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¿Habrá sorpresa en el Open?

GULLANE -- Algunos de los mejores golfistas que nunca han ganado uno de los torneos grandes tienen ahora una oportunidad inmejorable.

Colin Montgomerie solía decir que era cada vez más difícil ganar uno de ellos porque cada año parecía que Tiger Woods se llevaba dos, un tercero era invariablemente para Ernie Els, Phil Mickelson o Vijay Singh, y quedaba uno solo para todos los demás.

Pero esos días, al menos por el momento, han quedado atrás.

En el último lustro, 18 jugadores han ganado los 20 grandes torneos y ninguno de ellos fue Woods. ¿El ganador? Podría ser cualquiera. Darren Clarke ganó en su quincuagésimo cuarto intento. Keegan Bradley se impuso en el primero. Rory McIlroy ganó a los 22 años y Els a los 42.

La próxima oportunidad será el Abierto Británico número 142, que retorna la semana próxima a Muirfield, Escocia, por decimosexta vez a partir de 1892.

Se considera que Muirfield es la cancha menos complicada de todas las que participan en la rotación. El trayecto consiste en dos giros completos en direcciones opuestas, de modo que los golfistas enfrentan el viento en toda dirección al final de cada jornada. Muirfield es probablemente más previsible que las demás.

Lo que no resulta tan previsible en estos días es hallar a un golfista que esté en la cumbre.

Ordinariamente la búsqueda debería comenzar con Woods, y con buenos motivos. El golfista número uno del mundo es favorito en las apuestas, y bien merecido lo tiene: ha ganado cuatro torneos este año, y durante un período de dos meses en la primavera ganó tres de los cuatro en que participó, además de empatar por el cuarto puesto en el Masters.

Pero Woods plantea una incógnita. Él ofreció pocos detalles en el US Open sobre una lesión en el codo izquierdo que le molestaba desde hacía un mes. Woods no juega desde que empató el puesto 32 en el Abierto de Estados Unidos y no puede garantizar que estará en su mejor estado cuando llegue a Muirfield.

"Me gustaría estar ciento por ciento, pero no sé", dijo este mes. "Depende de cómo cicatrice el organismo. Veremos cómo sale".

McIlroy es uno de dos jugadores que ha ganado múltiples torneos grandes en los últimos cinco años --el otro es Padraig Harrington, con dos seguidos en el 2008--, pero luego de sacar considerable ventaja en el tope del escalafón mundial a fines del 2012, sólo ha tenido una oportunidad de ganar en el Abierto de Texas.

Después de no clasificarse para el fin de semana en el Abierto Irlandés, dijo que se sentía "perdido".

Graeme McDowell tiene tres triunfos y solo está detrás de Woods este año en el número de torneos ganados. Pero no está seguro de qué puede esperar en Escocia. En sus últimos ocho certámenes, McDowell ha ganado tres veces y no se ha clasificado en otros cinco. Con tantos altibajos, sencillamente no se puede pronosticar cómo llegará.

Si hay alguna tendencia en los grandes torneos de este año es el surgimiento de jugadores de calidad cuya carrera se vio reforzada por ganar un torneo del Grand Slam.

La mayoría de los golfistas se habrían sentido devastados al desperdiciar una ventaja de cuatro golpes con cuatro golpes por jugar como le ocurrió a Adam Scott el año pasado en el Abierto Británico en Royal Lytham & St. Annes. Scott observó más tarde que había jugado el mejor golf durante 68 hoyos y que por eso comprendía que podría volver a hacerlo.

Y eso es precisamente lo que hizo, al ganar el masters en un playoff para poner fin a más de medio siglo de decepciones australianas en el Augusta National.

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