El problema será entender si y cómo la azzurra logrará sacar de la galera esa performance casi perfecta para ganarle a una Roja que pasa por el que quizás es en absoluto su mejor momento en toda su historia.

Realmente nos toca admitir que los españoles serán los favoritos y que Buffón y compañeros deberán jugar mucho mejor respecto a lo mostrado hasta ahora solamente para lograr evitar una goleada.

Nosotros le tenemos fe, como siempre, especialmente porque en la historia Italia siempre reaccionó muy bien a los momentos de mayor dificultad. Pero Prandelli deberá encontrar la "fórmula mágica", la "poción" justa para que su equipo no se transforme más en su versión Mr Hyde y ante España baje con su personalidad y su cara más brillantes. Será un infierno y el temor de protagonizar otro papelón como el de menos de un año atrás (el primero de julio cuando la Nazionale perdió 4-0 contra el seleccionado de Del Bosque) es grande, pero si juega como sabe Italia puede pasar el turno y soñar con la Copa.