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¿Puede ser mejor este año?

Una de las peleas más esperadas es la de Canelo Álvarez y Floyd Mayweather Getty Images

Vamos, seamos honestos el uno con el otro acerca del boxeo en el 2013:

Como un partido sin hits en siete entradas, este año no debe ser celebrado desde muy temprano. No se puede ser muy cuidadoso en evitar echar mal de ojo sobre cualquier cosa referente a este cruel e impredecible deporte. Pero... este año ha sido de locura. Asombroso. Cautivante. Chispeante. Y parece que todo va mejorando semana a semana.

Desde las carteleras exitosas hasta los espectáculos de bajo perfil protagonizando prospectos y leyendas, no es que ha habido rutinariamente algo de qué hablar frente al proverbial dispensador de agua. Las conversaciones han sido inclusive positivas.

Incluso ahora, en medio de la guerra fría promocional que personalmente aborrezco y que nunca aceptaré como un simple "Bueno, así es que funcionan las cosas", estamos consiguiendo las peleas que queremos -- y están cumpliendo con nuestras expectativas.

La fanaticada ha sido capaz de disfrutar al menos cinco combates legítimos candidatos a pelea del año (y eso fue antes del pleito del sábado de Darren Barker-Daniel Geale), incluyendo al menos dos- Timothy Bradley Jr.-Ruslan Provodnikov y Mike Alvarado-Brandon Ríos II- que produjeron el drama suficiente y la destreza salvaje para ser consideradas a la par con lo mejor de este siglo.

Pero va más allá de eso. También hemos visto campañas de revelación por parte de emocionantes y mercadeables boxeadores de acción como Gennady Golovkin, Lucas Matthysse, Adonis Stevenson y Sergey Kovalev. Hemos visto el desarrollo de jóvenes estrellas que parecen estar más que preparadas para ser catalogadas como "lo próximo". (Te estoy mirando a ti, Abner Mares, Adrien Broner y Mikey García.) Y hemos visto más que el típico número de peleas de por debajo del radar (piensen en Omar Figueroa-Nihito Arakawa y Sakio Bika-Marco Antonio Peribán) producir inesperados fuegos artificiales.

Lo que suma todo esto, especialmente con los cinco meses restantes ya programados al tope, con posibles candidatas a la pelea del año y emparejamientos de renombre desbordándose del itinerario, es el doble.

Primero que nada, y probablemente lo más importante, el deporte está relativamente saludable otra vez. Adelante, que caigan los argumentos en contra de este comentario. Y no olviden de mencionar la falta de un cuerpo gobernante central, demasiados títulos, protocolos para las pruebas de dopaje muy lejos de lo ideal y, por supuesto, toda esa riña promocional. Pero considerándolo todo, el boxeo parece estar en la dirección correcta después de una década de muchos altibajos.

Y claramente ha sido una dura trayectoria para el deporte desde el 2004, cuando un claro y distintivo cambio de guardia comenzó a operar. Hubo un repentino desmoronamiento en la división de peso completo, con el retiro de Lennox Lewis y Vitali Klitschko, para no mencionar el caída de dos derrotas por nocaut en un lapso de 17 meses para el actual campeón Wladimir Klitschko. También tuvieron un grupo de boxeadores que se convirtieron en la cara del deporte en estos siete u ocho años previos- Oscar De La Hoya, Roy Jones Jr., Shane Mosley, Félix Trinidad- que se enfrentaron con obstáculos en forma de derrotas y el impacto de la edad comenzó a mermar su estatus de élite.

Sin embargo, cada valle eventualmente lleva a otra montaña, y el boxeo rebotó de manera grande con un año magnífico en el 2007. De hecho, fue el último gran año del deporte.

Tuvieron el sostén del combate más exitoso económicamente en la historia entre Mayweather y De La Hoya. Hubo combate de mercado grande entre boxeadores invictos como Mayweather-Ricky Hatton, Kelly Pavlik-Jermain Taylor I y Joe Calzaghe-Mikkel Kessler. También tuvimos una corrida memorable de combates de acción: Miguel Cotto-Mosley, Paul Williams-Antonio Margarito, Cotto-Zab Judah, Juan Manuel Márquez-Marco Antonio Barrera y las primeras dos guerras entre Rafael Márquez-Israel Vázquez. (Y no olvidemos el final del "Contender" Sakio Bika-Jaidon Codrington y las dos peleas de Michael Katsidis contra Graham Earl y Czar Amonsot.)

En serio, hagan inventario de los pasados 10 años más o menos en el boxeo y simplemente no van a encontrar un año más memorable y lleno de acción que el 2007... hasta ahora. Y eso me lleva a mi segundo punto.

La ola de entusiasmo rodeando el deporte en el 2013 ha sido virtualmente un tren de escape. Por primera vez en muchos años, el tradicional grupo de fanáticos y expertos cínicos del boxeo han crecido esperando que las cosas se den a su manera. Esta es una gran diferencia respecto a un año atrás, cuando un frenesí de lesiones y suspensiones por uso de drogas limpió casi por completo un verano de peleas entretenidas.

¿Cuál fue la gota que colmó la copa? Irónicamente, fue la fecha que se supone que fuese representativa de un tipo de avaricia que continuamente ha plagado el deporte en años recientes. Con ambos HBO y Showtime trasmitiendo exitosas carteleras el 15 de septiembre- contrapusieron al pague por ver de Sergio Martínez-Julio César Chávez Jr. contra un espectáculo por cable de Canelo Álvarez- la noche que se esperaba que obscureciera más aún el ojo morado del deporte de alguna manera tuvo el efecto opuesto.

En vez, los boxeadores en ambas carteleras se dejaron mutuamente un ojo morado. El moméntum de la velada se convirtió en unos memorables tres meses para finalizar el año, destacados por Márquez-Manny Pacquiao IV, y no se ha detenido el flujo aún.

El hecho de que el combate más grande del 2013 hasta ahora -- la victoria de Mayweather sobre Robert Guerrero el 4 de mayo -- tuvo una pobre promoción, ventas mediocres y un poco emocionante resultado dentro del ring, y que aun así no mató la vibra, es evidencia de que este año será uno para no olvidar.

Piensen en esto por un segundo: en los próximos meses, esperamos, nos traerán una continua emoción por parte de Danny García-Lucas Matthysse, Bradley-Márquez, Alvarado-Provodnikov and Pacquiao-Ríos. Pero, ¿qué hay de Mayweather-Canelo? ¿Qué pasa si esta pelea -- la que mucho expertos insisten como unilateral, con un resultado casi predecible- termine produciendo el tipo de acción, drama y emoción a la par con lo que hemos visto a lo largo de la mayor parte del 2013? ¿Qué sucederá después?

Es algo un poco loco de pensar, claro está. Pero para un deporte que es regularmente catalogado como condenado a producir un año tan sublimemente divertido para formar parte de, no voy a apostarle en contra.

Tengo que admitir, es un poco raro entrar a una temporada de grandes combates y realmente esperar que cumplan con las expectativas. No pierdan la fe- así es como se supone que se dé. Saboreémoslo mientras podamos.