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El peso de Canelo y las dudas

A un mes de enfrentar a Floyd Mayweather, el peso oficial de Canelo supera en más de 14 libras el límite. Su equipo dice que eso está bien, que el entrenamiento en las montañas se cumple dentro del plan previsto y que llegarán en las 152 pactadas al momento de pasar por la báscula. Yo no dudo que Alvarez cumplirá con el peso, mi única duda pasa por saber a qué costo lo conseguirá. ¿Acaso, los resultados de esa preparación en Big Bear, serán el peor enemigo del mexicano?

El drama del peso en el caso de Canelo suele enviar malas señales. A quince días de su última pelea contra Austin Trout, todavía entrenaba utilizando ropa para deshidratación, aunque luego cumplió con la báscula sin problemas. En el pasado, el mexicano ha pasado sofocones por la misma causa. Ante Michel Rosales debieron pactar por encima del peso oficial de los welter, contra Lanardo Tyner, llegó con 200 gramos de más y ante Matthew Hatton tampoco dio el peso pactado, que para esa batalla era de 150 libras.

Mi tarea en la cobertura a la batalla más esperada del 2013, es analizar los componentes previos, las potencialidades y debilidades de cada uno, para ofrecer las opciones por las cuales se puede esperar la victoria de uno o la derrota de otro. Sin embargo, toda la ficción previa jamás será realidad si lo que determina el destino de la batalla nace de las diferencias naturales o las injusticias del contrato. En ese caso estaremos ante la "crónica anunciada de una derrota esperada"

Intentaré explicarlo. El 14 de septiembre, por paradoja, dos rivales altamente cotizados pelearán por el cinturón de las 154 libras sin pertenecer ninguno de ellos a esa división. Floyd Mayweather, a un mes de la batalla, mal consigue superar las 150 libras: él no es un súper welter. Saúl Canelo Alvarez, por su parte, anda trepado por las 168 libras. Obviamente, él tampoco es un súper welter.

¿A quién favorece esta situación? Nadie lo duda; beneficia al que no hará sacrificios ni renuncias para llegar a la báscula el día anterior a la pelea. Más allá de esa situación, uno debe olvidar todas las previsiones, los vaticinios o las adivinanzas. Más bien habrá que apostar todos los boletos al trabajo que en este momento dirigen José Reynoso y Edison Reynoso (padre e hijo) en las montañas de Big Bear. Si tienen razón, Canelo llegara al 13 de septiembre pesando 152 libras y subirá al cuadrilátero el día siguiente rondando las 160, fuerte y con toda la potencia en sus brazos. O sea, deberemos confiar más en su equipo que en el propio boxeador, que está siendo sometido a algo parecido a un experimento físico y nutricional.

Yo les otorgo, por lo pronto, el beneficio de la duda. Quizás estén haciendo lo correcto, sin embargo no hace mucho tiempo atrás, cuando solo se especulaba con una posible pelea entre Floyd y Canelo, Edy Reynoso director de Canelo Promotions confirmó a ESPN que Canelo no bajaría de peso para pelear con Mayweather. "Estamos peleando en 154 y en ese peso vamos a enfrentarnos al que sea, incluso al diablo, tenemos un peleador de 22 años, Campeón Mundial Unificado, no llevamos ninguna prisa, ni tampoco tenemos que cumplirle caprichos a nadie. Si quieren pelear, que suban a 154 o bajen a 154″, dijo ese día. Después, en las negociaciones, aceptó las 152 libras.

Por una razón de simple sentido común, debo sostener mis dudas basadas en esas declaraciones. ¿Por cuál razón antes no aceptaba pelear por debajo de 154 libras? ¿Físicamente era una apuesta demasiado riesgosa someter a Canelo a ese sacrificio o recordaba la lamentable experiencia de Oscar de la Hoya cuando enfrentó a Manny Pacquiao?

De la Hoya, de 35 años, tuvo mejor estatura (1,78 m contra 1,68), y también mejor alcance (1,85 contra 1,70), pero debió rebajar casi seis kilogramos (13 libras) para marcar el peso welter. El Golden Boy luego de la batalla dijo que se sentía vacío y sin fuerzas. También dijo que la velocidad de piernas y el movimiento de Pacquiao no le permitieron conectarle en ningún momento. En las conclusiones de esa lucha Pacquiao subió dos categorías y mantuvo intacta su velocidad y potencia en el golpeo. De la Hoya se fue apagando, a medida que transcurrían los asaltos, perdió consistencia, seguridad y recibió golpes de todos los colores hasta que en el noveno asalto, su entrenador, Ignacio Beristaín, no le permitió seguir.

Si comparamos las dos peleas, la diferencia de estatura no existe y por el contrario el alcance favorece a Floyd (1.83 contra 1.79), sin embargo hay dos rubros idénticos. La velocidad es del más liviano (Mayweather), el que no se sacrificará para dar el peso. En el otro estamento, el peso, a un mes de la pelea Canelo deberá bajar 14.8 libras para cumplir con la balanza, o sea, tiene que perder más tonelaje del que tuvo que quitarse De la Hoya contra Pacquiao. Y así le fue.

Ejemplos parecidos al señalado abundan, pero entiendo que el de De la Hoya es emblemático: hoy es el ex campeón que conduce la carrera de Canelo y además, ya enfrentó y perdió contra Mayweather.

Entiendo que en condiciones normales, las posibilidades de ganar para Saúl Alvarez son bastante altas. Es un campeón joven, entusiasta, con buena pegada, que ha demostrado ser aplicado y que pelea a pelea se va superando en sus condiciones técnicas. A su frente tiene a un monarca 13 años mayor, en la recta final de su carrera y que en su pelea contra Miguel A. Cotto, mostró que su defensa puede ser vulnerada. Sin embargo, no podemos negar que pese a todo es más, mucho más, rápido que el mexicano y lo supera ampliamente en calidad técnica. Si a esos factores sumamos un teórico fiasco en la preparación de Canelo, nadie debe dudar quien gana el 14 de septiembre.

Por esa razón mantengo mis dudas y dejó clara una gran certeza: todo lo de bueno que pueda ocurrir con Saúl Alvarez dependerá del experimento que los Reynoso dirigen en las montañas de Big Bear. Entonces, ojalá no tengan que arrepentirse de haber cambiado de opinión y aceptado las 152 libras.