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El escándalo Rattín-Inglaterra

LONDRES -- "Después de que me expulsaron, me senté en la alfombra roja que le pusieron a la Reina. Iba a los vestuarios y me empezaron a tirar chocolatines. Cuando estaba por llegar al banderín del córner agarré una bandera inglesa que flameaba en el palito. La retorcí toda y la mostré. Entonces, en vez de chocolatines me tiraron latas de cerveza". Antonio Rattín cuenta en primera persona el hecho que significó el escándalo más grande de la Copa del Mundo 1966.

Argentina e Inglaterra se enfrentaron en el mítico estadio de Wembley, por los cuartos de final del campeonato. Ambos llegaron invictos y, aunque los locales eran favoritos, la Albiceleste había formado el mejor plantel mundialista desde la primera Copa. El partido transcurrió con normalidad hasta los 35 minutos de juego, cuando el árbitro alemán Rudolf Kreitlein expulsó al capitán argentino.

"Inglaterra nos tenía mal, apretados contra el arco de Roma. Había que enfriarlos. Me acerqué al árbitro y le pedí un intérprete, pero no quería saber nada con la demora. Tanto insistí que terminé por echarme. Después, perdimos 1-0. Si no me agarran, al final del partido lo mato. Menos mal, porque no iba a jugar más al fúbol", explicó el futbolista.

Los hinchas ingleses repudiaron la actitud de los jugadores argentinos al grito de "Animals, animals, animals" y el entrenador local Alf Ramsey también se manifestó en ese tono: "No intercambiamos nuestras camisetas con animales", dijo después de la victoria de su Selección. Estas declaraciones no pasaron desapercibidas y provocaron la reacción de los dirigentes sudamericanos.

Horas después del juego, en el Hotel Royal Garden una reunión entre los miembros del Comité Ejecutivo de la Confederación Sudamericana de Fútbol, presentes en Londres, y varios miembros del Comité Directivo de la FIFA, presididos por Sir Stanley Rous, líder del máximo organismo futbolístico mundial.

Dicha reunión fue organizada para discutir los acuerdos del Comité Disciplinario de la FIFA, contra Argentina y del malestar existente por las declaraciones de Alf Ramsey, entrenador de Inglaterra contra los futbolistas argentinos.

La reunión se celebró en la «suite» número 37 del citado hotel, la misma en que llevaron adelante su asamblea los confederados sudamericanos hace días, para examinar también aquellos puntos de debate, que tan profundo disgusto han causado en la mayoría de la opinión futbolística mundial.

El debate comenzó a las diez y medía y terminó dos horas después. Desde la antesala de la «suite» se escuchaba un murmullo de voces. Nada de estridencias, ni discusiones. Planteamiento por parte sudamericana de sus reclamaciones a sir Stanley Rous y sus acompañantes, y aquiescencia de éstos al pliego de condiciones presentado por los confederados.

A las doce y media, el secretario de la confederación, don Augusto Salinas, informó de los términos en que se ha desarrollado la reunión y de sus resultados. "La confederación está muy satisfecha del resultado de esta reunión,que ha discurrido en términos de cordialidad. Una reunión constructiva", afirmó.

Además, agregó: "El Comité Ejecutivo de la confederación ha planteado al señor Rous y sus acompañantes el disgusto causado por el acuerdo número cinco del Comité Disciplinario de la FIFA, en el que se exigía a Argentina garantías de buen comportamiento de sus jugadores y directivos, para que puedan participar en el mundial de México".

En tanto, el directivo sudamericano confirmó que le plantearon al señor Rous la "tesis" de que el Comité disciplinario se excedió y actúo fuera de lo reglamentario en la firma del acuerdo contra Argentina. La respuesta del presidente de la FIFA fue que en la próxima reunión del máximo organismo se revisará dicho acuerdo.

También confirmó que la FIFA le pedirá una rectificación al entrenador inglés Alf Ramsey por sus palabras en las que calificaba de "Animales" a los jugadores argentinos.